Conflictividad social y politica en la Rochapea de los años 70 (1970-1980)

La Rochapea, barrio emblemático de la ciudad de Pamplona, el primer enclave extramuros, el barrio, después del centro histórico, con más antigüedad e historia, fue protagonista importante de los avatares políticos y sociales de nuestra comunidad en  los últimos años del franquismo y los primeros años de la transición. Como señalo en alguna entrada, ya desde finales del siglo XIX y primeros años  del XX en el barrio comienzan a instalarse empresas y talleres, cuyo crecimiento se convertirá en exponencial desde mediados del pasado siglo. La instalación del la estación del ferrocarril será un elemento fundamental en el proceso de industrialización del barrio. Junto con la instalación de decenas de industrias se construirán miles de viviendas para los nuevos trabajadores, -procedentes del resto de Navarra y otras partes de España-, en una abigarrada y anárquica disposición sobre y en torno al meandro del Arga y teniendo a la avenida de Marcelo Celayeta como eje central del barrio. A los rochapeanos de toda la vida, vinculados a las huertas y los antiguos talleres artesanales,  se unía esta nueva y mayoritaria vecindad que daba una clara fisonomía obrera al barrio. No es extraño por lo tanto que algunas de las primeras huelgas y manifestaciones de reivindicación laboral o social y políticas de la ciudad de Pamplona tuvieran su escenario en las calles de este barrio. La iglesia del Salvador, el cruce de Cuatro Vientos o el Porrón son lugares indisolublemente vinculados a los conflictos sociales y políticos que se desarrollaron en Pamplona a  lo largo de la década de los 70.

Los primeros conflictos laborales que recuerdo tuvieron algún tipo de muestra de solidaridad en el barrio, con manifestaciones e intervención de las entonces llamadas FOP (Fuerzas del Orden Público), fueron los de Industrias Esteban y Chalmeta. Corría el año 1970. Tenía apenas siete años. Era la vez que veía algo parecido: un numeroso grupo de obreros que desfilaba por Marcelo Celayeta, desde Cuatro Vientos al Porrón, de repente unos gritos  surgían de la multitud y al poco tiempo un grupo igualmente numeroso de policías, que marchaba por detrás, la Policía Armada, los «grises», tal y como se les llamaba entonces, comenzaban a perseguir y a golpear con sus porras a la muchedumbre. Eran tiempos en las que los «grises» iban en sus  land-rovers grises con los cristales protegidos con una especie de rejillas. De vez en cuando se veía algún autobús con más efectivos policiales y  más tarde veríamos las famosas camionetas o «lecheras» que se pueden observar en la foto que encabeza la entrada, al fondo, tras los policías recorriendo Marcelo Celayeta con el quitanieves retirando las barricadas de la avenida, a la altura de Matesa. Nuestra inicial y natural curiosidad infantil, por la manifestación que por primera vez habíamos visto en nuestra vida, se tornaba en un miedo atroz por la presencia y la actuación de la policía, que nos empujaba a meternos rápidamente en un portal, el primero que encontrásemos, y correr como alma que lleva el diablo hasta el 4º piso. Aun estábamos lejos de entender el alcance y verdadero significado de lo que veíamos, pero aprenderíamos pronto y rápido, vaya si aprenderíamos.


En el año siguiente, 1971,  fueron célebres los conflictos laborales de Imenasa y Eaton, con huelgas de un mes y dos meses respectivamente, tras ellos vendrían los conflictos de Potasas y El Pamplonica, con duraciones algo más cortas. 1972 se inició con el conflicto de A.P Ibérica que duró 26 días y más tarde le tocaría el turno a Torfinasa, del grupo Huarte. Tras 48 días de huelga, los trabajadores de esta empresa se encerraron en la iglesia del Salvador, encierro que finalizó tras el secuestro de Felipe Huarte y la aceptación de sus reivindicaciones laborales. Hubo huelgas importantes también en Motor Ibérica, Imenasa (por solidaridad), Authi y Super Ser. Eran muy frecuentes, en aquellos años, aparte de las huelgas por motivos laborales, las huelgas por solidaridad con otras empresas, hasta el punto de que en los últimos años del franquismo estas superaron en número a las primeras.  1973 será  el  año más importante desde el punto de vista de la conflictividad social del tardofranquismo  por conocer la primera huelga general, el primer caso de todo el Estado,  de huelga general desde la guerra civil. Se produjo entre el 14 y el 22 de junio de 1973  y tuvo su origen en el conflicto laboral de Motor Ibérica. La huelga de esta fábrica comenzó el 8 de mayo y se inició por la negativa de la empresa a anular los expedientes y sanciones iniciados contra los trabajadores que habían hecho huelga algunos días antes. Posteriormente la empresa intentó llevarse piezas y maquinaria de la fábrica a otras factorías, lo que dio lugar a una corriente de solidaridad entre las principales industrias de la ciudad, con paros parciales, cortes de tráfico,  manifestaciones, en las que se lanzaron balas de goma y gases lacrimógenos, concretamente el día 8 de junio en Landaben.

