Hornacinas del Casco Antiguo, desconocidas y olvidadas

A lo largo de mis continuos desplazamientos por las calles del Casco Antiguo, en estos ultimos 26 años  en los  que vengo trabajando para el comercio del Casco,  me ha llamado mucho  la atención el  olvido y deterioro creciente en que han caído una buena parte de las hornacinas que jalonan las calles de la ciudad histórica. Ya en 1983, Jose Miguel Iriberri ponía de manifiesto, en una serie de cuatro artículos publicados en mayo-junio de ese año, en Diario de Navarra,  bajo el nombre de «Hornacinas del Casco Viejo» el grado de deterioro de muchas de ellas y recordaba, en el primero de sus artículos, que ya en 1979 el Ayuntamiento había acordado dedicar una cantidad del presupuesto municipal a reparar algunas. En las mismas fechas de publicación del artículo de Iriberri la Comisión Permanente del Ayuntamiento  acordó encargar al Arquitecto Municipal la reparación y limpieza de las hormacinas existentes en la ciudad con un coste aproximado de 50.000 pesetas, sin que me conste si finalmente el encargo se llevó a cabo.  Desde entonces han pasado  casi 40 años y, aunque hay algunas  hornacinas que se encuentran en muy  buen estado de conservación, son demasiadas las que han perdido  su imagen, o se encuentran en un estado lamentable de abandono. En estos tiempos de imperante laicismo  este asunto podría ser considerado por algunos irrelevante, pero yo creo que todas esas hornacinas, al margen de su mayor o menor valor artístico, transcienden el aspecto religioso y forman  parte importante de nuestro patrimonio histórico, cultural y sentimental, patrimonio que deberíamos preservar, recordando, por otro lado,  que el origen de la mayoría de estas hornacinas está  enraizado en  la devoción popular, a veces de una persona o de una familia dueña del edificio, otras de los paisanos de una vieja rúa medieval y es que muchas de ellas aparecen  vinculadas además, como veremos,  al santo o patrón de la calle o del burgo o de la ciudad:  San Lorenzo, Santa Ana, San Nicolás, San Gregorio, San Fermín, San Saturnino, San Francisco Javier, etc.

Hace ya  tiempo que quería escribir una entrada sobre este tema, sobre todo porque me parece que buena parte de estas hornacinas son bastante  desconocidas para el gran público y, evidentemente, no se puede valorar lo que no se conoce. Además no tenemos demasiada costumbre, por lo que se ve, ensimismados en nuestros quehaceres cotidianos,  de mirar hacia arriba. A mediados de diciembre  se puso en contacto conmigo el arquitecto urbanista y profesor de Departamento de Urbanismo de  la Universidad de Navarra, José Luque Valdivia, que estaba realizando un pequeño estudio  sobre este tema  para contrastar datos e intercambiar impresiones sobre este asunto. Esta entrada está basada fundamentalmente en su estudio, a la que he añadido  nuevos datos, descubriendo alguna hornacina más y completando la entrada con fotografías  tomadas por mí en estos últimos días, acompañadas de algunas fotos antiguas de hornacinas que he rescatado del Archivo Municipal y que nos permiten ver  la evolución, en unos casos, de las hornacinas que describo en esta entrada, a lo largo del tiempo, o tener constancia documental de alguna de las hornacinas desaparecidas. A mediados del siglo XX podían existir en el Casco Antiguo de Pamplona  cerca de una treintena de hornacinas situadas en fachadas de edificios civiles o casas particulares. De esas 28 hornacinas han desaparecido cuatro y se encuentran actualmente sin imagen seis. Su origen es muy diverso, la mayoría  datan de los siglos XVIII y XIX,  aunque algunas son más antiguas y se remontan a los siglos XVI y XVII, sin olvidar la última, la más moderna, la de San Fermín en Santo Domingo que es, concretamente, de finales  del pasado siglo. Salvo en el  caso de Santo Domingo, en el resto cabe reseñar que no han sido colocadas ni por el municipio ni por las autoridades eclesiales.

