Comercios del Viejo Pamplona: La calle Mayor (1905-1955). Segunda parte


Tras el colegio de Teresianas había en 1905 varios negocios: una tienda de cereales al por menor y de abonos, fábrica de harina y panadería, de Agustina Sarasibar primero y José Ilundain, después, así como otros negocios diferentes como la zapatería de Jacinto Erroz o la tienda de arreglos de relojes de Joaquín Erviti que más adelante en el tiempo, en los años 40-50 montaría una relojería en el nº 61 de la calle, donde estaba la mencionada tienda de chucherías Ludiloj. Posteriormente hallábamos la botería de Fructuoso Pérez y la juguetería, mercería y paquetería de Rogelio Lara, el pelotero Modesto Sainz, la cooperativa militar que era el típico ultramarinos pero orientado especifícamente a este sector profesional tan abundante entonces en la ciudad, la carpintería de José Lizarraga, la alpargatería de Pascual Ostiz, la zapatería de Ruperto Andueza, la carnicería de Vicente Redin, el broncista Santos Garde, -que estuvo al menos desde los años 20 y hasta los años 50 en el lugar, si bien en el nº 85, en vez de en el 105, la cestería de Jose Nespereira (en los años 50 en el nº 77), la fontanería de José María Garde, la tienda de frutas y verduras de Sebastian Subiza que permanecería en el lugar durante más de cuarenta años, etc.
Es patente, todavía, la existencia, en este tramo final de la calle, de un buen numero de tiendas pequeñas y extremadamente estrechas tal y como debieron ser las tiendas instaladas en esta zona a lo largo de la primera mitad del siglo XX. En los años 50, en el nº 73, donde hoy esta Samoa Outlet y anteriormente Grabonorte, estuvo la mercería de las hermanas Fernández y Pescados Caridad y a continuación la carnicería de Félix Senosiain. Y donde estuvo la pajarería Arga y hoy Yoigo la carnicería Garralda y la zapatería de Saturnino Bañales. Sigamos: Posteriormente, ya casi finalizando la calle, estaba la taberna de Candido Francia, que en los años 30 se convierte en una casa de comidas de mano de sus herederos y la alpargatería de Julian Eguaras; en los años 50 donde hoy está la administración de lotería, José Luis Etayo tenía una tienda de género de punto con máquina para coger puntos a las medias y terminando la calle aparecía la tienda de tocinos y embutidos de Aniceto Beloso, que en los años 20 se convertiría en una tienda de ultramarinos, inicialmente a primeros de siglo también vendía cereales y aceite al por mayor. En los años 30 el negocio pasaría a su hijo Luis. En la foto que encabeza la entrada de Julio Cia, datada en 1933, podemos contemplar una bonita estampa del cruce entre las calles Mayor y San Francisco, con el comercio de Beloso en primera línea. Muchos años después y durante mucho tiempo en esa misma esquina estuvo la cafetería Delicias. La foto postal de la izquierda, algo más antigua, nos muestra esa misma zona, pero tomada a pie de calle, con unas “paisanas” mirando claramente hacia el objetivo del profesional de la fotografía.



Seguidamente entre los números 78 y 82 estaba la panadería de Lazaro Taberna, aproximadamente donde hoy está el almacén de Almacenes Bidasoa, situado justo enfrente de ésta. Fue en el año 1905 cuando adquirió esos tres locales y los acondicionó como obrador y despacho de atención al público. Por aquel entonces no sólo se dedicaba a la fabricación y venta de pan sino también a la producción de dulces, chocolates e incluso embutidos. Se anunciaba como Ultramarinos y Panadería. Lazaro Taberna, cuya imagen corporativa (que vemos en el siguiente párrafo) es antigua y muy conocida (un panadero con sus barras de pan debajo del brazo) había comenzado unos años antes, en 1897 cuando adquirió en traspaso una panadería de la calle Nueva. En 1946 fallecía Lázaro pasando la dirección de la empresa a sus hijos y produciéndose su progresiva expansión a diferentes barrios de la capital. En el siguiente párrafo se puede ver igualmente la imagen de un motocarro de reparto de Taberna de los años 50-60. A continuación de Taberna hallábamos la imprenta de Ramón Bengaray. Anteriormente Ramón la había bierto en el nº 82 de la calle Nueva pero en 1928 la trasladó al 86 de esta calle. Como la mayoría de las imprentas también encuadernaba y vendía objetos de escritorio. Significado hombre de izquierdas y vinculado a la causa republicana, fue asesinado al poco de comenzar la guerra, en agosto de 1936. Tras la guerra se instalaría, allí, Gráficas Iruña que en los últimos años del pasado siglo conocimos solo como tienda de papelería y material de oficina, Grafos. Junto a la citada imprenta José Unanua vendía en los años 50, como ya he señalado, objetos de escritorio y artículos de librería.
