Comercios centenarios: Gran Hotel La Perla
El Gran Hotel La Perla tiene su origen en una de las primeras tres grandes fondas de la ciudad que se abrieron en el último tercio del siglo XIX. La fonda “La Perla” fue inaugurada el 5 de junio de 1881, en el nº 9 de la plaza de la Constitución, hoy plaza del Castillo, por Miguel Erro que formó sociedad para esta empresa con Silvestre Ripalda, que sería luego el promotor de otra popular fonda, la de “El Cisne”, en la misma plaza, algunos años después. Al poco tiempo, ese mismo año, la fonda “La Perla” pasaba del nº 9 al nº1 de la plaza, quedándose pocos meses después Miguel Erro, y su esposa Teresa Graz, como únicos propietarios de la sociedad promotora original. La fonda “La Perla” tenía 31 camas y disponía de un servicio de carruajes para recoger a los viajeros que llegaban a la estación del Norte.
De los últimos años del siglo XIX y primeros del XX recordaremos, sobre todo, la presencia del insigne violinista Pablo Sarasate en el hotel cuando visitaba Pamplona, casi siempre durante los Sanfermines, hasta 1908, después de sus interminables giras por el mundo, así como sus famosos conciertos desde el balcón ante numeroso público. Pero ya, desde sus primeros años, se empiezan a alojar en la fonda, tanto durante las fiestas de San Fermín, como fuera de ellas, otros músicos famosos, artistas, toreros e ilustres visitantes convirtiendo a “La Perla” en el alojamiento de referencia en la ciudad.
La historia del establecimiento corre paralela a la de la historia de la ciudad, a lo largo de los tres últimos siglos, pues todo tipo de acontecimientos, festivos, comerciales, políticos, sociales, económicos y culturales acaecidos en estos siglos, en la ciudad han tenido reflejo en los salones o habitaciones de “La Perla”. En muy poco tiempo, el negocio hostelero del matrimonio Erro-Graz fue creciendo. Se hicieron con el ambigú del Teatro Principal y llegó a servir al rey Alfonso XII, cuando viajó a Pamplona, en agosto de 1884.
Este año un incendio afectó a la fonda, posibilitando, sin embargo una serie de reformas en el establecimiento que culminaron en 1888 con la fonda convertida en hotel. Miguel Erro fallecía en julio de 1885 víctima del cólera en Betelu, donde explotaban su Balneario, haciéndose cargo del negocio, en solitario, su viuda, Teresa Graz. Entre 1900 y 1914 Teresa Graz contribuía a los impuestos municipales por su industria de fondista, -así se llamaba , de manera genérica, al negocio hotelero-, y por tres caballerías para su uso particular. En 1914 conocemos por las fichas catastrales la existencia de un automóvil de 10 asientos para el servicio del establecimiento que alternó, hasta 1920, con el servicio de varias caballerías, hasta cinco, concretamente, para recoger clientes a la estación del tren.
Un año antes, en 1913, José Moreno, yerno de Teresa Graz, había comprado a la sociedad Mendizabal, Gorriz y Cia el Grand Hotel situado en la Plaza de San Francisco por 200.000 pesetas que no sería abierto durante todo el año hasta 1918. Hasta entonces solo lo hacía en la época estival. La familia contó entre 1913 y 1933 con dos hoteles, el Grand Hotel de la Plaza de San Francisco y el Hotel La Perla de la plaza del Castillo. Pese a los esfuerzos de José Moreno por hacer rentable el Grand Hotel no pudo conseguirlo y acaba cerrándolo en 1934 y vendiéndolo, según dicen algunas fuentes, por 850.000 pesetas, mientras, el Hotel La Perla proseguía con su exitosa trayectoria. En 1927 se alojaba en el Hotel el jefe del gobierno de España, general Primo de Rivera, en su visita a Pamplona. A lo largo de esta época se alojarían otros personajes públicos como Jose María Gil Robles, el general Sanjurjo o José María de Leizaola. Pero también hombres de la cultura como Torrente Ballester, José María Pemán, Eugenio D´Ors, Ignacio Zuloaga, Moreno Torroba, etc.
Fallecida Teresa Graz, en 1925, continuaron con el hotel su hija Ignacia Erro Graz junto a su marido José Moreno. En 1933 se realizaron nuevas obras de reforma en La Perla, esta vez de la mano de Víctor Eusa, ampliando una planta el edificio y aprovechando parte del mobiliario del Grand Hotel, cambiando el nombre del hotel a Gran Hotel La Perla. José Moreno que era comandante retirado, se incorpora con el estallido de la guerra civil al ejército, dejando la dirección del hotel. Su esposa fallecería durante la contienda, él lo haría en 1949. Desde 1936 se hizo cargo del hotel el primogénito del matrimonio, Rafael Moreno Erro. Tras la guerra el hotel continuó siendo lugar de encuentro de toreros y artistas durante las fiestas así como de todo tipo de visitas y celebridades a lo largo del año.
Rafael Moreno realizó nuevas reformas en el hotel en los años 1951 y 1958. Al menos en dos ocasiones, en 1953 y 1959 el premio nobel Ernest Hemingway se alojaría en la habitación nº 217 de La Perla. Rafael Moreno fallecería en el año 1985 después de casi medio siglo dirigiendo La Perla. Le sustituyó su hijo Rafael Moreno Arocena, que ya venía ejerciendo como director, quien recobró la propiedad íntegra del edificio, que se había ido diluyendo con el paso de los años y que emprendió nuevas reformas en el edificio: en la fachada, colocación de un nuevo ascensor y una centralita, etc.
En el año 2000 entró en la propiedad del hotel la familia Alemán, los dueños del Hotel Maisonnave que constituyeron con Rafael Moreno la sociedad «La Perla Pamplona S.L» que emprendería, años más tarde, una profunda reforma del hotel que lo convertiría en un establecimiento de cinco estrellas, tras dos largos años de obras, abriendo sus puertas, de nuevo, el 15 de junio de 2007, con 44 habitaciones dotadas de todo tipo de servicios y comodidades, siendo el único hotel de 5 estrellas existente en la ciudad.
Fotos por orden de aparición: Nº 1, Miguel Erro y Teresa Graz, matrimonio fundador del hotel. Nº 2: Imagen de la Fonda La Perla en 1882. Nº 3: Don Pablo Sarasate saludando a sus seguidores desde el balcón de su habitación. Nº 4: Fachada del hotel en el año 1912. Nº 5, 6 y 7: publicidades del Grand Hotel de la plaza de san Francisco y del Hotel La Perla. Nº 8: Estado actual del hotel, 138 años después de su apertura.
Ignacia Erro no «falleció»(sic). Fue asesinada junto a su hijo Eduardo y su sobrino, los tres acribillados a tiros en Madrid por milicianos izquierdistas. Salían del Hotel Asturias, donde les sorprendió la guerra por estar ella en tratamiento medico en Madrid, cuando un marxista la identificó como mujer del falangista José Moreno, y los hizo ejecutar contra la pared del mismo establecimiento madrileños.