El comercio de Pamplona en el año 1975

En las siguientes entradas y  siguiendo el estilo de algunas entradas anteriores como las de las boticas, pastelerías, librerías, establecimientos de bebidas, etc repasaré cada uno de los sectores comerciales que aún me quedan pendientes en el ámbito del comercio: de los antiguos coloniales a los actuales supermercados, las zapaterías de siempre, los comercios que nos han vestido a lo largo del  tiempo, donde hemos equipado nuestros hogares, todos esos establecimientos que nos han acompañado durante tantos y tantos años de nuestras vidas. Esta entrada, sin embargo, será un poco miscelánea, pues ni seguirá el criterio geográfico, por calles, ni tampoco el de actividad. Haré un breve repaso no exhaustivo sobre el comercio que podíamos encontrar en Pamplona, el año en que murió Franco, 1975. A final de ese año, yo cumplía 12 años y estudiaba 6º de EGB en el colegio Cardenal Ilundain. Para aquel año ya no existía la Enseñanza Primaria sino la EGB. También ese año nacía el BUP  con sus tres cursos y en el  curso siguiente se comenzaría a implantarse  la Selectividad desapareciendo  el viejo plan del Bachillerato con sus 2 grados (y 6 cursos) y el PREU, que con el BUP  se convertiría en el COU.

¿Cómo era la Pamplona en aquel entonces?. Doy unas notas de noticias y recuerdos. Por las calles del Casco Viejo pasaba el tráfico y se aparcaba en todas sus calles, aun faltaban más de 20 años para su peatonalización. En Enero de aquel año desaparecía  la manzana de la Mutua, donde se construiría la nueva sede  de la Caja de Ahorros de Navarra. En Febrero se demolía el viejo puente de San Juan, el llamado «puente  de los suicidas». Hacía dos años que se había terminado el puente de San Jorge y  estaba a punto de terminarse la llamada Variante Oeste.  En Marzo se habían demolido  las casas del lado izquierdo de Cuatro Vientos. Dos  años antes, en 1973  se había terminado de desmontar la azucarera de Carlos Eugui y en años posteriores los almacenes de Múgica y Arellano. Ese año se comenzaron  a construir cuatro nuevos ambulatorios en los barrios, – con el fin de descargar de trabajo el Ambulatorio General Solchaga  que estaba en la avenida de Franco y destinarlo únicamente a Especialidades-, pues hasta entonces era el único ambulatorio que había en toda la ciudad.  La muralla del frente norte, desde el portal de Francia hasta el Portal Nuevo, se encontraba en muy mal estado y amenazaba ruina. De hecho se habían producido algunos desprendimientos en la muralla, en el tramo de la Cuesta de Santo Domingo. Comenzaban a producirse cada vez más atentados de ETA y también de grupos de ultraderecha. En septiembre se producían los últimos fusilamientos del franquismo: 3 militantes el FRAP y 2 de ETA. Hubo  un largo conflicto en Potasas de Navarra. Desapareció la fábrica de Authi.  También lo hicieron ese año las locomotoras de vapor  que nos habían acompañado durante tanto tiempo.  El 15 de junio se inauguraba la plaza de los Fueros, después de dos años y medio de obras.  El 10 de julio se producía un trágico montón en el Encierro, en la entrada a la plaza de Toros, con un muerto y diez y seis heridos graves al que asistí, pues solíamos acudir a la plaza. A finales de este año  se comenzaba a desalojar el Hospital Militar y se terminaba el Edificio Singular.

Y ¿Qué comercios encontrábamos entonces?. En Paseo de Sarasate podíamos degustar las heladas delicias de tres heladerías con mucha historia detrás, alguna más que otra, empezando por la zona más cercana a la Audiencia, la Heladería Italiana de Eugenio Bez Dal Molin, luego donde hoy esta el Bankinter estaba «La Vital» y para terminar el paseo en el nº 4, la Heladería Nalia, que estaba a nombre de Nicanor Martínez Mendiluce aunque quien de verdad llevaba el negocio desde hacía mucho tiempo  era Vicente Serrano. De las tres tengo largos y profundos recuerdos infantiles y familiares. En aquella época no había tanta variedad de helados como los que existen actualmente, que hay prácticamente todo tipo de sabores, pero aquellos helados cortados o de cucurucho de limón, vainilla, chocolate, bombón almendrado, los  disfrutábamos igualmente. Y sigo la ruta dulce de mi infancia, camino de la adolescencia. Entre las pastelerías más notables, en aquellos años, de la ciudad estaban, -espero no dejarme ninguna importante,- las de Juan Arbizu (¿Quién no se acuerda de las famosas pastelerías cafeterías Delicias, instaladas en el Casco y en el Ensanche?, las pastelerías cafeterías  Florida. de Francisco Irujo, (luego se sumaron al negocio otros inversores),  que además eran panadería y confitería con obrador propio, también regentaba la Cafetería Belagüa; estas cadenas locales de pastelerías cafeterías  comenzaron a expandirse a finales de los 50, siendo su período de máximo esplendor los años 60-70 y 80, llegando a tener casi media docena de establecimientos repartidos por la ciudad. Layana ya era un clásico, pero Beatriz aun no había despuntado, la llevaba con buen oficio y discreción Pablo Sarandi antes de que la cogiesen y la convirtiesen en lo que es hoy las hermanas Gómez Tellechea.

