Pamplona año a año: 1879. Nace la Orquesta Santa Cecilia

Este año se produce una modificación en la ley electoral que amplia algo la base de electores, aunque continuamos teniendo sufragio censitario. Y es que a partir de este año para ser elector se debía tener 25 años y acreditar una renta de 2.400 pesetas en inmuebles, tierras o ganadería o de 4.800 pesetas en industria, comercio, profesión u oficio. A lo largo de los primeros meses del año se elaboraron las listas o relaciones de electores que se publicaron en el boletín oficial de la provincia. En las elecciones al congreso resultaron elegidos Enrique Larrainzar, Juan Miguel Astiz y Javier Castejón (Marqués de Vadillo). También se procedió a renovar   la mitad de los concejales del Ayuntamiento. Las elecciones municipales se celebraron los días 11, 12 y 13 de abril. Había cuatro colegios electorales, cada uno de los cuales comprendía diferentes calles del Casco que, recordemos, en aquellos años era toda la ciudad: Academia de Música, Teatro Principal, Escuela de Calderería y Casa Consistorial. De los 1.255 posibles electores votaron  tan solo 599.

Salieron elegidos por cada uno de los colegios las siguientes personas. En el colegio electoral de la Academia de Música: Juan Cruz Isturiz, el comerciante Eustaquio Olaso y Esteban Galdiano. Por el Teatro Principal: el industrial Silvestre Goicoechea y el farmacéutico Agustín Blasco. En la Escuela de Calderería: Pedro José Arraiza, Juan Iturralde Suit y Francisco Húder y por la Casa Consistorial: Baldomero Navascués, Francisco Seminario, José San Julián, Víctor Bengoechea y Francisco de Paula. El nombramiento del Alcalde correspondía al Rey y en esta ocasión el elegido fue Esteban Galdiano. Las tenencias de alcaldía recayeron en Marcelino Gayarre, Pedro Galbete, Joaquín Jarauta, Félix Ubillos y Eustaquio Olaso. Completaban la corporación municipal, Tomás Irujo, Ignacio Apat, Ignacio Navasal, Fernando Palacios, Joaquín Got, Calixto Aldave y Elías Mirepoix.

Algunos de  los temas que ocuparon  la agenda municipal fueron lo siguientes: en primer lugar,  la reparación del muro de sostenimiento de la carretera que sube a la Puerta de la Rochapea desde el puente de Curtidores, para evitar nuevos deslizamientos. Este año se producía una nueva e importante riada a comienzos del año. Las obras costaron más de 17.000 pesetas y aunque duraron casi un año, desde septiembre de 1879 a julio de 1880, el asunto aun daba vueltas por los despachos municipales en abril de 1883; en segundo lugar, la reclamación económica al gobierno del estado por los suministros facilitados al ejército por parte del Ayuntamiento  y que tres años después de terminada la tercera guerra carlista aún no se habían cobrado; y en tercer lugar, la construcción del popular «barracón del petróleo», a la salida del portal de la Taconera, estableciéndose rigurosas exigencias en la acumulación y venta por considerarlo un producto inflamable, susceptible de provocar incendios dentro de la ciudad. El petróleo resultaba fundamental, especialmente para la iluminación de las casas, sustituyendo al aceite de ballena y precediendo al gas primero y a la electricidad después en ese propósito.

Respecto a las fiestas de San Fermín, llama la atención de que se plantee en un debate municipal  por primera vez en la historia sobre si los concejales debían acudir a las funciones religiosas a título individual o como corporación. La votación se inclinó por seguir la tradición. En las Vísperas de este año  y aprovechando el estreno de un salmo compuesto por Joaquín Maya actuó el célebre tenor italiano Enrico Tamberlick, una de las estrellas de la época y que vino junto a una compañía de opera para actuar en el Principal. Las ferias se celebraron en los lugares de costumbre. Entre las casetas existentes en el Paseo de Valencia y los glacis figuraban tiendas de venta de vasija, quincalla, comidas, refrescos, pasteles, churrería, platería, juegos de anillas, pájaros sabio, sombreros viejos, cucharas de madera, juguetes, libros, carteras, hoces, panderos, cucharas, colpas, cordeles,  ratas sabias, ajos, petacas, cosmoramas, figuras de cera, juegos varios: peréndola, objetos, mismeros, rueda y circo del 6 al 9 inclusive.

Continuó celebrándose el «Concurso de ganados y productos agrícolas». los días 12 y 13 de julio, con el patrocinio de Diputación y Ayuntamiento. También se celebró por primera vez una exposición viti-vinícola. Los toreros más destacados de las corridas de toros fueron este año «Lagartijo» y «Frascuelo». En la corrida del día 8 murieron siete caballos, una autentica carnicería, algo que parecía ser bastante habitual en las corridas de  aquella época. La corrida del día 10 se suspendió porque a tenor de lo dicho por los veterinarios los toros era completamente inútiles para el toreo. Los fuegos corrieron a cargo, como en años anteriores, de Severino Berástegui que falleció este año continuando el negocio su viuda Micalea Zuazu y su hijo Ciriaco. La iluminación veneciana del Paseo de la Taconera o Paseo de Valencia sería la misma que el año anterior. La Sociedad Santa Cecilia fundada en 1878 organizó unos conciertos matinales en el Teatro Principal con la participación de Pablo Sarasate,  fiestas que visitaría entre  1876 a 1908 salvo 1884. Y es que en 1878 había surgido una entidad que adoptó por título «Asociación Musical de Socorros Mutuos Santa Cecilia»  de cuyo seno nació la Orquesta que debutaría en la cuaresma del 79 dando tres conciertos dirigidos por Joaquín Maya. Tras el éxito conseguido se animaron a programar varios conciertos matinales para las fiestas de San Fermin y solicitaron al Ayuntamiento el Teatro. Daría comienzo así uno de los momentos cumbres de las fiestas con ecos nacionales e internacionales al participar en esos conciertos  nuestro insigne  violinista Pablo Sarasate. La orquesta tenía inicialmente  70 miembros si bien en 1882 se fijó su número en 65, cifra que permaneció estable hasta 1933.

