Comercios centenarios: Joyería Victor Idoate
Novena entrega del serial de artículos sobre la historia de los comercios del Casco Antiguo que se han incluido dentro del ciclo «Comercios del Casco Antiguo, Comercios que dejan huella». En esta ocasión descubriremos la larga historia de uno de los negocios con más antiguedad del centro histórico. El origen de este negocio familiar, que hoy regenta la cuarta generación de la familia Idoate, hunde sus raíces a mediados del siglo XIX, cuando unos joyeros procedentes de Madrid, los Ferreira (Eduardo Ferreira García, Nicolás Ferreira y Falcoti y Ramón Ferreira y Falcoti) llegaron a Pamplona y compraron, en 1846, la casa nº 17 de la calle Chapitela. Hay dudas sobre la fecha de inicio de la tienda, podría ser un poco más tarde de la compra de la casa, en 1847, o mucho más tarde, en 1864, aunque no hay constancia documental al respecto. En el censo municipal de comerciantes de 1870 ya aparece Nicolás Ferreira como titular principal de la actividad y propietario del local, por lo que cabe señalar la fecha de 1864 como segura, pero sus actuales regidores creen que el año en que se abrió la joyería no pudo estar muy lejos del de la compra de la casa, aunque no aparezca en el listado de actividades económicas y comerciales de 1848.
El 10 de julio de 1874, siendo arquitecto municipal José María Villanueva y alcalde José Javier Colmenares, Nicolás Ferreira solicitaba al Ayuntamiento permiso para un proyecto de fachada de la tienda, proyecto que nada tiene que ver con la fachada actual. La tienda aparecía en 1886 encuadrada bajo el epígrafe de «comercio de joyas y piedras preciosas y objetos de oro y plata». Eduardo Ferreira fallecía entre 1889 y 1893 y a Nicolás le sustituía, en 1902, en la dirección del negocio, Ramón Ferreira. A Ramón Ferreira le relevó posteriormente Pilar Idoate. Pilar era sobrina de los Ferreira y la trajeron desde Oricáin hasta Pamplona, tratándola, en todo momento como una hija, hasta el punto de dejarle el negocio como heredera, ya que Ramón estaba casado pero no tuvo descendencia. A partir de entonces, y durante algún tiempo, el negocio aparecía, en las guías comerciales, como Sucesores de Ferreira.
En 1920, con Pilar Idoate como propietaria de la tienda, se acometía el proyecto de reforma modernista del bajo del establecimiento y del primer piso, que conocemos y ha llegado hasta nuestros días, y que constituye uno de los mejores exponentes, uno de los mejores conservados, de los que existen en la ciudad de este tipo de arquitectura. Una joya arquitectónica que se conserva, por fuera y por dentro, con la misma elegancia y estilo de hace más de un siglo. Para poder hacer dicha reforma los Idoate llegaron a vender una casa familiar que tenían en la Bajada de Javier. El hermano de Pilar, Cándido Idoate Segura (1860-1941), era ebanista tallador, tenía su taller en la calle Tejería e hizo los muebles de la tienda, además de otros dibujos y diseños de la obra de reforma. Fue maestro de obras, así consta en los archivos oficiales, José Aramburu y Elizaga. Cándido era un afamado ebanista que había colaborado en el diseño y construcción del kiosko de madera de la plaza del Castillo, que precedió al actual y había trabajado, asimismo, en numerosos retablos religiosos. Pilar Idoate fallecía el 18 de abril de 1926, sucediéndole en la joyería su sobrino Víctor Idoate Sarrias, que era uno de los cuatro hijos de su hermano Cándido, viudo, al fallecer su esposa, cuando nació el cuarto de sus hijos.
En 1933 Víctor hizo una reforma de toda la casa. En aquel tiempo en que las tiendas abrían de sol a sol y los precios no eran fijos, era bastante frecuente que el dueño del bajo lo fuese de todo el edificio o de parte de él. En este caso los Idoate eran propietarios de todo el edificio. La vivienda se extendían, en este caso, a lo alto, y no a lo ancho, y cada planta tenía distinta altura. En la trastienda de la tienda comía la familia, el piso de arriba servía como zona de estar, en el 2º había un salón grande, en el 3º estaban las habitaciones, en el 4º, que era más bajo de altura, estaban los comedores, en el 5º las cocinas y el servicio y en el 6º el carbón y la leña. Víctor había nacido en 1895 y fallecería el 23 de septiembre de 1965, víctima de un infarto fulminante, y lo hizo un poco antes que su hijo Antonio, -padre de la actual regidora, Esperanza-, muriese un año después, el 19 de agosto de 1966, muy joven, a los 39 años de edad. Tras el fallecimiento de Víctor, el negocio pasaría a nombre de su viuda Esperanza Viana Goicoa, hasta su fallecimiento en 1993. Desde 1994 el negocio es propiedad de los hermanos Idoate García y lo regenta Esperanza Idoate García.
Fotos por orden de aparición: Joyería Idoate en los años 20. Cedida por la familia Idoate. AMP. Foto Galle. 1979. Joyería Idoate. 2015. Archivo Asociación Casco Antiguo de Pamplona. Publicidad de la Joyería Idoate en los años 30.