En esos años aún podíamos degustar  las coronillas de Salcedo (a cargo de las  Hijas de Salcedo) o las de Dulces  Torrano, fundado por José Torrano al inicio de los 60 y  al que le daría el relevo en 1988 su hijo Josetxo y que hoy lleva desde el año 2012,  Gersán Valdés, que ha añadido a su histórica marca la de Pastelería Larramendi.  Las pastelerías cafeterías Taberna se habían expandido por todos los barrios de la ciudad pero todavía estaban lejos de convertirse en la multinacional que es hoy en día. Además tenía  casi el monopolio de buena parte del pan de barra que se vendía en las tiendas.

Otras pastelerías famosas de aquellos años eran la pastelería cafetería  Bardi, de Juan Bardi, en el lugar donde antes estuviese la pastelería Garicano y hoy El Mentidero, Pastelería Cafetería Miami,  Zucitola, Vda de Arrasate en Pozoblanco, pastelería Alfaro en Chapitela y san Ignacio, La dulce Venecia de Carmen Torrente en Mercaderes, Pastelería Maxi en San Nicolás, o las clásicas Casa Manterola o Dulces Unzué, esta última   también conocidos por sus caramelos «La  cafetera» al igual que los de los Hermanos Lozano comercializaban  «Las dos cafeteras». Seguían cumpliendo años casa Ataun, Casa Manterola, Dulces Unzué, Casa Andueza, Subiza y Pedro Mayo. Casi todas las pastelerías  acompañaban sus riquísimos pasteles con un buen café u otras bebidas no alcohólicas.

Entre las carnicerías de aquella época estaban las de Félix y Santos Itarte Lacunza, con un montón de tiendas en el Casco (yo recuerdo al menos tiendas en Mercaderes, San Antón y Pozoblanco y creo que hubo alguna otra en otros barrios de la ciudad, aunqe no estoy segro), Larrasoaña (fundada en 1951), Urdániz, las de los Villanueva (origen de chorizos tan populares como Los Kilikis o El Pamplonica), Abínzano, etc. En bebidas habría que recordar las Vinotecas de Murillo o Ibañez y en tiendas de alimentación delicatessen a Casa Torrens o casa Azagra, por citar las más destacadas.

Para hacernos unas fotos, en los momentos más importantes de nuestras vidas,  teníamos una amplia y variada oferta con unos magníficos profesionales: José Galle  en la calle Blanca de Navarra, Juan Gómez en Duque de Ahumada, los hermanos Mena y Julio Ruiz en Paseo de Sarasate, Luis Ruperez en Calceteros, Zubieta y Retequi en Espoz y Mina, Bozano en San Antón y calle Estella y las nuevas Beta o Solis Color. ¡Cuántos bautizos,  comuniones, confirmaciones, bodas habrán plasmado esta pléyade de fotógrafos!. Seguramente una buena parte de los pamploneses de entonces pasaron por sus estudios en algún momento de su vida, seguro que al menos  para renovar periódicamente el carnet de identidad o para otros trámites burocráticos. Otros estudios fotográficos eran en el Casco Antiguo, los de Foto Ama en san Miguel, foto Adam en plaza  del Castillo o Leache en Estafeta,  y en el Ensanche, Prince, Turgel o Esteban.

