Comercios centenarios: Artazcoz

Cuarta entrega de la serie «Comercios del Casco Antiguo, Comercios que dejan huella» dedicado esta vez al establecimiento Artazcoz Moda. La tienda de moda de hombre Artázcoz, situada en el nº 5 de la calle Mayor,  tiene su origen en una sastrería fundada por Epifanio Artázcoz Lizasoáin, en torno al año 1919 o 1920,  y que estuvo ubicada,  inicialmente,   en el primer  piso del nº 2 de la calle Campana,  donde entonces vivía la familia. Aquí  permanecieron cuatro o cinco  años, hasta que se trasladaron a una vivienda más grande,  en el nº 23 de la calle Mayor, en el edificio, en cuyos bajos   estuvo durante muchas décadas y hasta hace no demasiados años Calzados Larumbe. En este piso se mantendría la sastrería entre 1924 y 1957. La segunda generación,  personificada en Pedro Artázcoz, padre del actual propietario de la tienda, se incorporó muy  joven al  oficio. Pedro empezó en 1951, con 14 años, a trabajar en la sastrería familiar. «En el negocio trabajaban los abuelos, su padre Pedro y su hermano Celestino, y otros trabajadores, hasta 15 o 20 podían estar laborando en el taller»,  cuenta Alfonso, la tercera generación y actual regidor de la tienda.

En 1957 la familia Artázcoz, el abuelo Epifanio y sus hijos,  decidían bajar del primer piso a un local en planta baja, a pie de calle, trasladando la sastrería a su actual emplazamiento en el nº 5 de la calle Mayor. Se trataba de un local especial, pues el proyecto de decoración que se había realizado para el negocio anterior, Calzados Llorente, fundado  en 1924, había corrido a cargo de Víctor Eusa. Reproduzco lo que dice del interior del interior del local el Catálogo Municipal: «El espacio único se segmenta mediante muros diafragma de dintel quebrado. Entre sus jambas se apoyan los muebles y elementos de exposición y almacenaje. El techo escalonado sigue el perfil de los dinteles. Los recercados de madera, el mobiliario y los apliques de iluminación son de un depurado gusto art decó, que responden a una de las más interesantes etapas profesionales de Víctor Eusa«.

En aquellos años,  en los que los Artazcoz trasladaron la sastrería a la planta baja, no había, apenas, prendas confeccionadas en procesos industriales,  como son ahora la inmensa mayoría. Compraban las telas a las empresas mayoristas del ramo y  hacían los trajes a la medida, mayoritariamente para hombres aunque también hacían alguno para mujer. Eran, sobre todo, las modistas las que hacían los trajes y prendas para las mujeres. En cualquier caso,  en aquel entonces,  Artazcoz fue una de las pocas sastrerías que había en planta baja en la ciudad, pues casi todas estaban en pisos. En éste, como en otros negocios familiares similares, convivieron, de forma armónica y simultánea, la primera y segunda generación y, posteriormente, la segunda y la tercera. Así como la primera fue  la que fundó e impulsó la sastrería y la segunda vivió  la bajada de la sastrería del primer piso a un local a pie de calle, la tercera personificada en su actual regidor, Alfonso Artázcoz, introdujo, de forma sistemática, las prendas confeccionadas en el muestrario de la tienda. Era el signo de los tiempos.

El hecho es que en ya desde  las décadas de los años 60 y 70 había  empezado a bajar la demanda de  prendas hechas a la medida en las  sastrerías. Es por ello que,  en los años 80, se comenzó a introducir alguna prenda confeccionada en el génro puesto a la venta, siempre con un criterio selectivo y centrado, como siempre, en la máxima calidad del producto, un valor o principio, el de la calidad que ha caracterizado siempre a  esta firma. Alfonso se había incorporado a la tienda en 1989 aunque antes, de jóven, como hicieran generaciones anteriores, ya había empezado a colaborar en el negocio  familiar con su padre haciendo recados y llevando paquetes con la bici. El año en que nacía Alfonso fallecía el abuelo Epifanio. Tal y ccomo he comentado anteriormente,   Pedro  Arazcoz trabajó en la tienda,  con su hijo Alfonso,  hasta el año 2004, fecha en la que se jubiló. El pasado año  Alfonso acometió un ilusionante proyecto de reforma de la tienda, haciendo un espacio comercial mucho más amplio, diafano y moderno,  eliminando los antiguos escaparates y  ampliando la sala de ventas hasta la calle, sin perder ese estilo elegante que siempre caracterizó a este local obra de Eusa. Con Alfonso el  negocio se ha ido enfocando hacia diferentes públicos y de forma muy especial hacia el segmento joven, pero sin perder un ápice los rasgos que le han caracterizado a lo largo de todos estos años: la calidad del producto y el buen servicio de siempre,  un servicio absolutamente personalizado.

  

Fotos cedidas por la familia Artazcoz y fotos ACA 2021.

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