Comercios del Viejo Pamplona: la calle Santo Domingo (1908-1953)

La calle Santo Domingo es conocida, sobre todo, por protagonizar uno de los tramos más emocionantes de nuestros encierros sanfermineros, aquel en el que los toros, espoleados por el estallido del cohete mañanero, salen del corral y enfilan como una exhalación la cuesta, atropellando y superando a los mozos, en desigual carrera. Pero la calle ha estado muy vinculada, además, a la presencia en sus inmediaciones del Mercado Viejo, el Mercado de Santo Domingo, con sus hortelanos de la Rocha y la Magdalena que traían sus frutas y verduras a vender, o los aldeanos de la Cuenca que hacían lo propio con sus animales de granja. Puerta de entrada de los rochapeanos a la ciudad, a su Casco Viejo, -«subíamos a Pamplona» decíamos y seguimos diciendo los de la Rocha-. Calle con tipismo y con sabor, donde se entremezclaban viejos oficios (basteros, alpargateros, boteros, etc), tiendas de cacharros, pucheros de barro, barberías, tiendas de alimentación. Acompañenme, como en otras ocasiones, esta vez por la calle Santo Domingo, a lo largo y ancho de la primera parte del siglo XX. 

Lo primero que nos llama la atención, al revisar las distintas actividades existentes en la calle, es que casi todas están en su lado izquierdo, según se baja, esto es, en el lado de los impares; por otra parte es lógico, dada la presencia en el lado derecho del edificio de la Casa Consistorial y de la plaza de Santiago, así es que en este lado apenas encontrábamos dos números,  pues el tercero corresponde al establecimiento que hace esquina con la calle del Mercado y aparece como Mercado, 1. A primeros de siglo tras esta esquina donde hasta no hace muchos años estaba la tienda de electrodomésticos Lafer, y tras la que se encontraba el café bar Orbela había una abacería, que recuerdo era una tienda que vendía aceite y vinagre, entre otros productos, regentada por un tal Urdaniz. El negocio, posteriormente lo cogería Esteban Borea y junto a él estaba la carbonería de Modesto Utray, que en los años 20 daría paso a la vasijería de Benito San Martín, negocio de larga trayectoria pues aun continuaba abierta pasados los años 50. A su lado, en los años 30, se instalaría la alpargatería de Juan Eseverri que, en los años 50, regentaría Marcela Elorz, con lo que entonces se llamaba calzado ordinario.

En el lado izquierdo de la calle, el primer número era y es el 15, donde hasta hace unos años estaba la tienda El Bolso, y el último número el 39, donde hoy está el Asador Zaldiko, aunque durante algún tiempo hubo comercios también en la cuesta del Museo. A principios de siglo, bajando la escalerillas de San Saturnino, a la vuelta se hallaba la tienda de loza entrefina de Bernabé Rivero, que posteriormente, en los años 20 regentó Eugenio Indurain, con cristal, loza, porcelana y cestería tal y como se observa en las fotos adjuntas de los años 40 y 50 que encabezan tanto la entrada como este párrafo y a continuación estaba la vasijería y hojalatería de Julio Salanueva. Yo he conocido allí, desde hace muchos años, Bazar Jimenez que, con el mismo negocio de cacharrería, venía de la calle Mañueta. En los años 30 también había en este primer tramo de la calle una mercería-paquetería, la de Nemesia Erviti y en los 50 una tienda de alimentación, la de Blanca Murillo Lorente. A continuación de Bernabé Rivero, en los primeros años de siglo estaba la barbería de Martín Ollo, negocio que desaparecería al poco tiempo para ampliar el negocio de los cacharros, aunque una década más tarde tras la tienda de cacharros, seguía habiendo una barbería, la de Pedro Biurrun que continua al menos hasta 1936.Tras la guerra en este lugar y durante bastante tiempo estuvo la peluquería de Andrés Arbea Echeverría, en el mismo lugar donde luego estaría la tienda de revistas del Portu. En los años 40, en el nº 21, donde hoy se encuentra la tienda de arreglos de ropa Descosidos se hallaba la zapatería de calzado ordinario de Sebastian García. 