Estaba acabando el franquismo y algunas briznas de libertad se filtraban entre las revistas y los libros de la época. Teníamos entonces el Bibliófilo de Manuel Abarzuza Murillo en la Avenida de Carlos III, cerca de la plaza de Mola a la que  asocio, especialmente,  con el libro antiguo o la Librería Abarzuza regentada en ese momento por Ceferina Fontellas, Viuda de Víctor Abarzuza, vinculada indefectiblemente al euskera y la cultura vasca, La Casa del Libro de Benito Echarte en la calle Estafeta o la Librería de Antonio Leoz unidas, en mi memoria,  a la prensa y revistas más variadas, ¡hasta cabeceras internacionales podías encontrar en ellas!, La Casa de Maestro, de los Pérez Ilzarbe en el nº 7 de la calle San Miguel que aparece asociada en mis recuerdos  a los libros de texto, la de Felipe Gómez en la plaza del Castillo, Echarte en San Saturnino, Gregorio Areta en San Francisco 34 (había otra Areta en Calderería). Hacía dos años que se había abierto la librería El Parnasillo, inicialmente, hasta 1978,  en Paulino Caballero, y que sería objeto de varios atentados ultras. También en el Ensanche se encontraban las Librerías Andromeda y  Amaya, en la calle del mismo nombre, Antares, en Paulino Caballero, Sánchez Escudero en Bergamín cerca de los Institutos de la plaza de la Cruz, Aramburu en Carlos III y La Librería Universitaria en la Avenida de Baja Navarra, entonces Avenida de Franco o la librería Manantial. Además estaban las papelerías de Castiella, Bescansa, El Secretariado Navarro, todas ellas en el centro histórico.

Las principales joyerías de Pamplona estaban distribuidas entre el Casco Antiguo y el Ensanche. Recuerdo entre las primeras la de Miguel Astrain, en la plaza el Castillo, Manuel Esparza y Jesús Pérez Alfaro  en la calle Comedias (había y hay otra Pérez Alfaro, ésta a nombre entonces de María Pérez Alfaro,  en la bajada de Javier), José Luis Goñi en la calle Estafeta, Mariano Rubio en San Nicolás y Esperanza Viana Goicoa (Vda. de Idoate)  y J. J. Ezpeleta en Chapitela, Mendihur en San Antón, Joaquín Alforja en Zapatería aunque para esos años esta última ya se había centrado sobre todo en la óptica. Olmedo que había estado en décadas anteriores en la esquina de Ansoleaga y Eslava había dado paso a la joyería de Rafael Tierra, encontrándose en esta época en García Castañón. Entre las segundas, las ubicadas en el Ensanche, estaban las de Pio Bajo y José Ramón Rubio en San Ignacio y las de Pedro Bueno (1963) y Montiel en la calle Bergamín. Montiel fue fundada en 1963 por Gonzalo Fernández Montiel y su mujer Dory de Prado, su primera ubicación estuvo en el Casco Antiguo, en el nº 8 de la calle Mercaderes donde en estas fechas estaba La Hora Fija. También Pio Bajo estuvo en Mercaderes pero éste mucho antes,  a principios del siglo.

Artículos de regalo los encontrábamos en establecimientos como los de Román Elizburu Mendioroz, cerrada hace casi dos años, María Camino Sagarra y en joyerías relojerías como las de Félix y Francisco Mendivil Gómez, Moreno, Joaquín Roldán, José Antonio Olangüa, Mercedes Onsalo, Carmelo Vallés, Jesús Viguiristi  y  Simón Zaragueta. La primera tienda de souvenirs de Pamplona la fundó Guillermo Beaumont Dufur en 1955. Posteriormente se introducirían en el sector nombres como Valentín Gómez, Ignacio Ancín (que terminaría derivando su actividad a la joyería y relojería) o Esteban Aristu. En otros sectores como la de los efectos de viaje descollaban establecimientos como los de los Nagore, en sus diferentes ramas familiares o Archanco, en el de la música Casa Luna, Casa Arilla o Vellido.

Doy unas notas sobre el origen de las conocidas Joyerías Rubio, de las que actualmente permanece la joyería de la avenida de San Ignacio. La saga de los joyeros Rubio comienza con el abuelo Mariano Rubio Arbizu nacido en 1908, que fue empleado del Irati, y se encargaba del mantenimiento de los relojes de las estaciones de este histórico ferrocarril. En 1939 decide impulsar un taller de relojería, con la compañía de su esposa, Pilar Tirapu, y posteriormente también de sus hijos Mariano y José Ramón. En 1946 pasan de un primer piso  en la calle Pozoblanco a un local en el nº 66 de la calle San Nicolás, donde abren Joyería Rubio y crean la marca de relojes Marrubar. En 1958 abren un nuevo local en el nº 9 de la Avenida de San Ignacio del cual se encargará Ramón mientras que Mariano lo hace del de San Nicolás. En 1968, Ramón se hace cargo por completo de la tienda de la avenida de San Ignacio, acompañado por su esposa Irene Echarte. Hace unos años, en 2013,  cerraba por jubilación la de Mariano. En 1998 se incorporaba a la de José Ramón la tercera generación en la persona de Mikel Rubio.