En el inventario de hornacinas de este artículo no he recogido las imagenes ni hornacinas  que pudiera haber, que hay unas cuantas,  en la portada de iglesias  ni de  otros edificios religiosos. Pero al final del artículo sí hago mención a algunos elementos que he visto en mi ruta fotográfica y que no son propiamente hornacinas entre los  que se incluye algún azulejo y alguna placa devocional.  De las hornacinas existentes o de las que tenemos conocimiento había, a mediados del siglo pasado, cuatro Cristos Crucificados (debió haber alguno más en la calle Tejería o Merced pero no hay constancia documental de ello).  A continuación enumero cada una de  las 17 hornacinas, con imagen existentes,  con la  información de que disponemos: su ubicación, contenido,  estado y fotografías modernas y antiguas, en el caso de contar con ellas:

Virgen de los Presos, ubicada en la belena de Portalapea, es una talla de la primera mitad del siglo XVI, con ecos flamenquizantes, según afirma Concepción García Gainza en su obra «Catálogo Monumental de Navarra» (en el volumen dedicado a la Merindad de Pamplona) (1997),  y a la que aludiré,  de manera reiterada, a lo largo del artículo. La imagen estuvo localizada, inicialmente,  en una hornacina en el portal de las murallas del Burgo de San Cernin, derribado en 1815, y que estaba ubicado  en las escalinatas  que, desde los años 40 del pasado siglo,  suben desde la cuesta de San Domingo hasta la calle San Saturnino. Recuerdo haber visto la imagen de esa Virgen, en el pasado y durante mucho tiempo,   en una hornacina situada en la fachada del nº 14  de la calle San Saturnino, de la que da fé   una  fotografía de Julio Cía del año 1954, la tercera por orden de aparición en  este post. Tras la recuperación de la parte baja de las antiguas murallas del Burgo y el adecentamiento de la belena de Portalapea, en el año 2010 se colocó la imagen sobre una ménsula protegida con un fanal en el comienzo de ésta.

Virgen del Camino, ubicada en la esquina de San Saturnino con  el nº 1 de la calle Nueva. En los libros de actas del barrio existe una anotación de  1751  que se refiere a la imagen de la Virgen del Camino que había en la esquina de la Plaza de la Fruta, actual plaza Consistorial.  Así lo señala Javier Baleztena en su publicación  «Calles del Viejo Pamplona» (1979), aparecida dentro de la colección de Temas de Cultura Popular. Posiblemente se trate de un antecedente de la imagen que se conserva actualmente en la hornacina de cristal situada en la esquina de la Farmacia Laura Maeztu.

Cristo de la Mañueta, en la esquina de Mercaderes 33 y Mañueta: La historia de este Crucifijo es muy antigua.  Estuvo situado originalmente en el frontispicio de la desaparecida basílica de Santa Cecilia, que se hallaba en el solar que hoy ocupa el edificio que existe   entre  las  calles Curia y  Navarrería y frente a la cual estaba la fuente de Santa Cecilia que desde 1914 (aprox.) está en la plaza de la Navarrería. De dicha basílica  se habla en el poema «La guerra civil en Pamplona» de Guillaume Anelier, fallecido a finales del siglo XIII. En la entrada del blog en la que hablaba de estas calles  indicaba  que hubo una iglesia de Santa Cecilia desde el siglo X que perduró, con más o menos cambios, hasta 1840 en que se cerró al culto, derribándose en 1853 para erigir el actual nº 1 de la calle. El traslado del Cristo  se produjo  ese mismo año 1853,  a tenor de la correspondencia remitida al Ayuntamiento por el arquitecto del nuevo edificio en marzo de ese año. Según García Gainza, el Cristo es una talla de mitad del siglo XVI, con ecos expresivistas, mal conservado en cuanto a la policromía.  Según decía  Iriberri en uno de sus artículos de 1983 la hornacina de la Mañueta se abría por dentro, desde una habitación del primer piso del nº 33 de Mercaderes y la cuidaba la familia que habitaba en la vivienda. En febrero de 1980 la Permanente municipal acordaba reparar los destrozos causados a la hornacina como elemento público  y por su valor histórico-artístico, protegido  por el Catálogo de las Ordenanzas de la Construcción en vigor entonces. En diciembre de 1981 rompían nuevamente el cristal de la hornacina y la Permanente acordaba su reparación inmediata con material plástico o similar que evitase nuevas roturas.  Actualmente la hornacina aparece bajo una pequeña ménsula y protegido por una reja.

