Periódicos y publicaciones del Viejo Pamplona (1875-1950)
Hace año y medio hablaba de las publicaciones que podían encontrarse en Pamplona en las últimas décadas del franquismo y durante la transición, esto es desde los años 60 hasta los años 80 del siglo XX. En esta entrada haré un repaso, no exhaustivo, de las publicaciones que podían leer los pamploneses de la primera mitad del siglo XX, con referencia, incluso, a algunas del XIX, entrada que completaré, con una posterior sobre la política en Pamplona en el primer tercio del siglo XX y es que inevitablemente prensa y política estaban intimamente relacionadas en una ciudad en el que tenían voz y en ocasiones representación todo tipo de tendencias: liberal conservadores, liberal demócratas, republicanos, socialistas, nacionalistas, carlistas e integristas. Si, así eran las cosas en el viejo Pamplona. En aquellos tiempos de primeros del siglo, los periódicos costaban unos cinco céntimos y no tenían demasiadas páginas, no mucho más de 4, de media. En 1908, había en Pamplona nada menos que cinco periódicos, que citaré por orden cronológico: El Eco de Navarra, publicación de inspiración liberal conservadora, aunque no estaba vinculado a ningún grupo político concreto, que se autocalificaba como independiente, (inicialmente se definía en la mancheta como periódico liberal y defensor de los intereses de Navarra) y era moderadamente fuerista y anticarlista. Nació en noviembre de 1875 de la mano de Nicanor Espoz, que fue también su director, y hasta el 5 de enero de 1876 se llamó El Eco de Pamplona. En abril de 1877 se convirtió en diario, siendo el periódico más importante de la capital de finales del siglo XIX, con una tirada cercana a los 3.000 ejemplares. En 1895 Espoz cedía la propiedad a Julián Felipe hombre de tendencia más liberal. Al periódico se le atacó por una supuesta falta de beligerancia ante la aparición de algunos movimientos obreros y sociales emergentes, lo que propició la aparición de otro periódico conservador (maurista), el Diario de Navarra, con más medios económicos y técnicos. Ambos periódicos se disputaban el mismo espacio social y político y ganó el más fuerte. El Eco de Navarra desaparecería en 1913, ante el empuje del Diario de Navarra. En sus últimos años y tras José Lambert y Emiliano Los Arcos estuvo dirigido por Julián Elizondo y entre sus redactores estaba Raimundo García, el conocido Garcilaso, director del Diario durante 50 años, entre 1912 y 1962. Tenía sus oficinas (redacción, administración e imprenta en el nº 36 de Paseo de Sarasate, con entrada también por el 25 de San Gregorio.
En segundo lugar, cronológicamente aparece La Tradición Navarra, periódico carlista nacido en 1893, pero de tendencia integrista, (se autocalificaba como «diario católico político») dirigido entonces por Aquilino Garcia Dean, (del que hemos tomado prestada alguna foto antigua suya en este blog), y luego por Hilario Olazarán con oficinas en el nº 33 de la calle Estafeta, en los años 20. No tuvo gran difusión, no mucho más de los 1.000 ejemplares. Responsable de la publicación fue durante toda su existencia la Junta Regional del partido integrista de Navarra. Fue abierto defensor de la dictadura de Primo de Rivera. Sobrevivió hasta 1932 cuando fue cerrado tras el intento de golpe de estado del general Sanjurjo y se reunificaron los grupos tradicionalistas. En tercer lugar, nos encontramos con El Pensamiento Navarro fundado en octubre de 1897, también carlista, entonces se llamaban jaimistas, que desapareció a finales del siglo XX (1981), dirigido en sus primeros 20 años de vida por Eustaquio Echave Sustaeta (1897-1917), más tarde por Jesús Etayo, Miguel Esparza, Francisco Marquinez y Francisco López Sanz (1933-1966); se imprimió en la imprenta Viuda de Idoate y luego en La Acción Social y Lizaso Hermanos (Jose Alonso, 2), en 1922 se trasladaría al nº 2-4 de Jarauta, luego en Casa Foronda (plaza de la Constitución 2 y Estafeta, 30), para terminar su andadura en los números 18-20 de calle Leyre (desde 1938); Tiene sus antecedentes en las publicaciones La Lealtad Navarra (1888-97) y El Tradicionalista (1886-1893), este fue más bien precedente de La Tradición Navarra. Como ya señalé en la entrada dedicada a la prensa durante el franquismo, la fundación del Pensamiento se hizo por medio de acciones de 25 pesetas y con un capital inicial de 13.000 pesetas, pasando a ser propiedad de la Junta Regional Carlista en 1910, hasta que en 1933 se trasvasó la propiedad a una sociedad mercantil la Editorial Tradicionalista S.L, que se convirtió en 1938 en Editorial Navarra S.A, consiguiendo eludir el decreto de unificación (de los medios de comunicación) promulgado por Franco. Entre los accionistas y consejeros de la empresa estaban el Conde de Rodezno que poseía un tercio de las acciones, Joaquín e Ignacio Baleztena, Blas Morte y otros como Induráin, Martinicorena, Barbarin, Martínez Berasáin, Mata, Beunza, Errea, Pérez Tafalla y Laborra. En 1936 tiraba 2.000 ejemplares. Entre las plumas del periódico figuraban Santhi de Andia, Barber, Pedro Martín, Larrambebere, Miguel Angel Astiz y los fotógrafos Zubieta y Mena.