Entre las zapaterías existentes, recuerdo que estaba Calzados Tiberio, que cerró hace dos años, en el primer año de la pandemia. Sus orígenes se remontan a 1929, cuando su fundador, Gregorio Tiberio montó un taller de reparación de calzado en Viana y más tarde se dedicó a  fabricar zapatos de forma artesanal. Llegó a Pamplona en 1955 y compró una fábrica de calzados en el nº 4 de la calle Gorriti que vendió en 1968. En 1963 abría su primera zapatería en Castillo de Maya, que cerró  hace unos años,  en el año 2017, en 1968, abrió una segunda en la calle San Fermín y en 1980 una tercera en la avenida de Bayona. Otras zapaterías de esta época eran las de los hermanos  Manuel y José María Ayestarán, el primero con tiendas en Paulino Caballero, Avenida de Baja Navarra y Zapatería y a los que he dedicado recientemente una entrada, los hermanos Goñi,  Faustino Errea, Sérbulo Basoco, las hermanas María Teresa y María Esther Erviti Veramendi (con sus zapaterías Biarritz  y Venecia), Jesús Galdeano, en el nº 5 de la calle Estafeta,  Juan Gazpio, Ricardo Manero con Calzados Monaco  en el nº 23 de San Saturnino y Bonifacio Segura Artola, con La Zapatillera. Entre las guarnicionerías más importantes y probablemente las únicas  estaban   Cebrián y  Casa Garatea.

Entre las ferreterías encontrábamos en el Casco Antiguo, nombres tan míticos como Eceiza y Murillo, en la calle Zapatería,  Armisen (que también estuvo een esta calle, al menos un tiempo), La Ferretera Navarra de  los hermanos  Garaicoechea, en Pozoblanco, Guibert (donde posteriormente estuvo Euskal Piel, en la calle Zapatería), La Industrial Ferretera, nacida en 1944 y que recuerdo contó con una tienda en la calle Mayor, Sanz (de la que ya hablé en una entrada, con motivo de su centenario este año), en el Ensanche, Chocarro (1938), Ferreteras del Norte, Ciaurriz, Prieto o Radio Ortega (este también tuvo tienda en el Casco, más concretamente en la calle Chapitela). Algunos como Guibert y Radio Ortega tocaban también el sector de los electrodomésticos.

Unas breves notas sobre La Ferretera Navarra: La  Ferretera Navarra  se creó  en el año 1946 como comercio de ferretería y ha contado con tiendas en el Casco Antiguo, en el nº 16 de la calle Pozoblanco, hasta el año 2013,  y en San Juan (en el nº 19 de Monasterio de la Oliva), además de almacenes y oficinas en otros lugares. En 1990 eliminaron la ferretería y menaje de la calle Pozoblanco reformando la tienda y sustituyéndola por una amplia exposición de artículos de manillería, tiradores, herrajes y accesorios de baño, pasando a llamarse, además, Krisketa La Ferretera Navarra. En 2008,  la tienda de San Juan se especializó en cerrajería.

A Guibert y Radio Ortega añadiríamos, en el sector de los electrodomésticos, nombres como Fillat, Frías, Gortari (que tuvo tienda tienda en la calle Estafeta), Soria, Noain (en la plaza Príncipe de Viana), Orbaiceta (de la que hablaré, por su importancia,  extensamente en otra ocasión) o Lasa. Entre las droguerías hallábamos nombres históricos como los  Joaquín López Baquedano (Droguería López de la que hablaré en un próximo post), Clemente Redín, de  la que hablo a  continuación, los hermanos  Varela (Droguería Varela), que tuvieron una droguería en la calle Mayor, donde hoy está el Taberna, José Tirapu Sarasa (Droguería Tirapu), Alicia Val Prieto, Javier Navascués (de la Droguería Farmacia Navascués, en la Estafeta donde hoy esta la farmacia Iturria), Juan Oficialdegui de la droguería farmacia Oficialdegui en la Rochapea, la droguería de Pedro Pomares, que cerró el pasado año, y la Droguería Ardanaz. Daré unas breves notas sobre Droguería Redín.