Santa María con el Niño, en el número 48 de la calle Zapatería. Es, según García Gainza, una figura situada en  una hornacina abierta con poco fondo y sin enmarcar, la talla -posiblemente barroca- se sitúa sobre una ménsula en la segunda planta del edificio en eje con el escudo Baset-Aldaz ubicado  entre los balcones de la planta primera. La hornacina e imagen son del último tercio del siglo XVIII.

San Saturnino, en el número 59 de la calle Mayor. En el libro de actas de la Junta del Barrio, en 1751, encontramos una referencia a una imagen de San Saturnino en la calle Mayor. Aunque no se da ningún dato que permita localizarlo Javier Baleztena considera que puede ser un antecedente de la hornacina actual, una hornacina cerrada de cristal con puerta de madera.

Cristo crucificado, en el número 54 de la  calle Descalzos. La Junta del Barrio de las Carnicerías del Burgo acordó en 1735 colocar una imagen del patrón del barrio, Nuestro Señor Crucificado,  en el cantón de la esquina del barrio de las Carnicerías Viejas (actual Descalzos) con la belena, actual calle Eslava. Esa imagen se sustituyó en 1774 por otra.  José Javier Arazuri considera en su obra «Pamplona, calles y barrios» (1979)  que esa imagen puede ser la que actualmente se sitúa en la hornacina del número 54. Como en otros casos, han sido o las familias propietarias del edificio o como es en este caso,  algunos inquilinos (como la famlia Oñativia y luego la de Cerdán a lo largo de la primera mitad del pasado siglo) los que se han encargado de su cuidado e iluminación.  La figura se encuentra actualmente dentro de una hornacina de cristal bajo  un pequeño tejadillo.

San Fermín, en  la cuesta de Santo Domingo. La hornacina colocada en el lienzo del muro, frente a la fachada del antiguo Hospital Militar,   fue inaugurada el 7 de julio de 1981, tras una ofrenda floral de los mozos y la colocación de los escudos de todas las peñas alrededor de la hornacina y fue colocada por encargo del Ayuntamiento, respondiendo así a la petición que hizo la subcomisión del encierro en la Comisión Especial de Fiestas de San Fermín, para que se dispusiera de una hornacina  en la que pudiese colocarse la imagen del santo  y que continuaba una tradición, iniciada en julio de 1962,  por la que antes de iniciar el encierro los mozos que iban a correr se dirigían al santo para pedir su protección («A san Fermín pedimos….»). Antes  de 1979  la imagen del Santo  se colocaba en un ventanal del Hospital Militar. A partir de 2001, la hornacina albergaría  con carácter permanente, o sea durante todo el año, la imagen del Santo y estaría cubierta por un cristal.

San Gregorio, en la esquina de la calle San Gregorio y los números 16 y 18 de San Miguel:  es un altorrelieve policromado del santo de finales del siglo XVI o comienzos del siglo  XVII, según García Gainza.

San Lorenzo, en el nº 39 de la calle San Lorenzo, aparece San Lorenzo, patrón de la calle y del antiguo barrio de las Burullerías,  en una hornacina cerrada de cristal con carpintería de madera.

San Nicolás, en el nº 11 de la calle San Nicolás:  aparece San Nicolás, patrón del barrio,  en una hornacina cerrada y acristalada de madera. Según Arazuri, en 1772,  en el nº 11 de la calle San Nicolás,  existía una capilla con una estatua deteriorada de San Experio, antiguo patrón del barrio. El prior del barrio decidió sustituirla por una imagen de San Nicolás. Es posible que la hornacina e imagen actual sustituyeran  a la que  se puso entonces.

