La Pamplona actual: Parque del Arga. Del puente de Santa Engracia al Puente de San Pedro
Continuo con la sección de «Imagenes, Paseos y Rincones de la Pamplona actual», iniciando mi periplo en el puente de Santa Engracia y finalizando mi paseo cerca de la vieja presa de San Pedro, junto a la calle Errotazar. Un magnífico itinerario que animo a recorrer, pues tiene hermosas vistas y no es demasiado largo. Está lleno, sin embargo, de pequeñas historias y anotaciones que comentar. Es una zona que, para los que guste de comparar con el pasado ha cambiado muchísimo, y afortunadamente para mejor, en estos últimos 25 años. Allá donde había entonces decenas de huertas, inaccesibles para la mayoría, hay ahora un cómodo camino en medio de una larga pradera, bajo la sombra de decenas de árboles relativamente recientes, de apenas una quincena de años. Hoy, con el parque fluvial, los ciudadanos de Pamplona tenemos la inmensa suerte de poder disfrutar de nuestro río, como no lo pudimos hacer nunca, sintiendolo tan cerca que lo podríamos tocar con la mano. El puente de Santa Engracia, desde el que inicio este paseo, es uno de los puentes más antiguos de la ciudad, data del siglo XIII; inicialmente se llamó de Mazón aunque cambió, enseguida, su nombre cuando se instaló, muy cerca, a finales de ese mismo siglo, el convento de las Clarisas de Santa Engracia, convento que se encontraba en la parte derecha de la zona de Cuatro Vientos, y se extendía desde las orillas del Arga hasta la calle Carriquiri, donde hoy está la calle Provincias, la iglesia del Salvador, etc. Aquí permanecieron las monjas hasta el siglo XVIII, fecha en que tanto ellas como los Trinitarios tuvieron que abandonar esta parte de la ciudad. Las Clarisas se trasladarían posteriormente a Olite.
Yo he conocido hasta no hace demasiados años este puente que desembocaba en la antigua calle Joaquín Beunza, (hoy lo hace en la calle Rio Arga), con tráfico, si bien es cierto que era un tráfico muy reducido. Les recomiendo, como referencias temporales para comparar el antes y el ahora de esta zona que lean fundamentalmente las entradas «La antigua calle Joaquín Beunza (1950-1995)», «Subiendo a Pamplona por Santo Domingo (1966-1996)» y «La antigua calle Errotazar (1950-2003)». Aquí, en este primer tramo, nos encontrábamos, entonces, en aquellos años, algunas viejas casas junto al río, como la Casa Ipiña y otras, las antiguas naves de Frenos Urra, los invernaderos de Huici y sobre todo muchas huertas que se extendían prácticamente hasta la orilla del río. Junto al puente, y en este mismo lado del río, estuvo hasta el siglo XVI el primer matadero de carnes en lo que llamaban la Casa de Cuatro Vientos, matadero que en ese siglo se trasladaría mucho más cerca de la ciudad, junto al puente de Curtidores, y donde permanecería hasta 1908, fecha en que se inauguró el nuevo Matadero Municipal de la calle San Roque, junto a la Cárcel. Observo la presa de Santa Engracia, desde un pequeño mirador habilitado al principio de mi recorrido. Esta presa fue construida, en piedra, en el siglo XIII, con el fin de servir al molino municipal de Mazón o Santa Engracia, situado junto al puente del mismo nombre y cuya harina serviría para hornear el pan de los pamploneses, en los hornos del Vinculo.
Sigo por el parque fluvial y me encuentro con el nuevo puente de las Oblatas, inspirado en el puente sevillano de la Barqueta, y que se terminó de construir en la primavera de 1994; Junto a él hay un pequeño embarcadero y, bajo el puente, como se puede observar en la fotografía, se han concentrado un buen grupo de aves acuáticas. Enfrente se alza, ante mí, majestuoso, el edificio de las Oblatas, una construcción de estilo neo clasicista o «nacional herreriano», muy propio de la época franquista. Continuo más adelante, hasta el puente del Plazaola. Por este puente pasó el antiguo tren que cubrió la línea Pamplona San Sebastian, desde el año 1911 hasta 1954. El primer puente databa de 1910 y era de metal. Fue arrastrado por una crecida en 1930, siendo sustituido, en 1931, por el puente de cemento que existe actualmente. Desde este puente se pueden contemplar unas vistas preciosas. Hacia el norte, el rio, en todo su apacible esplendor, con el de las Oblatas recortándose al fondo. Hacia el sur, el río curvándose entre una gran espesura arbórea, al fondo dibujándose el Portal Nuevo y, junto a él, la Muralla del Mirador de Vistabella y hacia el Oeste el viejo puente ferroviario, bajo la Avenida Guipúzcoa, que sufrió algunos cambios, tras las obras acometidas en el año 2010. Antes de finales de los 90 del pasado siglo, repito, toda la orilla derecha del río Arga, en este tramo, estaba ocupada por huertas.