Para conocer el origen de Droguería  Redín hay que remontarse al abuelo Secundino Redin Vidaurre que era rotulista y tenía en el Ensanche un taller de pinturas. Su hijo Clemente Redin Janariz  trabajaba con su padre pero se independizó y  se puso por su cuenta  a finales de los años 50, concretamente en 1957, abriendo  una primera droguería en la Chantrea. Posteriormente abriría otras droguerías en la Rochapea y San Jorge. Este mismo año, en 1975, se hacía con la droguería perfumería de Martin Azpilcueta. Clemente se fe decantando, con el paso del tiempo,  por el ramo de las perfumerías y se fue desprendiendo de las droguerías, tanto la de la Chantrea, como de la Rocha, la última en quitarse fue la de San Jorge. En los años 80 abrió una perfumería en la avenida de Bayona. En los 90 compraba sendos locales en Irunlarrea y Benjamín de Tudela donde instaló nuevas perfumerías. En el año 2000, ya con la tercera generación, incorporada al neegocioo desde hacía mucho tiempo y personificada en Marisa, Julia e Iñako abrieron la perfumería de Zapatería y cogieron en traspaso la perfumería de Javier Goñi en la calle Estella. Poco después también abrieron una tienda «low cost» en la calle san Miguel que se llamaba «Kwapas». La crisis del  2008 les obligó a cerrar las droguerías de calle Estella, San Miguel y Benjamín de Tudela. Recientemente, hace unas semanas, la familia Redin Arrasate ha traspasado, por jubilación, todas sus tiendas: las perfumerías de Zapatería, 58, Avenida de Bayona, 7, Irunlarrea, 21 y la droguería de Martín Azpilcueta, 6 a una cadena de perfumerías valenciana, tras más de 60 años de buen hacer.

Largo es el apartado, por fuerza, que debo dedicar a la ropa o moda y el textil en general y en la que incluyo a las mercerías, -al por mayor y por menor-, (en otro tiempo aparecían como mercerías-paqueterías), los sastres con género así como los diferentes tipos de confecciones, tanto de ropa elaborada como de tejidos,  en un maremagnum de denominaciones que se superponen, de forma que muchos establecimientos aparecen indistintamente en unos apartados y otros.

Figuraban dentro del apartado de mercería al por mayor, firmas como la de J.A. Cabases (Almacenes Aldapa, en el inicio de la calle Mayor, anteriormente Antonio Cabases había regentado una sastrería durante largos años y de tradición familiar, en  la calle Zapatería). Este negocio aparece en el apartado de  mercería al por menor y en confecciones al  igual que Distribuciones Cuadrado (en Cortes de Navarra, cruce con Carlos III) o José María Duran Mestre (al final  de  la calle Mayor),  etc. Buena parte de  las mercerías al por mayor y  al por menor acabarían especializándose y vendiendo ropa de hombre o mujer. Entre las mercerías al por menor estaban Almacenes Numancia, (que también aparecía en confecciones), en el nº 1 de la calle San Antón, Agurruza (en la calle San  Miguel, 6), las tiendas de Alonso (quien no recuerda sus machacones pero eficaces anuncios radiofónicos),  la mercería de las Hermanas Oronoz, en plena plaza del Ayuntamiento (hoy ocupada por el Cookie Shop), Sucesores de Pio Espluga (que estuvo durante mucho tiempo en el nº 30 del Paseo de Sarasate), Andrés Udobro (de la Mercería Udobro, donde hoy esta Optica Joaquín Alforja), Valeriano Zabalza (Vale, especializado luego, con Felipe  Zabalza,  en ropa de hombre), María Josefa Zulategi (de la lencería Zulategui),  Galerías Navarras (también aparecían en confecciones y precedieron a las Nuevas Galerías de la calle San Miguel, de los hermanos Glaría, que también eran dueños de «Confecciones Chile»),  las hermanas Rothe Amenabar en san Nicolás,  Beatriz Sarasibar (de la Mercería Beatriz, antigua mercería La Victoria, también en la misma calle), Miguel Zarranz ( en el nº 9 de la calle Estafeta que empezó siendo mercería pero pronto se especializó en ropa de mujer), Confecciones Molinero, Guillermo Fernández (de Lencería Chargui en la calle Mercaderes, su hija Charo abrió posteriormente otra lencería, con el nombre de Iris,  en la calle Mayor). Entre los sastres con género teníamos a Francisco Echegoyen «El Barato» en Zapatería, Ricardo Lozano Sotes, Hijos de Marino Santesteban, Sarobe o Condearena (este último en la calle Mercaderes).

Como en otros apartados  dedicaré unas líneas al que fuera fundador de una de las grandes firmas textiles de la ciudad en aquellos años: Confecciones Chile, Benito Glaría. Esta información está extraída de un blog, lakukula.com del colectivo del mismo nombre, centrado en la recuperación del patrimonio histórico y cultural de la villa de Burgui.  Benito Glaría nació en 1908, en el pueblo de Burgui, viajando por primera vez a Chile en el año 1922, acompañado de unos tíos contando tan sólo sólo con 14 años. Regresa de nuevo a Burgui en 1935 para acompañar a su padre en sus últimos momentos de vida. Ese año se casa y regresa con su esposa nuevamente a Chile. También estaban allá sus hermanos Isidro y Policarpo. Con su esposa Manuela tuvo 5 hijos: José Angel (que falleció a los 18 años), Tomás, Marianela, Benito y Amaya. Con sus hermanos montó un negocio textil en la ciudad de Concepción llamado «La Puerta del sol», posteriormente se trasladan a Santiago donde Benito abre una nueva tienda de telas, «La Navarra».