En la esquina de Zapatería 21-23 con Pozoblanco, en lo que era Casa Aznarez,  aparece un crucifijo en una hornacina o capillita gótica de madera con cristal adosada a fachada. La carpintería muestra claros signos de deterioro, como se puede comprobar en la fotografía actual adjunta. Añado,  además, al comienzo de la entrada, fotografía de la misma hornacina, fechada en 1959, realizada por Julio Cía Uriz, donde, por comparación,  se puede ver  el  deficiente estado de conservación en que se encuentra actualmente. Durante buena parte del siglo XX fue cuidada e iluminada por los propietarios del inmueble.

Sagrado Corazón en el nº 2 bis de la calle Compañía, donde encontramos un altorrelieve del Sagrado Corazón.

Entre los números 6 y 8 de la calle Mayor hallamos un San Fermin dentro de una hornacina de cristal con carpintería de madera, a la que ya aludía Iriberri en sus artículos sobre las hornacinas del Casco Viejo.

En el número 53 de la calle Mayor existe  un bonito y colorido azulejo de la Virgen con el Niño  bajo un tejadillo,  ménsula y con un par faroles colgando a cada lado.

En el nº 14 del paseo de Sarasate podemos contemplar una magnífica escultura de San José dentro de una hornacina abierta, con frontispicio y flanqueada por columnas.

En el nº 11 de la calle de Javier se puede contemplar una hornacina de cristal con carpintería metálica que contiene  la imagen de San Francisco Javier.

En el exterior del Baluarte de Labrit, hacia la plaza, existe una pequeña escultura  de Santa María La Real,  sobre una hornacina abierta,  con frontón y columnas,  ubicada en el muro del Baluarte

Sagrado Corazón en la calle Curia. Revisando fotos antiguas en el Archivo Municipal, encontré una foto de Julio Cía,  de 1952 donde se puede ver una sencilla escultura  del Sagrado Corazón que, según la referencia del Archivo Municipal estaba en la calle Curia, y en efecto se encuentra en esta calle,  en un balcón del segundo piso del número 9 de la calle. Iriberri no mencionaba  esta figura en sus artículos pero sí en cambio el azulejo de San Fermín en una fachada del Rincón de la Aduana, a la que también le he sacado una foto y que  cuenta con una iluminación cenital. Buscando la hornacina del Palacio del Marqués de Rozalejo, me tope con una curiosa placa devocional, tallada en madera,  en el nº 14 de la calle Navarrería y que representa al Sagrado Corazón. Creo que hay muchos más elementos de este tipo en los edificios del Casco que todavía no he descubierto pero la relación completa de esos elementos los dejaré, si tengo tiempo,  para una mejor ocasión. Resulta dudoso considerar hornacinas algunos  elementos como el altorrelieve del Sagrado Corazón del nº 2 bis de Compañía aunque por su diseño y volumen se diferencia de  las placas devocionales como la mencionada anteriormente  y por eso la incluyo en el listado de hornacinas  al igual que  el azulejado de la calle Mayor, 53, que en sentido estricto no sería una hornacina pero que por su estructura (tejadillo, ménsula y faroles) le damos  ese carácter.

Entre las seis hornacinas vacias podemos reseñar hoy en día las siguientes:

En la calle Jarauta, nº 26, cerca del cruce con Eslava,  descubrimos una hornacina en muy mal estado,  dentro de la cual se debería encontrar una imagen de San José, pero en la fotografía que he tomado no se percibe, en principio, como se puede comprobar,  que haya nada dentro, tal es su estado de deterioro y abandono.

La hornacina del número 23 de la calle Compañía está  ubicada en la  casa que fue sede de la Cofradía del Santísimo Sacramento.  Contuvo una imagen del Salvador, que se conserva en la basílica de san Martín y  fue sustituida posteriormente por la figura de un  Santo Obispo, del siglo XVII-XVIII, procedente de Ibilcieta; en 1997 todavía debía estar allí, según Concepción García Gainza. La imagen del Salvador  se encontraba inicialmente, como se puede ver en la 1ª foto de la entrada, en una hornacina con cristal enmarcada con columnas y frontón. La foto, de Julio Cía,  está fechada en 1952. Actualmente hay una imagen en una hornacina abierta  extraña en su contexto, estrambótica, absolutamente  fuera de lugar  que nada tiene que ver con las imagenes que habían ocupado ese lugar a lo largo de la historia, por lo que  la consideraremos a nuestros  efectos,  vacía.