Posteriormente estaba la carbonería de Genaro Iraizoz, que además era herrador, negocio que continuaría posteriormente con herrería y cerrajería, en los años 50, Juan Blanco, una de las dos alpargaterías de Pascual Ostiz, -la otra estaba en el nº 99 de la calle-, la tienda de tejidos Perez y Ederra, regentada, en los años 50, por Anastasio Zalba (allí estuvo, hace unos años, la tienda de ropa Muskaria y hoy el centro de actividades infantiles Hegan and Dream); el ebanista y tapicero Gabino Lezaun que luego ocuparía la mercería de las Hermanas Erviti y en los años 50 Maria Vidaurreta (nosotros lo conocimos como tienda de ropa de niños Andia), el colegio de los Hermanos Huarte, la tienda de coloniales, jamones y embutidos, Hijos de Urriza, (Josefa Urriza lo llevaría durante bastantes años),(luego sería Muebles Lacunza y hoy la tienda de instrumentos musicales Haizea), la mercería de Cristina Hernando que en los años 50 regentaba Jose María Duran Mestre, conocida como Mercería Duran y que hoy ocupa un “chino”, la droguería de sucesores de Martinez, donde luego estaría durante muchos años la Farmacia Martinez y hoy la Farmacia Planas, la barbería de Fermín Esain, etc. En esta zona hubo un poco de todo: tienda de venta de costales y jergas, carbonería y en los años 30 una tienda de coloniales con especial atención a las frutas y verduras, regentada por la familia Erro, primero por Nicolás y luego por Vicente, una floristería de Vicente Huici que tenía los viveros en la Rochapea. En los años 50, donde luego estaría la tienda de belenes y venta de mascotas Erla había una tienda de alimentación regentada por los hermanos Asurmendi.
La actual mercería La Fama no siempre fue mercería. A primeros de siglo y regentada por José María Diaz era una tienda de chocolate, confitería y pastelería luego, en los años 40, con Fermín Diaz se convertiría en mercería. A continuación en los años 50, donde después estuvo la tienda de ropa de niño Akara, Mana y hoy Mirage había otra tienda de comestibles y tocinería, la de Florentino Zabalza, para acabar con las barberías de Pedro Ruiz y Vicente Gambra, en el nº 120 de la calle. La peluquería-barbería aun estaría en funcionamiento hasta bien entrados los años 50. En los últimos tiempos conocimos allí una pequeña tienda de alimentación y revistas, bajo el nombre de Gambra. En esta última ubicación había en 1908 una tienda donde se vendía papel y sobres y que derivaría años después en estanco. Lo regentaba Mari Cruz Ibarrola. Bueno y así acabamos el repaso a los comercios, (probablemente no estén todos pero si los más destacados), que un día estuvieron en la calle Mayor, calle que aun sigue manteniendo una enorme actividad comercial, con más de 70 establecimientos en activo. En próximas entradas iré repasando los comercios de otras calles principales: Estafeta, Zapatería, incluso de algunas otras igualmente importantes pero menos transitadas, pero habrá que tener un poco de paciencia. No es una labor fácil la de reconstruir la fisonomía e historia comercial de las calles del Viejo Pamplona.
Foto: La segunda foto de la entrada es de J.Cia (1933)