En 1948 decide venir con toda su familia a Pamplona pero la situación de la postguerra no era para nada propicia  al emprendimiento y regresaron a Chile,  donde trabaja, esta vez como como empleado, en el ahora negocio de sus hermanos «La puerta del Sol». En 1951 trae a toda su familia de vuelta a Chile donde emprende una nueva aventura empresarial, una empresa de fabricación textil  en la que llegó a emplear a 50 trabajadores. Se llamaba Tejidos Iruña. En 1961, su hijo Benito decide regresar a España y afincarse en la capital navarra. Compra unas máquinas de tejer en Barcelona  que envía a Pamplona y adquiere un local en el Paseo de Sarasate que será el origen de «Confecciones Chile». Vuelve de nuevo a Chile pero en los años siguientes (1962 y 63) el resto de sus hijos y el matrimonio formado por Benito y Manuela regresan  a Pamplona. Confecciones Chile  empieza a funcionar a pleno rendimiento  y construyen un pabellón en Cizur Mayor para fábrica de jerseys. Con el tiempo  se decide cerrar la fábrica y centrar todo el esfuerzo en la venta directa en tienda y en mercados, pues era mucho más rentable. Se amplia la tienda con un local anexo  e inician un proceso de expansión abriendo nuevos locales en la calle Mercaderes, en Martín Azpilicueta y en Burlada. Incluso, durante un breve periodo de tiempo, llegaron a tener dos tiendas en Barcelona. ¿Quién no se acuerda de aquel anuncio que decía  “Me voy pa’ Chile, caminando, caminando”?. El 5 de agosto de 1999 fallecía el fundador a los 91 años de edad. Con el nuevo siglo, en el año 2015, con la tercera generación, desaparecía  esta empresa familiar que en los últimos años había existido bajo el nombre de «Los telares». Años atrás, en la primera década del  nuevo siglo ya habían cerrado la tiendas que tenían en el Casco Antiguo.

En el sector de las confecciones encontramos también a Crespo Tabernero (Avenida Carlos III),  Dimas Ibañez (en Chapitela),  Víctor Irisarri, Larreta, Enrique  López Bartos,  Ceferino Cambra, que funda Casa Cambra en la calle Tafalla en el año 1951, inicialmente como tienda de ultramarinos, y desde los años 80,  con la llegada de los supermercados, cambió radicalmente «de tercio». Empezaron a vender medias, camisas, corbatas y ropa interior y, posteriormente, se dedicaron exclusivamente  al textil hogar, hoy la regentan la segunda y tercera generación, Iñaki Cambra los dos. Mientras, en confecciones finas, teníamos a Juan Almazor Castiella (con las tiendas de  La Creación y la Favorita en  el Casco y el Ensanche, respectivamente), Camino Altube (y su camisería de la calle Zapatería), Félix Arrizabalaga (justo al lado del Pasadizo de la Jacoba),  Confecciones Gallego (donde está hoy Moda Tihista), Juan García y Hnos (en la esquina de Mercaderes  y  Chapitela), Narciso Inda (en la plaza Consistorial), Mariano Lamana (en la calle Pozoblanco), Maribel Medina (Lencería Medina), Juana Sarasa (vda. de Aznarez), Federico y María Luisa Trías Saralegui (Confecciones Trias en la plaza del Castillo), hijo de José Turullols (La Madrileña), Confecciones Mateo y  Confecciones Madrileñas (que cerró en marzo de este año).

