Comercios del Viejo Pamplona: Café Roch (1898)

ACTUALIZADA. El 30 de enero de 2022 el Café Roch cerraba temporalmente sus puertas, como consecuencia de una sentencia que desahuciaba por iniciativa de parte de la propiedad, los herederos de Eduardo Valle, tras un largo proceso, a los inquilinos hosteleros que lo regentaban por un defecto de forma en el contrato de arrendamiento. Al mismo tiempo la cooperativa de trabajadores que había llevado el local los últimos 20 meses anunciaba su intención de trasladar el Café, nombre incluido, al edificio de enfrente, al local donde estuvo durante muchos años años la fábrica y tienda de Las 3 ZZZ, en el número 7 de la calle Comedias. En los sanfermines de 2022, los herederos de Eduardo Valle abrían temporalmente el Café Roch. Posteriormente el TAN resolvía que la licencia de actividad era del establecimiento y no de los inquilinos por lo que finalmente en julio de 2023 los hermanos Valle Andrés volvieron a abrir esta vez con carácter definitivo el establecimiento, tras 18 meses de cierre. Y abrieron recuperando también su carta tradicional de pinchos: pimiento, jamón, mejillón, gamba, boletus, roquefort y anchoa.  Sin embargo el pasado mes de septiembre se conocía que el Contencioso Administrativo había dictaminado que la licencia pertenecía al inquilino hostelero Víctor Armiño y no a los propietarios quienes han anunciado un nuevo recurso contra esta sentencia que les deja sin licencia.

El Café Roch ha sido siempre uno de los establecimientos más emblemáticos de la Vieja Iruña, un café con la apariencia y ambiente de esos cafés decimonónicos, lugar de reuniones y de tertulias, vinculado en los últimos cuarenta años a la gente bohemia, estudiantes y artistas. El Café fue inaugurado el 11 de junio de 1898 por Eugenio Roch Duquet, un catalán de Tortosa que al parecer había sido cornetín en la tercera guerra carlista y que había recalado por estos lares. En Navarra contrajo matrimonio con Josefa, del caserío Ubiría de Lesaka. Con Josefa tuvo siete hijos, con tres de los cuales emigraría a México en el año 1929. Al frente del negocio se quedaron el resto de sus hijos:  Pascuala, Dominica, Pablo y Gabino. La fachada del edificio, en su actual apariencia, es anterior a la apertura  del local.  Data de 1891, cuando Román Arcaya, en nombre y representación de la propietaria del número 6 de la calle Comedias, modificaba los vanos de la fachada de la planta baja. El local contiene ciertos elementos de clara inspiración «art deco» especialmente en algunos detalles de su interior, hoy desaparecidos como consecuencia del  contencioso surgido entre la propiedad del local y los inquilinos que se llevaron gran parte del mobiliario al nuevo local que pretendían abrir casi enfrente, en el antiguo local de las 3 ZZZ. Especialmente reseñable en este sentido es el cuadro vidriera de Javier del Rio encargado por los nuevos arrendatarios en 1985 y que lucía en el local desde 1987, ampliamente fotografiado por clientes y visitantes. El mismo Javier del Rio definió el cuadro de las tres Gracias como “una composición de figuras vestidas de época con la fachada como fondo”.

Inicialmente era solamente un Café, donde se servía café y ron y en el que no se daban comidas ni platos sueltos.  A él acudían artesanos y pequeños propietarios de la zona. Eugenio antes de abrir el Café Roch había adquirido experiencia trabajando en el Hotel La Perla, de la plaza del Castillo, y en el antiguo Café Noáin, que estaba situado en el número 14 del entonces Paseo de Valencia, actual Paseo de Sarasate. A principios de 1922, Eugenio se hizo con la propiedad de todo el edificio. Hasta mediados de los años 50, en que quedó reducido a su forma actual, el Café contaba con un sótano donde estaba la bodega, la planta baja y dos pisos superiores que albergaban la cocina, un salón de juego y una sala de reuniones para mujeres. En esta época se puso una cafetera y se levantó la barra americana.

En 1960 fallecía uno de los hermanos, Gabino Roch. En 1964, Pablo había estado a punto de cerrar el local pues el café no era muy rentable. A mediados de los 70 introdujo los conocidos fritos de pimiento, jamón y anchoa, -el de roquefort lo incorporaría Víctor Armiño a partir de mayo de 1990- y en los años posteriores fue añadiendo muchos más pinchos. En 1984, en el transcurso de seis meses, morían el resto de hermanos Roch que se habían quedado en España, Pascuala, Pablo y Dominica. A la muerte de estos, sus herederos, concretamente la viuda de Gabino y el hijo de Pascuala, Eduardo Valle vendieron el negocio con su mobiliario, enseres y nombre comercial, por 6 millones de pesetas, a unos clientes, Víctor, Daniel y Mari Carmen, de los cuales sólo quedó al poco tiempo, desde 1990, uno de ellos, Víctor Armiño. Además en el mismo acto les alquilaron el local. Los nuevos propietarios se hicieron cargo del establecimiento realizando algunas pequeñas mejoras pero respetando el particular estilo del local que le había caracterizado desde su inicio.  El local contaba con mobiliario procedente del desaparecido Café Lardeli, situado en el edificio del Crédito Navarro.  Entre el mobiliario destacaban las mesas de mármol, con sus patas de hierro colado, algunos estantes, la barra de mármol rosa del Baztán o su estufa de carbón y leña.

Fotos por orden de aparición: Nº 1: Café Roch. Foto José Galle Gallego. Años 50. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 2: Café Roch. 1944. Archivo Victor Lúcia.   Foto Nº 4. Interior de Café Roch a finales de los años 90 del pasado siglo.  Catálogo Municipal 2002  Foto nº 5:  Calendario de mano Café Roch 2000.  Interior del Café Roch. Blas Campos. Nº 7: Café Roch. octubre 2016. Javier Muru.

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