Y en quinto lugar El Demócrata Navarro, «diario de la mañana», liberal demócrata, fundado en diciembre 1904, por el recién constituido Partido Liberal Democrático, en el que se agrupaban los seguidores de Montero Ríos y Canalejas dirigido por Esteban Frauca y con Francisco Javier Arvizu en la redacción. Fue un periódico de partido. Tuvo una tirada corta: no llegaba ni a los 1000 ejemplares. Desaparecería en 1913.
En 1916 se fundó otro diario de tendencia liberal monárquico y demócrata El Pueblo Navarro, dirigido por el mencionado Francisco Javier Arvizu y Aguado, antiguo director del Demócrata Navarro. Fue el más importante diario de esa tendencia del siglo XX y un abierto opositor de la dictadura de Primo de Rivera. Mantuvo una actitud menos cerrada ante el nacionalismo vasco que su predecesor, de hecho en 1919 hubo un intento de los nacionalistas por utilizarlo como plataforma de sus ideas. Nació gracias al impulso económico de un grupo liberal de Pamplona formado por el Conde del Vado, Joaquín María Gastón y Joaquín Iñarra, entre otros. Cuando nació tenía su sede en el nº 4 de la calle Héroes de Estella (actual Chapitela). A partir de mayo de 1917 se hizo con talleres propios, teniendo que cambiar de domicilio, que fue hasta su desaparición el de Curia 17 y 19. Entre los periodistas de la redacción estaban Luis y Marcos Aizpun y Mariano Saez, antes de que este último se pasase a La Voz de Navarra y su administrador Guillermos Frías. Hasta la aparición de La Voz fue el 2º periódico más importante con unos 4.000 ejemplares de difusión. Desapareció con el advenimiento de la 2ª República el 15 de abril de 1931.
No podemos, no obstante hablar de este periódico nacionalista sin haber repasado antes tres publicaciones fueristas que pueden considerarse, en cierto sentido precursoras del napartarrismo y el nacionalismo vasco en Navarra: reclamaban la reintegración foral plena y una especie de confederación política de Navarra y las Vascongadas. El Arga fue la primera publicación fuerista. Nació en 1879 vinculada a la Asociación Euskara y a finales de 1880 se convirtió en diario pero en 1881 desaparecía. Su espíritu lo recogió Lauburu, nacida en 1882, dirigida por Arturo Campión, con fuerte contenido religioso que buscaba la creación de un partido catolico fuerista vasco navarro. La reorganización del bando carlista aceleró su desaparición en septiembre de 1886. Sin embargo en 1894 nace El Aralar, fundado por Campión, antiliberal y anticarlista, fuerista en lo político e integrista en lo religioso. Colaboraron en él personajes como Iturralde y Suit, Herminio de Oloriz, Florencio Ansoleaga o Julio Altadill. Se tiraba en la imprenta de Erice y Garcia, en el nº 31 de la calle Estafeta. Cerró en agosto de 1897.
Los republicanos editaron el periódico diario La Democracia (1932) que no llegó ni al año de vida (duró del 6 de marzo al 1 de octubre de 1932) y que tiene su precedente en el semanario republicano «La Democracia» (1887). Estaba promovido por el Partido Republicano Autónomo Navarro que en 1934 se integraría en Izquierda Republicana (azañista). El diario alcanzo los 1.000 ejemplares en su segundo mes pero no fue suficiente. Su director fue Alberto Lorenzo, asesinado en Obanos durante la guerra. Se publicaba en el nº 86 de la calle Mayor (imprenta de Ramón Bengaray, luego Gráficas Iruña). En 1935 editarían el semanario Abril.