San Fermín en el nº 62 de la calle Mayor. En los libros de actas del barrio se puede leer  una anotación de 1819 en que se refieren a un nicho con una imagen de San Fermín en la calle Mayor. Aunque no se da ningún dato que permita localizarlo, según Javier Baleztena  pudiera tratarse de un antecedente de la hornacina vacía cerrada de cristal con  puerta de madera actualmente existente.

Santa María, en la esquina de Lindachiquia y Comedias. El 20 de abril de 1800 la Junta del Barrio de las Sederías, que incluía las actuales calle Comedias, Pozo Blanco y Lindachiquía, encomendó al Prior del barrio,  para su custodia,  una imagen de Santa María Blanca, la Virgen Blanca, patrona del barrio que era festejada en los primeros días de agosto por los vecinos del barrio y honrada en esos días de fiesta, como dice Angel María Pascual en sus «Glosas a la ciudad», con una diaria lámpara encendida. En 1825 se acordó colocar la imagen en una hornacina en la Casa de Comedías, aunque a petición del Ayuntamiento se desechó esta ubicación por considerala inapropiada y se intentó buscar un lugar más acorde, colocándose finalmente, según Javier Baleztena,   en la casa de la esquina de Lindachiquia con Comedias,  donde todavía se encuentra la hornacina, pero  sin imagen. La imagen de la Virgen Blanca se encontraba en 1983 en posesión de Doña Isabel Goicoechea, viuda de D. José Francés, de Cintruénigo, propietaria del edificio y de la imagen. La familia se la llevó al abandonar el inmueble.

Santa María, en la esquina de las calles del Carmen y Dos de Mayo. Actualmente existe una capilla de  madera acristalada pero vacía. Tuvo anteriormente una imagen de la Virgen.

San José en el Palacio del Marques de Rozalejo, Navarrería, 17. No es una hornacina que se vea fácilmente ni a primera vista pues está en un hueco junto a  una  pilastra lateral del edificio. A mi se me pasó inadvertida  en una primera y rápida inspección visual. Actualmente la hornacina está vacía.  Tuvo, en su momento, una imagen de San José.

Entre las cuatro hornacinas desaparecidas podemos señalar las siguientes:

Cristo crucificado en la calle Santo Andía, en la parte alta del muro del Convento de los  Carmelitas Descalzos hubo, desde tiempos inmemoriales, una hornacina con un Crucificado, que desapareció a finales de los años 60, cuando se reconstruyó la tapia, eliminando el añadido recrecido donde estaba la hornacina. A finales del siglo XIX, en septiembre de 1896, la imagen original y la hornacina fueron destrozados  en un acto de vandalismo, siendo sustituidos inmediatamente por otra imagen y hornacina, gracias a una suscripción popular en la que se recaudaron más de 200 pesetas. Hubo un acto de desagravio al que asistieron cientos de personas, siendo inaugurada la nueva imagen por el Cardenal Eustaquio Ilundáin y Esteban. En los años 50 del pasado siglo era  patente el estado de olvido y abandono en que se encontraba el citado Crucifijo, situación denunciada en repetidas ocasiones por el periodista Baldomero Barón. A finales de 1957 el comerciante de Jarauta, Nicolás Velasco, contribuyó a su restauración con la colaboración del carpintero de Jarauta Martín Cía, el vecino de la misma calle, José María Martinez que hizo el trabajo de restauración y la iluminación indirecta,   obra de la casa de electricidad de Agustín Beunza, de la calle Mayor. En 1981, parece ser que dicho Cristo estaba en manos de las hijas del carpintero Crisóstomo Sucunza Oricáin, como atestigua una fotografía que le hizo Baltasar Soteras Elía en su casa y que entregó, posteriormente, al Archivo Municipal.