En otro orden de cosas, el invierno de este año resultó especialmente gélido. El Ayuntamiento demostrando interés por estimular la aplicación de los alumnos de las escuelas públicas acordaba la adquisición de 1.000 diplomas para premios de niños. Recuerdo que esta bonita iniciativa, hoy en día  impensable,  perduró al menos hasta el último tercio del siglo XX. Resultan destacables los incendios acecidos en las Escuelas Públicas y en el nº 1 de la calle Estafeta, lo  que hizo tras petición de la Sociedad de Socorros Mutuos contra Incendios, fundada en  1846, que se hiciera un censo de los pozos existentes intramuros con colocación de rótulos de ubicación para poder utilizarlos en caso de incendio. La mendicidad y las llamadas postulaciones estaban prohibidas en Pamplona con carácter general, excepto las realizadas en beneficio de los establecimientos y entidades benéficas. Las Hermanitas de los Pobres vivían de la caridad y las limosnas y tuvieron problemas con el Ayuntamiento en repetidas ocasiones por carecer de autorización para pedir. Las Hermanitas manifestaban que por una Orden Real de 1879 estaban autorizadas para postular según comunicaron al Ayuntamiento que se dio por enterado en diciembre de este año y les permitió desarrollar su actividad.

Aprovecho para dar una pinceladas históricas de esta congregación. Las “Hermanitas de los pobres” es una congregación fundada en 1839 en San Serván (Francia) por Juana Jugan (Sor María de la Cruz), hija de un pescador. La hospitalidad para con los ancianos pobres era el único propósito de la Congregación, propósito que se sigue manteniendo. Las tres primeras hermanas llegaron a Pamplona en 1877, buscando  un primer lugar para asilar. En 1878 Matilde Cuba cede dos casas a la congregación en la plaza de Recoletas, y ese mismo año reciben a los primeros 42 residentes. El  principal problema de las monjas fue la búsqueda de recursos económicos. El 4 de octubre de 1878 fueron cinco las monjas que se trasladaron a la nueva casa de la calle Curia en la que vivieron hasta 1879, año en que se vuelven a mudar nuevamente hasta la calle Salsipuedes. En 1883 las Hermanitas cambian nuevamente de residencia y pasan a vivir en la calle Redín, en una casa  adquirida gracias a las limosnas.  La residencia  de la avenida de Guipúzcoa se comenzó a construir en 1887. El 5 de marzo de ese año adquirieron una finca de 112 hectáreas por 4.640,65 de pesetas. El  20 de marzo el obispo Antonio Ruiz-Cabal, bendecía las obras.  El 10 de agosto de ese mismo año ya se había conseguido cubrir el primer piso, y dos años después, terminaron las obras de la primera parte del edificio. Entre 1897 y 1898 terminaron de construir las últimas partes del edificio, la capilla y las dos alas laterales. Ese edificio se derribaría en 2007, terminándose el nuevo en  el año 2010. Por ultimo recordar que el rey Alfonso XII se casaba en Noviembre con Mª Cristina de Habsburgo, enlace que pasó en Pamplona sin pena ni gloria. El 30 de diciembre el rey fue  objeto de un nuevo atentado, esta vez a  manos del pastelero Francisco Otero que como el anterior regicida, Jaime Oliva, fue ejecutado mediante  el garrote vil.

Fotos por orden de aparición: Nº 1:Cuesta de Santo Domingo. Autor desconocido. Ca 1900. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 2: Taconera. Casetas de aguas del batueco y urinarios. A la derecha el transformador de la luz y al fondo en donde luego estuvo el anden de bicicletas se ve «el barracón del petroleo». Finales del XIX. Desconocido. Colección Arazuri. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 3: Antigua fachada de la iglesia de san Lorenzo. ca 1880. Desconocido. Archivo Municipal de Pamplona.  Nº 4: Fachada del antiguo Teatro Principal. ca. 1880. Desconocido. Archivo Municipal de Pamplona.  Nº 5: Memoria de la Exposición Vitivinicola de 1879. Biblioteca Navarra Digital. Gobierno de Navarra Nº 6: Sociedad de Conciertos San Cecilia, con Pablo Sarasate al frente. 1880-1891. Fototeca de Navarra. Sociedad de Conciertos Santa Cecilia.  Nº 7: Hermanitas de los Pobres. 2005. Carmen Montoro Aguera. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 8: Ancianas en las Hermanitas de los pobres. 1907. Hermógenes Maiz. Archivo Municipal de Pamplona.  Nº 9:   Un hombre con su perro en un banco del Paseo de Sarasate. Ca. 1880. Emilio Pliego. Archivo Municipal de Pamplona. 

 

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