El día 12 de junio, ante la salida de 14 camiones con máquinas y piezas, los trabajadores temieron por el desmantelamiento de la fábrica y decidieron encerrarse en la Iglesia del Salvador. Nuevamente la iglesia de nuestro barrio se convertía en el epicentro de la movilización obrera. La policía rodeó la iglesia, cortó la luz y el agua e impidió que les llegase comida o bebida. En la noche del día 13, los trabajadores hicieron un llamamiento a la solidaridad del resto de trabajadores que fue respondido al día siguiente,  día 14, con paros inmediatos, primero en Super Ser y Eaton y de ahí al resto de fábricas. La huelga se extendió como un reguero de pólvora. Los trabajadores de Super Ser pararon a sus compañeros más cercanos, los de Papelera Navarra y de ahi todos juntos fueron al polígono de Landaben donde ya habían cerrado Eaton, Torfinasa y Esteban. Cuatro mil trabajadores se dirigieron entonces a la Authi que consiguieron se sumase a la huelga. Miles de trabajadores fueron luego a Bendibérica, en la Avenida de Guipúzcoa, que también paró, y de ahí acudieron a Perfil en Frío y a Frenos Iruña que también secundaron la huelga y se sumaron a los huelguistas. Aun recuerdo ver desde mi ventana, el paso de miles de trabajadores en una interminable hilera desfilando por la parte trasera de Perfil en Frío y atravesar las vías del tren en dirección a los polígonos industriales de Artica y Ansoain. Posteriormente y a lo largo del día se cortó la avenida Villava y otros puntos de la capital, fundamentalmente de su cinturón obrero (Cuatro Vientos, Marcelo Celayeta, Avenida de San Jorge, etc) con barricadas y fuertes choques con la policía que utilizó abundante material antidisturbios.

A lo largo del día se fueron sumando más empresas a los paros: Potasas, Inquinasa y un sinfín, las más importantes de la comunidad  hasta el punto de que ese día se sumaron a la huelga más de 20.000 trabajadores. La huelga se extendió a otros sectores: comercio, servicios y al resto de Navarra durante la jornada siguiente alcanzándose los 40.000 trabajadores en paro. Los trabajadores de Motor Ibérica abandonaron su encierro en la iglesia del Salvador el día 15 de junio entre encendidas  muestras de apoyo y solidaridad de los vecinos del barrio, imagen que también conservo en mi retina. La huelga se extendió hasta el día 22 con una tensión creciente y cierres masivos que afectaron ya a todos los sectores ciudadanos. Hasta el arzobispo Jose Mendez Asensio llamó a la concordia y  a la justicia social en una homilía  en la que reconoció la ineficacia de los cauces legales. Llegaron «banderas» de refuerzos de la policía armada desde otros emplazamientos (fundamentalmente de Logroño y Zaragoza), controlando totalmente la ciudad, los polígonos, las fábricas, obligando a abrir los comercios. El día 16 los trabajadores de Navarra hicieron una llamamiento de solidaridad a los trabajadores del resto del Estado. Navarra se convertía, así,  en un problema de primer orden para el régimen franquista. Los empresarios, a través del Consejo de Empresarios, hicieron una propuesta conciliadora para la vuelta al trabajo. Tras varias rondas de negociaciones se llegó a un acuerdo finalizando la huelga el día 23.