En el pasaje de D. Francisco Seminario, sobre las escaleras entrando por la calle Ansoleaga, a la izquierda,  había una figura sedente de Santa María con el niño, en una hornacina cerrada con una reja, actualmente desaparecida, en el año 1983 parece ser que todavía existía.

Imagen de San Fermín, en los números 9-11 de la calle Pozo Blanco. En 1734, según Arazuri,  la Junta del Barrio de Salinería acordaba poner un farol en la hornacina de San Fermín que estuvo en ese lugar hasta 1952-53, años en que es sustituido  el antiguo Café Suizo de la Plaza del Castillo y Pozoblanco por el Banco de Bilbao, (su trasera daba como había hecho el Café a la calle Pozoblanco).

Santa Ana, en la plazuela de Santa Ana. La Junta del Barrio de las Pellejerías (hoy calle Jarauta), tenía una casa en los números  42 y 44 de la calle de su nombre y en ella existía una capilla con una imagen de Santa Ana, la patrona del barrio; desde 1662 esa capilla era conocida como la Basílica de Santa Ana tal  y como señala Arazuri en el 2º volumen de su obra «Pamplona, calles y barrios». Desaparecida la basílica, y con ella la hornacina y la imagen, en 1963 los Padres Carmelitas y la sociedad de Amigos de Santa Ana, construyeron una hornacina, con una imagen de la santa que quedó colocada el 26 de julio de ese mismo año  en una hornacina cerrada con reja en la trasera del nº 37 de la calle, en la fachada que da a la plazuela; en 1973 se recuperaron las fiestas de agosto en honor de la santa. En 1997, ante ciertos actos de vandalismo contra la hornacina, y por petición vecinal  la imagen fue retirada y guardada en un almacen municipal hasta el año  2013, año en que volvió a instalarse ya reparada; pero hace año y medio, a finales de julio de 2020, la hornacina e imagen volvieron a retirarse, al comprar el edificio la peña La Unica. Imaginamos que, como en algún otro período histórico,  la imagen debe estar guardada actualmente en alguna casa del barrio. Adjunto una fotografía de la imagen de Santa Ana, cuando estaba situada en la plaza del mismo  nombre y  que ya reproduje en la entrada dedicada a la plazuela.

De las 28 hornacinas de las que tenemos  noticias, el Catálogo del Plan Urbanístico Municipal de Pamplona, aprobado el 18 de enero de 2002,  incluía, entre los elementos vinculados a la edificación, un total de 8 hornacinas: la hornacina situada en la esquina de Mercaderes 33 con Mañueta (Cristo de la Mañueta); la hornacina de la calle Compañía, 23; la Hornacina de San Nicolás en San Nicolás 11;  la Hornacina de San Gregorio en  San Miguel 16-18; la Hornacina de Santa María y el Niño en Zapatería, 48;  la Hornacina de la Virgen del Camino en  Nueva, 1;  la Hornacina de la Virgen de los Presos entonces en el nº 14 de San Saturnino (hoy en la Belena) y la Hornacina de San Lorenzo en San Lorenzo, 39. Por otro lado en las fichas del catalogo encontramos además, referencias  a  las hornacinas de Zapatería 21-23 (Cristo crucificado); Mayor, 59 (San Saturnino); Sarasate, 14 (San José);  Mayor 53 (azulejo de La Virgen y el Niño) y Mayor, 62 (sin imagen). Del resto no hemos encontrado  menciones ni referencias en el catálogo del Plan Urbanistico Municipal.