Desde aquí, hace años hubiera dejado a mi izquierda el viejo callejón de los toros y algunos viejos edificios, que fueron derribados a principios de la pasada década, y en donde ahora se encuentran en su lugar los nuevos corralillos. También en este lado se encuentra el polideportivo del colegio de las Dominicas. Por el camino, junto al río, llego hasta el edificio del Club de Remo. En esta zona estaba, en tiempos, la llamada plaza del Arriasko o de Errotazar, y en diferentes momentos históricos, estuvieron allí el antiguo Matadero Municipal de carnes, la Casa de los Pastores, el viejo cuartel de la guardia civil de la Rochapea, etc. Desde el embarcadero que hay en la trasera del Club de Remo tomo una foto de la vieja casa de los Barquilleros, que se quemó, desgraciadamente, hace unos años y que hoy se encuentra en estado ruinoso. El actual Club de Remo es una herencia del primitivo Cub Náutico de Navarra. Surgió por iniciativa de un grupo de profesores y alumnos de la Universidad de Navarra que intentaban emular las universidades de otros países con sus deportes de piraguismo y vela. El testigo lo cogió la Federación Navarra de Remo en los años 70. El tramo en el que se práctica este deporte se limita al existente entre el Puente de Curtidores y la presa de Santa Engracia.
Atravieso el Puente de Curtidores, por el que suben los toros todas las noches de los sanfermines para hacer el tradicional encierrillo, y me encuentro con el antiguo soto de las lavanderas, aquellas sufridas mujeres que lavaban junto al río, desde el puente y junto al viejo canal, aquellas mujeres que hemos visto en fotos de Julio Altadill de finales del siglo XIX y con las que el Ayuntamiento de aquel entonces tuvo un pequeño detalle, para aliviar los rigores estivales, al plantar en el año 1899 los arboles que hoy siguen dando sombra en este lado del río. En esta zona se han hecho recientemente algunas intervenciones, como la construcción de una pasarela sobre el canal del viejo molino de Alzugaray, (antiguamente molino de la Polvora, luego fábrica de papel y en siglo XIX una fábrica de loza de Talavera), que partía de la zona del antiguo puentecillo de Errotazar y desembocaba junto al puente de Curtidores, una pasarela que comunica, además, esta parte del parque con la otra, en un nivel superior, donde, en los sanfermines, desde el año 2008, se instalan las barracas. Desde este lado del río se puede disfrutar de una vista maravillosa: el Archivo General, allá arriba, como un infranqueable castillo de piedra tal y como vemos en la fotografía, a su derecha el Museo de Navarra y siguiendo el Paseo de Ronda, hasta el Portal Nuevo una larga hilera de casas con diferentes tonos, predominado los tonos pastel, toda una delicia para la vista y para el pincel de los artistas.
Sigo adelante y acabo desembocando bajo el puente del Vergel. Este puente se empezó a construir en febrero de 1992, y se concluyó en 1993, bajo proyecto del ingeniero Javier Manterola. Tanto este como el de Oblatas no se abrieron al tráfico hasta julio de 1997. Destaca su enorme faro luminoso de 60 metros de altura, un pequeño gran faro sobre el parque de la Runa iluminando, de una forma singular, esta zona de la ciudad. En esta zona del parque, construido sobre las antiguas piscinas de San Pedro, descubro un elemento que, en mi anterior paseo había echado en falta: se trata de los viejos asientos de piedra que hubo siempre en el puentecillo de Errotazar y que se han trasladado a una zona intermedia de este primer tramo del parque. Asimismo el viejo canal que discurría junto a las viviendas se ha desviado e integrado en el parque, junto a otros elementos y mobiliario. Dentro del parque se integra también en el mismo lugar en el que estuvo siempre el viejo crucero que vemos en la fotografía, (cruceros como este hemos visto en otros lugares como el Puente de Santa Engracia o al final del parque de la Taconera). Por último, y cerrando el parque en su confluencia con Errotazar, se eleva una reciente construcción que se asemeja a un faro.
Muy interesante para mi. Me apetece saber todo sobre Iruña