Y en el nº 23-25 donde hasta hace poco estaba la inmobiliaria Casco Viejo, y la agencia de viajes Libre Destino, desde primeros de siglo encontrábamos al ebanista y tapicero Esteban Osacar al que siguió durante los años 40 y 50 el también tapicero Sebastián Osta. Algunos años atrás, a comienzos de siglo por allí estaban también la alpargatería de Valentín Erice que en los años 20 cogió Sebastian García y tras él, la barbería de Claudio García que en los años 20 regentaba Emilio Caballero que continuó con el negocio en los años 30 e incluso pasados los 50 si bien, desde los años 30, en el nº 25. Luego estaba en el nº 27 Vda de Martin Jauregui con un negocio de lana en rama y pieles del país sin curtir que en los años 20 aparecerá como Herederos de Jauregui, y que continua en los años 40-50 bajo la razón social de Juan Casanave y Cia, con el mismo objeto social y a la que sigue, en esos mismos años, un negocio de loza y porcelana, otro más de cacharrería dirigido esta vez por Martin Velaz. Cerca de aquí había una posada regentada por José Mauleón, hoy estos locales, de los números 27 y 27 bis, están cerrados, desde hace mucho tiempo.

Donde hoy se encuentra la Librería Abarzuza estuvieron la tienda de embutidos, tocinos y jamones de Antonio Oscoz al que siguió Florentino Velasco, en los años 30,  con el mismo  negocio  y la zapatería de Aniceto Yoldi. A partir de los años 40 allí estaba la tienda alimentación de Miguel Huarte Aldaz. A principios de siglo, donde hoy se encuentra la tienda de disfraces y petardos Halloween estaba el bastero  Juan Oderiz, que era fabricante o vendedor de bastos, género de aparejo o albarda que llevaban las caballerías de carga. El tal Oderiz regentaría unos años más tarde una posada en el mismo lugar, si bien en los años 30 en ese lugar descubrimos la botería de Valeriano San Martín. Esta zona tuvo más posadas y tabernas. Así, en 1908 encontramos una taberna regentada por Vicente Ardanaz, en el nº 35 de la calle, donde hoy está Alimentación Gloría, si bien en los años 20 aquí, en este local se radicó  Bernabé Gembero,  el de Calzados Gembero, y estuvo en este lugar al menos hasta la guerra, como bastero, antes de abrir la zapatería de la calle Eslava y en el nº 37, donde hoy se encuentra Informática San Fermín,  hubo una posada, la de Juan Leranoz que estuvo abierta al menos  en los años 30. Antes en ese local o en el de al lado, estuvo la abacería Herederos de Irurzun. La calle no acababa comercialmente como ahora, en el nº 39, pues desde los años 40 en ese último tramo de la subida al Museo hubo un par de fruterias, la de Cecilio González en el 41 y la de Juan Pérez en el 45, pero retrodezcamos a primeros de siglo: donde hoy se encuentra el Asador Zaldiko estaba Demetrio Cebrian, el  emprendedor bisabuelo de los actuales regidores de Bolsos Cebrian, de la calle San Lorenzo. También como otros tantos comerciantes de la calle era bastero, fabricaba y vendía aparejos para caballerías. Y en los años 40, en este lugar, encontramos al zapatero Serapio Vizcar Zubillaga. Termino esta entrada con sendas fotos de encierros de los años 60, donde podemos contemplar además de unas bellas estampas sanfermineras de esta parte del recorrido, sendas panorámicas generales de la calle, con algunos establecimientos como la barbería de Arbea, la alpargatería de Sebastián Garcia o la  zapatería de Esain.

Fotos, por orden de aparición: Santo Domingo (1950). J. Cia. AMP. Santo Domingo (1940). Zubieta y Retegui. Pamplona, calles y barrios. J. J. Arazuri.  Encierro de San Fermin en Santo Domingo (1967). Ediciones Galgo. Encierro de San Fermín en Santo Domingo (1969). Foto Gomez. Agencia Cifra.

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