Completaban en aquellos primeros años, hasta 1924, el panorama editorial del Viejo Pamplona otras publicaciones sectoriales o especializadas como el semanario jurídico y de administración, El Secretariado Navarro (1899), con sede en la plaza del Castillo, junto al Pasadizo de la Jacoba (yo recuerdo haber visto una tienda con ese mismo nombre en ese lugar, tal y como puede comprobarse en la publicidad adjunta), la revista semanal católico-agrícola-social La Acción Social Navarra, órgano de la Federación de Cajas Rurales Católicas (que como el Pensamiento tenía su sede en José Alonso, 2) (1910), entre las deportivas el semanario «Los Deportes», dirigido por D. Joaquín Ilundain y posteriormente «Navarra Deportiva» (1923); entre las educativas, El Magisterio Navarro, revista pedagógico-administrativa de la Asociación Provincial de Maestros (fundado en 1898 según unas fuentes, 1879 según otras) con sede en las escuelas de San Francisco, salía cada 10 días, y duró hasta bien avanzado el siglo XX; «La Parroquia y la escuela», publicación quincenal, órgano de la parroquia de San Lorenzo y de las Escuelas del Ave María (1921), dirigido por Marcelo Celayeta, o el boletín de las antiguas alumnas de la Normal de Navarra (1922); entre las agrícolas, El Viticultor Navarro, órgano mensual de la asociación de viticultores navarros (1912), entre las profesionales, la Revista Navarra de Medicina, Cirugía y Farmacia (1912), publicación mensual, órgano del Colegio de Médicos que contaba con 60 páginas por número, El auxiliar de Farmacia (1904) y la Revista Navarra de medicina y cirugía, El Practicante Navarro (1919), órgano mensual del colegio del ramo y su continuador El auxiliar médico del norte (1931), (también editaban boletines u otras publicaciones otros colectivos profesionals como los notarios, los veterinarios, y los abogados, etc).Entre las culturales, estaban el Boletín de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra que dirigía D. Julio Altadill (1895-1935), que era trimestral o la revista Cultura Navarra (1932-1936), órgano del Consejo de Cultura de Navarra y que fue ofrecido como vehículo de comunicación y difusión al primer ateneo navarro; entre las económicas estaban el boletín de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana, la Revista Mercantil del Crédito Navarro (1864) y el Boletín de la Cámara Oficial del Comercio y de la Industria de Navarra (1899); entre las oficiales, el Boletín Oficial de la Provincia de Navarra y entre las religiosas, el boletín eclesiástico del Obispado (1861), las revistas de los capuchinos «Zeruko Argia» y «Verdad y Caridad» (1924), así como «La Unión Apostólica» y «El Mensajero Eucarístico» (1920) editados inicialmente por el presbítero Cipriano Olaso y ambos mensuales, si bien después el segundo lo editó la Adoración Nocturna, «La obra máxima de las misiones carmelitanas» y «El Carmen» (1931) de los padres carmelitas, «El terciario franciscano», «Los anales de la franciscanas misioneras de María» (bimestral) (1902) y su suplemento infantil «El correo misionero de los niños» (1920), la mensual «La institución salesiana de Navarra» (1929), el mensual «Javier» editado por el secretariado diocesano de Misiones (1928) etc. Hubo otras publicaciones de diversa naturaleza como Transportes (1933) o la revista Micrófono (1934).
Al comenzar la guerra civil, la Falange incautó la rotativa de La Voz de Navarra y el 1 de agosto publicaba en sus talleres el periódico Arriba España. Aprovechando el carácter de retaguardia de Navarra para los alzados, el diario se publicó durante la guerra desde Pamplona para todo el territorio nacional. Con la guerra civil los diarios de Pamplona se vieron reducidos a tres: Diario de Navarra, El Pensamiento Navarro y Arriba España, a los que habría que sumar la Hoja Oficial del Lunes editada por la Asociación de la Prensa desde el 7 de diciembre de 1936, panorama que se mantendría sin cambios hasta los años 60, época en que la Gaceta del Norte comienza a publicar unas paginas especiales de Navarra.
Por otra parte y respecto a otro tipo de publicaciones, en los años 40 nacen dos publicaciones gráficas: la revista trimestral Pregón (1943-1979) que trataba temas de arte, literatura y costumbres de Navarra y la revista mensual Arga (1944-48) con contenidos similares a la anterior. Desde la Diputación Foral se impulsó la revista Principe de Viana dependiente de la institución que lleva su nombre (1940), y que puede considerarse, en cierto modo, continuadora del mencionado, anteriormente, Boletín de la Comisión de Monumentos.Por no repetir publicaciones ya mencionadas solo citaré las que aparecieron tras la guerra. la revista mensual «Hogar» editada por la Confederación Nacional de Padres de familia (1944), la revista quincenal «El eco filatélico (1944), de difusión nacional, las publicaciones jurídicas mensuales y cuatrimestrales editadas por Estanislao de Aranzadi «Repertorio Cronológico de Jurisprudencia» e «Índice Progresivo de Jurisprudencia», la «Revista vasco-navarra de seguros» (1945), órgano de la sociedad de Seguros Vasco Navarra, El Boletín de Educación, boletín mensual editado por la Junta Superior de Educación de Navarra (1950); Entre las publicaciones religiosas citaré las siguientes: el mensual de los dominicos, «Cruzada Misionera» (1944), la publicación de los hermanos capuchinos «San Antonio y los pobres» (1945), «Oye» (1946) y «Vida», órganos de de las juventudes masculina y femenina, respectivamente, de Acción Católica de Navarra, etc.