Biografías: Manuel Turrillas (1905-1997)

Hace tiempo hablé de un músico de los sanfermines y personaje entrañable de nuestras fiestas como fue el Maestro Bravo que formó parte de nuestros recuerdos, del  imaginario colectivo de nuestras  fiestas durante largo tiempo, sobre todo para los que nacimos y vivimos años atrás. En esta ocasión traigo a esta sección a un personaje como la del Maestro Turrillas, seguramente el compositor de música popular y para banda más importante y prolífico de nuestra comunidad. ¿Por que quien no ha bailado alguna vez con la música de este excepcional compositor de música popular?. Llevamos dos años sin sanfermines, pero antes de la pandemia nuestros jóvenes han bailado seguramente sus melodías  con las charangas de las peñas o han  asistido  seguramente a otros actos donde se ha tocado  su música por doquier. Sin él  y su fecunda  aportación musical a nuestras fiestas, tendríamos seguramente unos sanfermines muy diferentes a los que conocemos. Vaya, pues, este perfil biográfico, como homenaje a su persona.

Manuel Turrillas Ezcurra nació en Barasoain el 1 de enero de 1905 aunque en 1927 se trasladó con su familia a vivir a Pamplona. Su vocación musical es, como veremos, sumamente precoz.  A los 7 años aprendió a solfear con el organista de la iglesia de Barasoain, Manuel Rodero. Pronto entró a formar parte de la banda municipal del pueblo.  Hizo sus primeros arreglos musicales a la temprana edad de 11 años y  sus primeras composiciones datan de 1919, cuando tenía 14 años, si bien éstas no se conservaron ni llegaron hasta nuestros días. Al poco de venir  a Pamplona ingresa en La Pamplonesa como estudiante (o «educando») de música. Corría el año 1928. Cursa Armonía y Composición en la Escuela Municipal de Música con los profesores Eleuterio y José María Munárriz. Pronto comienza a realizar composiciones para diversas asociaciones y peñas. Así, en 1932, compone el primer pasacalle para la peña  La Veleta «Aquí…La veleta»,  una de las primeras peñas de Pamplona y que desapareció como consecuencia de la guerra civil, como vimos en otra entrada del blog.

En 1943, tras obtener, por oposición, la plaza de primer clarinete de la banda de música La Pamplonesa, comienza  a componer música de fiesta  para la banda con el fin de ofrecer un repertorio lo más amplio posible para las fiestas de San Fermín. Son incontables las dianas, pasodobles  y marchas compuestas por el maestro Turrillas, sobre todo  a lo largo de los años 40, 50 y 60:  el famoso «Clarín de Fiestas», «Ese es Marin» (1946) dedicado a los toreros navarros Isidro y Julián Marín, «Lalo Moreno», «Sergio Sanchez», «Copla navarra», «Cinco pamplonicas»; o la inolvidable «Pamplona, feria del toro», con la que ganó en 1962 el concurso nacional de pasodobles convocado por la Casa de Misericordia de Pamplona;  piezas como «¡Ánimo pues!», «El primer cohete», «Colorín», «Alegría sanferminera», etc sin olvidar otras  como la marcha «Hidalguía y nobleza» o «Graciosa y Morena». También a lo largo de los años 40 y 50  compuso los himnos de la mayoría de las peñas que fueron surgiendo entonces así como de sociedades recreativas y grupos de deporte: «Navarrerías/Muthiko Alaiak», «Oberena», «Irrintzi de Iruña», «Pamplonica valiente/La Jarana», «Anaitasuna», «Aldapa», «Armonía Chantreana»   «Bullicio Pamplonés» y «La Unica» o  el himno de C.A. Osasuna «Aúpa Osasuna» interpretado por Los Iruñako. No solo compuso canciones sanfermineras sino que también fue autor de un gran número de jotas, himnos de fiestas de los pueblos, zortzikos y pasacalles famosísimos para todos nosotros  como «Pamplona, es la perla del Norte».

Además de clarinetista, desde los años 40, y,  durante varias décadas, actuó tocando diversos instrumentos (acordeón, saxofón, incluso el violín)  en pueblos y salas de fiesta. Pero no solo compuso música sanferminera y folklórica sino que también trabajó la música ligera de la época : bolero, pasodoble,  tango, vals, etc. En la última etapa de su vida, tras su jubilación, realizó numerosos trabajos de instrumentación y arreglos para bandas de música, grupos folclóricos, orquestinas, solistas músicos y vocales. Tiene registradas más de 200 composiciones en la SGAE, si bien su producción musical es muchísimo mayor y está formada por 294 canciones y 385  jotas, además de más de 657 trabajos de  diverso tipo. Algunas de sus composiciones aparecen firmadas bajo el sobrenombre de Turman. Su música puede oirse en decenas de grabaciones sanfermineras de las Peñas,  de La Pamplonesa o de conjuntos como «Los Iruña’ko», los hermanos Anoz, los hermanos Olaverria y «Los Pamplonicas». Sus primeras grabaciones datan de los primeros años 50. En La Pamplonesa estuvo  durante nada menos que 50 años, hasta 1978. Su última actuación en público, como músico, fue en las fiestas patronales de Barasoain en 1995.

Al margen de su trayectoria musical su historia laboral estuvo siempre vinculada a una cooperativa agrícola,  la Cooperativa San Isidro (inicialmente llamada Sociedad de Labradores), donde trabajo en diferentes puestos durante cerca de cuarenta años, hasta 1964. Posteriormente comenzó a trabajar para el restaurante Casa Teré de Campanas hasta  su jubilación en 1975. En sus últimos años de vida fue objeto de numerosos reconocimientos y distinciones: su pueblo, Barasoain,  le nombro Hijo Predilecto en 1983, (antes,  a finales de los 60,  recibió el Pañuelo de Honor durante las fiestas, costumbre que como hemos visto en las entradas duró unos pocos años). En 1991, lanza el Chupinazo de las Fiestas de San Fermín; en 1992, recibió el gallico de Oro por parte de la Sociedad Gastronómica Napardi; en 1994, fue  nombrado Socio de Honor de La Pamplonesa. En 1997 el Ayuntamiento de Pamplona le otorgó  la Medalla de Oro de la ciudad, lo hizo muy poco después de su fallecimiento acaecido el 20 de octubre de 1997,  y posteriormente  le dedicó una plaza en el barrio de Azpilagaña. Turrillas es, con todo merecimiento, uno de esos pocos personajes pamploneses del siglo XX que merece el más alto reconocimiento por su valiosísima aportación a la vida cultural, musical y festiva de esta ciudad, pues sus obras ha contribuido a hacernos como somos, a crear nuestra identidad.​

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