La conflictividad se extendió, los meses siguientes a otros sectores: agricultores (pimiento), leche (Copeleche), pan (en 1974),  etc. Al margen de la huelga general citada los conflictos más importantes se produjeron este año, 1973,  en Torfinasa, Micromecanic, Potasas; Papelera Navarra, Onena. A finales de diciembre hubo una jornada de lucha y un paro los días 12 y 20 de diciembre con desigual respuesta. En 1974 se produjeron conflictos laborales en decenas de empresas entre las que destaca por su extensión Authi (un mes) o  Villanueva (que duró más de 3 meses). Más de 1.500 trabajadores de una docena de empresas importantes habían sido suspendidos de empleo y sueldo a finales de 1974, mientras en Potasas  tras dos meses de huelga, el día 7 de enero decidieron encerrarse en la mina, donde permanecieron hasta el día 21. Al finalizar 1974, se celebró otra jornada de lucha el 11 de diciembre, con 18.000 trabajadores en paro y una huelga general el 15 de enero de 1975, esta  en solidaridad con Potasas en la que participaron cerca de 20.000 trabajadores de las principales empresas de Pamplona. La conflictividad social ya creciente en 1974 fue en aumento durante el año 1975.  En los años 1973-74, Navarra ocupaba uno de los primeros puestos de España en conflictividad laboral, junto con Madrid, Barcelona, Vizcaya y Guipúzcoa.


Con el paso del tiempo, las huelgas adquirieron, al margen de su carácter laboral, cada vez más un carácter político de lucha contra el régimen franquista o como forma de protesta ante muertes producidas por la policía  en los primeros años de la Transición. Así se realizaron jornadas de lucha con motivo de los últimos fusilamientos del franquismo (en septiembre de 1975) o con motivo de  muertes producidas en los convulsos años de la transición, como los cinco  obreros muertos por disparos de la policía al salir de la iglesia de San Francisco de Asis, en el barrio vitoriano obrero de Zaramaga (el 3 marzo de 1976), o el joven pamplonés, José Luis Cano,  muerto por disparos de la policía en la semana pro-amnistía, en la calle Calderería (en mayo de 1977, a los que se refieren dos de las fotografías de la entrada), o la  ecologista, Gladys del Estal muerta en Tudela, igualmente por disparos de la Guardia Civil (en junio de 1979, cuyos incidentes quedan reflejados en la 1ª foto de la entrada), etc.

Recuerdo con nitidez, como en mayo de 1977 estaba yo en 8º de EGB en el Cardenal Ilundain y nos mandaron  a casa. Era imposible volver por la avenida de Marcelo Celayeta pues estaba llena de barricadas y eran frecuentes los choques entre manifestantes y policías y tuvimos que volver, corriendo por los campos cercanos al monte San Cristobal y los polígonos de Ansoain y Artica, entre disparos de fuego real de la Guardia Civil, mientras nuestras madres corrían nerviosas y presurosas al viejo camino del Plazaola para salvaguardar a sus retoños. Aquel fue uno de los conflictos más tensos y violentos que recuerdo. Tal fue el grado de enfrentamiento  que aquellos días se realizó en el barrio   un amplio  operativo policial denominado Operación Arga,  con centenares de efectivos policiales, uniformados y de paisano, procedentes de  destacamentos de otras provincias para sofocar los disturbios. Imagenes similares se volvieron a vivir en junio de 1979, con la muerte de una joven ecologista en Tudela,  en 1979, de forma que  la avenida de Marcelo Celayeta y otras muchas calles del barrio aparecieron nuevamente sembradas de barricadas, en esta ocasión,  la huelga me pilló terminando 2º de BUP en Irubide. Sirvan las fotos de aquellos años de Marcelo Celayeta, datada el 6 de junio de 1979 y la zona del Porrón, tomadas desde diferentes ángulos en mayo de 1977 o de Cuatro Vientos (esta última, de Manolo Hernandez) de años posteriores,  publicadas, todas ellas en la revista Ezkaba hace más de una década, amen de alguna otra meramente ilustrativa de los lugares que se citan,  como una pequeña muestra de la Rochapea  que vivimos en  los años 70 del pasado siglo.

Fotos por orden de aparición: Nº 1. La policía retirando barricadas en la avenida de Marcelo Celayeta en junio de 1979 con motivo de los incidentes acaecidos por la muerte de la ecologista Gladys del Estal en Tudela. Revista Ezkaba. Marzo 2004. Nº 2: Avenida de Marcelo Celayeta. Carlos Albillo. 2013, Nº 3: Barricadas en la zona del Porrón. Mayo de 1977. Boletín Informativo de CCOO. «Navarra Obrera» 1977, Nº 4. Iglesia del Salvador. Carlos Albillo. 2013, Nº 5: Enfrentamientos con la Policía en  la avenida de Marcelo Celayeta, Mayo de 1977. Boletín Informativo de CCOO. «Navarra Obrera» 1977. Nº 6 confluencia de Bernardino Tirpau y Marcelo Celayeta. Revista Ezkaba, Nº 7: Cruce de Cuatro Vientos. Revista Ezkaba. Manolo Hernández

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