Fotos, por orden de aparición: las fotos en blanco y negro son todas,  menos la 5ª,  que es de autor desconocido,  de Julio Cía Uriz y están custodiadas en el Archivo Municipal de Pamplona. Están datadas entre 1952 y 1959, tal y como aparece en el pie que reproducimos en la misma foto.  Las fotos en color son  todas del autor de este  blog (Enero 2022). Nº 1: Imagen del Salvador en la sede de la Cofradía del Santísimo Sacramento Calle Compañía, 23. 1952. Julio Cía Uriz. Archivo Municipal de Pamplona, Nº 2: Crucificado en la esquina de Zapatería 21, 1959. Julio Cía Uriz. Archivo Municipal de Pamplona, Nº 3: Virgen de los Presos en la fachada de San Saturnino 14. 1954, Julio Cía Uriz. Archivo Municipal de Pamplona, Nº 4: Cristo Crucificado en el nº 54 de la calle Descalzos. 1959. Julio Cía Uriz. Archivo Municipal de Pamplona, Nº 5: Cristo de la Mañueta. 1959, Julio Cía Uriz. Archivo Municipal de Pamplona, Nº 6: calle San Saturnino. Cabezudos persiguiendo a los niños. San Fermín 1918. Autor Desconocido Colección Comparsa. Archivo Municipal de Pamplona, Del 7  al 24 y del 26 a 32 y 36. Fotos actuales de las hornacinas tomadas por Carlos Albillo Torres: Nº 7: Virgen de los Presos en la belena de Portalapea , Nº 8: Virgen del Camino en la esquina de Nueva 1, Nº 9: Cristo de la Mañueta en la esquina de Mercaderes 33 y Mañueta, Nº 10: Santa María con el Niño, en el número 48 de la calle Zapatería. Nº 11: San Saturnino, en el número 59 de la calle Mayor. Nº 12: Cristo crucificado, en el número 54 de la  calle Descalzos. Nº 13: San Fermín, en  la cuesta de Santo Domingo. Nº 14: San Gregorio, en la esquina de la calle San Gregorio y los número 16 y 18 de San Miguel. Nº 15: San Lorenzo, en el nº 39 de la calle San Lorenzo, Nº 16: San Nicolás, en el nº 11 de la calle San Nicolás, Nº 17: Crucifijo en la esquina de Zapatería 21-23 con Pozoblanco, Nº 18: Altorrelieve del Sagrado Corazón en el nº 2 bis de la calle Compañía,. Nº 19: San Fermín entre los números 6 y 8 de la calle Mayor, Nº 20: azulejado de la Virgen con el niño, Nº 21: San José en el nº 14 del Paseo de Sarasate, Nº 22: San Francisco Javier en el nº 11 de la Bajada de Javier, Nº 23: Santa María la Real en el Baluarte de Labrit, Nº 24: Azulejo de San Fermín en el Rincón de la Aduana, Nº 25: Sagrado Corazón en la calle Curia. 1952. Julio Cía Uriz. Archivo Municipal de Pamplona, Nº 26: escultura del Sagrado Corazón en el nº 9 de la calle Curia, Nº 27: Hornacina vacía cerca del cruce de Jarauta y Eslava. Nº 28: Hornacina de la calle Compañía, 23 . Nº 29: hornacina vacía del nº 62 de la calle Mayor, Nº 30: hornacina vacía del cruce de  Lindachiquia con Comedias, Nº 31: hornacina vacía del cruce de la calle del Carmen y Dos de mayo,. Nº 32: hornacina vacía del palacio del Marqués de Rozalejo. Nº 33: Cristo crucificado de la calle Santo Andía. (desaparecido). Nº 34: Imagen de Santa Ana, hoy desaparecida. Nº 35: Altorrelieve del Sagrado Corazón en el nº 2 bis de la calle Compañía, 1959. Julio Cía Uriz. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 36: relieve en madera del Sagrado Corazón en el nº 14 de la calle Navarrería. 

Una respuesta a “Hornacinas del Casco Antiguo, desconocidas y olvidadas”

  1. José Luque Valdivia dice: respondió el 2 de febrero de 2022

    Magnífica entrada en el blog. Ojala sirva para que los pamploneses conozcan mejor está muestra de nuestro patrimonio histórico y cultural que no solo está formado por bellos edificios, sino también con algo tan pequeño, pero entrañable, como una pequeña imagen en una fachada, pero que refleja la vida y costrumbres de los que nos dejaron esta ciudad. Si nos fijamos en estas hornacinas, las apreciaremos, las daremos a conocer, y las cuidaremos evitando así que se pierda algo tan pamplonés.

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