Tampoco podemos olvidar a Simón Liceras (El Búfalo) en Pozoblanco, Marpa (de Martin Palomeque, José María y Antonio), primero donde hoy está Dom Lluis y luego en la calle Comedias, Olza y Oliver, Ferraz (con tiendas en el Casco y el Ensanche), Usoz (en Zapatería), Rocamador (en la calle Nueva, junto al pasadizo de Francisco Seminario), Artazcoz, Pio Gorriz  y Daniel Cayuela (Ortega) (los tres en la calle Mayor); Félix Jenaro Artieda, Astiz y Esquiroz (San Andrés),  Bernardo Eraso, Mestre, Hijas de Rufino Saralegui (La Perla Vascongada)  y   Manuel Viana Santesteban (Casa Viana), todos ellos  en la calle Zapatería, Erro en el Ensanche,  Julián Asensio, Larreta, Loysa en Cortes de Navarra,  Hijos de José Olaso e Hijos de Juan Ripa en la plaza del Ayuntamiento, Herederos de Juan San Julián en Mercaderes,   José María Unzu Got en Comedias, entre otros. El material deportivo empezaba a tener en Corpus y Fernando Cabodevilla (Deportes Irabia), en el Ensanche una de sus principales referencias junto a Deportes Zariquiegui, en el Casco, la tienda más antigua de deportes de Pamplona. Mención aparte merecerían los Almacenes Unzu, de los que intentaré hacer próximamente una entrada monográfica. Unzu fueron los primeros grandes almacenes de Pamplona, el mayor ejemplo  de la modernidad en el comercio de aquellos años, Unzu fue pionero en muchos aspectos, sacó la primera tarjeta de compra, aunó en un gran espacio (llegó a ocupar cerca de 6.000 m2) multitud de productos comerciales separados en secciones e instaló las primeras escaleras mecánicas de Pamplona.

Fotos por orden de aparición: Foto nº 1: Calle Mayor. Años 70-80. Javier Muru. Foto nº 2: Vista Aérea de la Plaza de los  Fueros. Octubre 1975. Paisajes Españoles. Archivo Municipal de Pamplona. Foto nº 3: Calle  Mercaderes. 1993. Foto Calleja. Foto nº 4: Reconstrucción de la Muralla del Frente Norte. Javier Ayesa. 6 de octubre de 1976. AMP. Foto nº 5: Antigua sede de la Mutua. José Luis Zuñiga. Enero 1977. AMP.  Foto nº 7: Paseo de Sarasate. 1977.  Foto Mena. Foto nº 12: Casa Azagra. José Galle Gallego. 1940-1954 Archivo Abierto. Archivo General de Navarra (AGN), Foto nº 15:  Calle Mercaderes. Años 70. Archivo Municipal de Pamplona. Foto nº 16: Librería El Bibliófilo, sin datar ni filiar. Foto nº 25: Tienda de Calzados Tiberio en la calle Tafalla. Idealista.com. Posterior a 2017. Foto nº 27: Calle Zapatería. Navidades. Años 70. Sin filiar.    Fotos nº 6 (Pastelería Salcedo), nº 8 (Vda de Arrasate), nº 9 (Logo de la pastelería La Dulce Venecia), nº 10 (Casa Manterola), nº 11 (Tocinería Itarte), nº 13 (logo de Tocinería Itarte), nº 14 (Javier Carlos Retegui en su tienda de la calle Espoz y Mina), nº 19 (Joyería Rubio), nº 20 (Almacenes  Estafeta), nº 21 (Sagarra), nº 22 (Nagore), nº 26 (logo de José María Ayestarán Jauja), nº 33 (Droguería Ardanaz), nº 35 (Mercería Beatriz), nº 36 (Zulategui), nº 38 (Unzu Got), nº 39 (Almacenes  Numancia), nº 40 (logo de Almacenes Numancia), nº  41 (Logo de Confecciones  Chile) nº 46 (El Búfalo), nº 49 (logo de Confecciones Marpa (Martín Palomeque) y nº 50: (Deportes Zariquiegui). Archivo Asociación Casco Antiguo de Pamplona, 1998-2010. Fotos nº 17 y nº 18: la Casa del Libro. Archivo Carmelo Buttini, Fotos nº 28: Eceiza,  Murillo y Macazaga  en el nº 36 de la calle Zapatería, Años 30. Procesión de San Fermín. José Belzunce. Archivo Abierto. Archivo General de Navarra. Foto nº 29: Tienda de Mauricio Guibert. José Luis Zuñiga. 1977. AMP. Foto nº 30: Publicidad de la Industrial Ferretera. Foto nº 31: Droguería Tirapu. Años 40-50. Sin filiar.  nº 32: Droguería Farmacia Navascues. 1949. José Galle Gallego. Archivo Abierto. AGN, Foto nº 34. Droguería Redín en  Martín Azpilcueta. Ernesto López. verpueblos.com. Foto nº 37: Tienda de  Cuadrado en  Cortes de Navarra, 1976. cuadrado.com nº 42: Calle Zapatería. Años 40-49. AMP. Sin filiar, nº 43: calle Mayor, tienda de Ferraz, Años 60. Sin filiar. nº 44: Calle Zapatería. Años 70. Sin filiar. AMP, nº 45: Confecciones Gallego. 1951. José Galle Gallego. Archivo Abierto. AGN, nº 47: Confecciones Palomeque. 1948. José Galle  Gallego. Archivo  Abierto. AGN y nº 48. Casa Viana. 1940-49. José Galle Gallego. Archivo Abierto. AGN

6 opiniones en “El comercio de Pamplona en el año 1975”

  1. Gran trabajo, Carlos. Zori onak

    Especialmente me ha gustado ver la historia de las Joyerías Rubio. Soy primo carnal de Irene , la madre del último de la saga Mikel Rubio

  2. Francisco Javier Pagola Lagarde dice: respondió el 1 de enero de 2023

    Fantástico el blog. Ha sido una grata sorpresa encontrarlo. Estudié Periodismo en Pamplona entre 1974 y 1979. Me pareció una ciudad fantástica, como los amigos que hice allí durante aquella intensa etapa.

