Coches de línea y de punto. Los primeros taxis (1900-1950)
Como señalé en la primera de las entradas sobre los viajes de los pamploneses de hace un siglo, en aquellos lejanos años de principios del siglo XX, la gente viajaba, sobre todo en las medias distancias, en líneas regulares de diligencias. A primeros de siglo había líneas regulares de diligencias a Burguete, Irún, Ulzama, Lecumberri, Estella, Sangüesa, Roncal, y Jaca, entre otros destinos. El desarrollo técnico del automóvil abrió una nueva fase en la historia del transporte. Las líneas regulares de diligencias fueron sustituidas por los primeros autobuses de línea. Prestaban servicios de autobús, en los años 20, las siguientes compañías, La Estellesa (con salidas y llegadas a y desde Estella y Logroño), -también la empresa «Urra» hacía viajes a Estella y Logroño-, La Baztanesa (a Elizondo y Errazu), La Unión (a Monreal e Idocin), La Montañesa (a Erro y Burguete que luego se extendería a la merindad de Ultrapuertos o Baja Navarra), El Arga (de Pamplona-Noáin a Artajona), germen de la futura CONDA, La Aurrera (Garraus y compañía) (de Pamplona por Villava a Santesteban), la empresa Pamplona-Lerín (antes El Ega) a Lerín, la Ulzamarra (A Ulzama y Ventas de Arraiz) y Denak Bat (a Olagüe y Lanz). Tenían sus oficinas en la plaza del Castillo casi todas las citadas compañías excepto la de Pamplona-Lerin con oficinas en Navas de Tolosa, La Ulzamarra con la administración en la calle Santo Domingo y Denak Bat con oficinas en la calle del Carmen. En 1923 se unían a las anteriores empresas, la compañía Kaiku con salidas a Elizondo y los señores Seminario e Irisarri, concesionarios de Ford en Navarra que establecieron dos servicios diarios al Balneario de Belascoáin.
Entre 1924 y 1928 surgieron La Tafallesa (Pamplona-Tafalla), Florentino Murillo (con viajes a San Sebastian), Pedro Izco (Pamplona-Lanz), Candido Catalán (Pamplona-Artajona), Santos Labiano (Pamplona-Arteta), Andrés Carbonell (La Euguiarra) (Pamplona-Eugui), Izarra (Pamplona-Baztán-Bayona), La Unión Casedana (Pamplona-Caseda), La Protectora Navarra (con salidas a Estella y Logroño), La Veloz Sanguesina (Pamplona-Sanguesa), La Larraguesa (Andrés Pérez) (Pamplona-Larraga), La Burundesa (Pamplona-Alsasua), La Nueva Barranquesa (Pamplona-Alsasua), La Villavesa (con servicios de Pamplona a la estación del Norte, Villava, Capuchinos, Manicomio, Echavacoiz y Cizur Mayor), y otras muchas, -más de 40-, con otros pueblos. Las nuevas empresas de transporte se seguían ubicando preferentemente en la plaza de la Constitución o plaza del Castillo, en el Casco Antiguo (calles San Nicolás, Carmen y Santo Domingo) o en las inmediaciones del Casco (en las calles San Ignacio yNavas de Tolosa). En los primeros años 30 surgieron nuevas líneas como La Nueva Roncalesa (de Pamplona a Roncal y San Sebastián) o La Tudelana (Pamplona-Tafalla-Tudela). En 1934 se inauguraba la Estación de Autobuses de Conde Oliveto, -donde se centralizarían las oficinas de expedición de las diferentes compañías, que vemos tanto por dentro como por fuera en las fotos que acompañan a este párrafo. A partir de los años 40, con la generalización del transporte por carretera el número de compañías se incrementó considerablemente: a las anteriores se sumaban La Berianesa, La Pamplonesa, Río Alhama, El Flecha, El Bidasoa, La Lumbierina, La Salacenca, La Izagaondarra, La Bidasotarra y hasta 40 destinos diferentes, todos ellos con sus respectivos autobuses de línea.
En los primeros años del siglo XX prestaban el servicio de carruajes de alquiler, con carruajes de lujo, ómnibus y coches de punto las casas Maisonnave y Frauca (con salida en el nº 13 del paseo de Sarasate y despacho central en el nº 1 de la plaza del Castillo) y Zaldi Onak (domiciliada en Espoz y Mina, 4) y más tarde también la compañía de Delfin y Estanislao. También realizaban servicios para bautizos, bodas y entierros y de coches de punto, con parada en la plaza del Castillo, entre el Café Suizo y la peña Dena Ona y los Hoteles La Perla y Vasco Navarro. Las tarifas para los coches de punto oscilaban entre 1,50 pesetas para un servicio para dos personas dentro de la población y 2,50 pesetas para cuatro personas. La carrera a la estación del Norte, oscilaba entre las 2 y las 3 pesetas dependiendo del nº de viajeros y el servicio de noche oscilaba entre las 3 y las 4 pesetas igualmente en función del nº de viajeros. Con los años, fueron desapareciendo los coches de tracción animal siendo sustituidos por los automóviles de alquiler. El nombre de «coche de punto» respondía a que sus servicios eran contratados en el lugar donde se encontraban situados los vehículos, que era el «punto» de referencia para establecer el precio de los desplazamientos contratados. Entre las primeras empresas que prestaron servicios de automóviles de alquiler o, como hoy los llamaríamos, taxis estaban las del industrial Alfredo Urra (Estafeta, 73) a quien se le atribuye el disponer del primer coche con gasolina que hizo este servicio de taxi (fue en 1923, con un Clement Bayard conducido por Felipe Liras) y La Iruñesa (Plaza de San Francisco, 24, luego Espoz y Mina, 23), esta última, propiedad de Arratibel e Iragui con servicio de auto-ómnibus entre las estaciones ferroviarias y las casas particulares. La mayoría de los garajes también alquilaban automóviles: Doria, García y otros, pero sin conductor. En 1926 se hablaba de establecer taxímetros para los servicios con chofer. Iban a nacer, de verdad los primeros taxis de la ciudad.
En 1927 el punto de parada de los automoviles de punto estaba en la plaza de la Constitución (Plaza del Castillo), frente a los edificios de Diputación, Teatro Gayarre y Crédito Navarro. Había en torno a una veintena de taxis con matricula de Navarra en 1927, 24 en 1929, y media docena con matrícula de San Sebastián. Uno de los primeros servicios de taxis fue el de Jesús Martínez Gorraiz (con coches de punto y alquiler). Eran coches antiguos, modelos Peugeot, Renault y mucho más tarde Fiat (Seat). En esos años el servicio de taxis tenía diferentes tarifas en función si se prestaba dentro del Casco de la Población, incluido el Nuevo Ensanche, los barrios extramurales, con precios entre 1,50 y 2 pesetas para una carrera con regreso y con un máximo de 4 personas; la estación del Norte y el Cementerio (entre 2,50 y 4 pesetas) o fuera del Casco de la ciudad, en un radio de 5 km (15 pesetas por hora y 0,60 pts el km, contándose el regreso). A la parada de la plaza del Castillo le seguiría, en los años 40, otra en la calle Tudela, junto a la antigua estación de autobuses y en 1954 otra en Carlos III, 35, que se trasladaría luego a Teobaldos. Podemos ver las paradas de taxis de la plaza del Castillo y de la calle Tudela en sendas fotografías que aparecían junto a los párrafos anteriores. Más tarde vendrían las paradas de la calle Ciudadela, Plaza de la Cruz, Conde de Rodezno y Blanca de Navarra, Chantrea y la Estación. No había emisoras de radio ni servicio GPS como ahora. En las paradas había un poste con una señal de parada de taxis y un teléfono encerrado en una especie de armario a través del cual los taxistas atendían las llamadas. Y como conocimos hasta finales del siglo, los automóviles eran negros, primero Peugeots y Renaults y luego en los años 60 y 70 Seat 1500. ¿Cuántos os acordáis de estos últimos?. También de dichos modelos podemos ver dos ejemplos en las fotografías.
Y para terminar una breve referencia al transporte aéreo aunque su verdadero arranque se produce fuera del período que estoy analizando. Fue en el año 1930 cuando surgió la primera iniciativa, por parte del Ayuntamiento, para construir un aeropuerto. En febrero de ese año se aprobaba el proyecto de construcción de un aeródromo en unos terrenos situados a 6 kilómetros al sur de la ciudad, junto al pueblo de Noáin, en la carretera de Madrid a Pamplona. Durante la guerra civil, el aeródromo fue utilizado esporádicamente por las tropas franquistas. Una vez concluida la guerra, las instalaciones fueron abandonadas. El proyecto de aeródromo se retomó en 1968 cuando el Ministerio del Aire aprobó la construcción de una pista de vuelo de 500 metros de longitud. Las obras se iniciaron en 1969, inaugurándose el aeródromo ese mismo año. El 5 de julio de 1972 se abrió al tráfico aéreo civil nacional de pasajeros quedando clasificado el aeropuerto como de tercera categoría. Al día siguiente, la compañía Aviaco inauguró una línea regular con Madrid que alcanzó los tres vuelos semanales en 1975. Las obras más importantes se realizarían en las décadas posteriores.
Fotos, por orden de aparición, de izquierda a derecha y de arriba abajo: Nº1.Postal comercial. Carruajes ante la Estación del Norte. 1905. Nº 2: Autobús de La Roncalesa. Archivo La Roncalesa. Años 40. Nº 3. Estación de Autobuses de Pamplona y taxis en la calle Tudela. Años 50. Nº 4: Interior de la Estación de Autobuses de Pamplona. Años 50. Nº 5: Postal comercial de la plaza del Castillo con la parada de taxis. Años 50. Nº 6. Taxi años 50. Nº 7: Taxi años 70.
Recuerdo que a principios de la década 1940-50 tomar con urgencia uno de aquéllos taxis cargados de sacos del carbón combustible para alimentar su caldera que hacía funcionar el motor no ofrecía ninguna garantía de llegar con puntualidad.