  3. Es maravilloso el trabajo que haces sobre las memorias de Pamplona, es entrañable y precioso activar los recuerdos y que no quede en el olvido lo que fue nuestra querida Pamplona.
    Sobre los comercios de Pamplona, yo puedo añadir un comentario. Mis abuelos tenían un comercio en la calle Chapitela 15, en concreto la Perfumería Nieves, que fue, si no la primera perfumería de la ciudad, una de las primeras. Se abrió justo después de la guerra civil y la regentaban Ignacio Pérez Caminos y su mujer María Nieves Pérez Cabañas (mis abuelos maternos). Los sábados me encantaba ir a la tienda para echar una mano a los abuelos y en temporadas como navidad, día de la madre, del padre, etc. En aquellos años, era una perfumería elegante (así la etiquetaba el abuelo), se vendía el perfume los primeros años a granel y entre otras cosas, las primeras cremas Payot (una marca Parisina) y los jabones maja y joya que aún hoy tengo en los armarios metidos esos jabones por el olor que despiden aunque hayan pasado tantos años. El perfume era servido por la abuela que llevaba guantes blancos para ello. Siempre vestidos de traje él y vestido y tacones ella, perfectamente maquillada y peinada para recibir a sus clientes
    Se cerró en el año 93, 94 creo cuando murió el abuelo. Después, en el local se han ido abriendo diferentes comercios, hasta hoy que creo que hay algo relacionado con productos hechos de marihuana.
    Por otro lado y hablando de los comercios relacionados con la confitería, yo recuerdo que cada sábado íbamos a una pequeña fábrica de caramelos, ubicada en la calle San Agustín, donde comprábamos los famosos pirulís rojos enormes y caramelos rojos con forma de figuritas, cuadrados gordos con azúcar, chupetes, etc. ¡¡¡qué bien olía a azúcar cuando te ibas acercando a la tienda!!! No me acuerdo del nombre que tenía pero sería muy interesante indagar y hacer una reseña sobre esto.
    Reseñar también que de casi todos los comercios que has hecho referencia éramos clientes, porque a parte del comercio, también vivíamos en la calle del Carmen, al lado de la carbonería, en el numero 6, por lo que todos nos conocíamos. ¡¡Qué maravillosa era la relación entre todos!!!
    En fin, me he emocionado mucho leyendo, como cada entrada que leo en tu blog.
    Enhorabuena y gracias por tu trabajo.

  4. Andoni Ibáñez Bazterrika dice: respondió el 1 de enero de 2023

    Cuantos recuerdos! He conocido a muchísimos comercios y propietarios de esta entrada. En muchos casos amistades, clientes, relaciones comerciales, etc.
    En donde yo trabajé entre 1960 y 1985 que fue Bodegas Ibáñez, en calle Estafeta 28 y en otra pequeña sucursal de la calle Mayor 18, en mi faceta de «repartidor»
    tuve relación con muchos comercios. También nosotros éramos clientes de muchos de ellos. Excelente trabajo, Carlos Albillo…después de JJ Arazuri tú ers EL MEJOR! Es un punto de vista claro…NOTA: por asuntos de tecnologías he perdido muchas cosas de mi disco duro externo y de mi móvil. Te pido que me envíes tu correo a mi email. aibasterrika@yahoo.es. Un saludo y a seguir trabajando: Iruña Pamplona se lo merece…tú también. Yo he conseguido algo de el ABUELO
    IBÁÑEZ y de un TÍO CHAMPANERO. Ya hablamos…

  5. Acabo de encontrar este blog y, como joven actual de la comarca, me resulta todo extremadamente interesante. ¡Muchas gracias por la labor que has hecho y haces en este blog! Iré leyendo las entradas anteriores con el tiempo. Qué fascinante poder leer (¡y ver!) los orígenes de muchos comercios en los que he estado en numerosas ocasiones.

  6. Víctor dice: respondió el 12 de diciembre de 2022

    Estupenda entrada, Carlos. Un sinfín de recuerdos que se plasman en imágenes, olores y sabores.

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