Comercios del Viejo Pamplona: La calle Chapitela: 1908-1958

Si queremos conocer a fondo una ciudad, no basta con recorrer sus calles, conocer sus monumentos, hay que visitar sus tiendas. La pequeña historia cotidiana de muchos pamploneses de los últimos 50 años, y aun antes, es una historia de recuerdos, de vivencias, de experiencias ligadas a nuestras tiendas. Ellas han formado parte del cambiante paisaje urbano. La serie que sobre los comercios del Casco Antiguo inicié hace un par de años en este blog es buena muestra de ello, si bien se centraba sobre todo y fundamentalmente en los 25 o 30 últimos años (1985-2015), aunque en algunos casos me remonté hasta los años 60-70. En esta nueva serie que inicio hoy voy a intentar recuperar, siquiera parcialmente, la memoria de los comercios que les precedieron, en el Casco Viejo, a lo largo de los 70 u 80 años anteriores. Este es un trabajo abierto, difícil, complejo por el período de tiempo a analizar, no hay excesivo material gráfico y  desgraciadamente,  van desapareciendo, por la edad, personas que pudieran testimonio vital de su existencia. No obstante, y tras un pequeño trabajo de investigación, me voy a atrever a citar, por lo menos,  algunos comercios que existieron en las diferentes calles del Casco, a lo largo de la primera mitad del siglo XX, y comenzaré este periplo por la calle Chapitela, llamada Heroes de Estella a finales del XIX (1873-1900), y entre 1903 y 1936, para seguir recorriendo como ya hice en la primera serie de entradas otras calles de lo Viejo.

En la Pamplona de finales del siglo XIX, el horario del comercio era libre los días laborales.  Todavía no habían llegado las conquistas sociales del nuevo siglo. El descanso dominical hacía poco tiempo que se había instaurado. Las tiendas abrían a las 7 de la mañana y aun antes y cerraban pasadas las nueve de la noche. Los domingos, solo abrían los comercios de alimentación y hasta las 12 del mediodía. En Sanfermines se abrían las tiendas todos los días. Fue en la década de los 30 cuando se acordó cerrar un par de horas al mediodía, no sin dudas sobre el efecto que esta medida podía tener sobre sus negocios. Aquello, todo hay que decirlo, fue un avance en la conciliación laboral y familiar de comerciantes y trabajadores porque, hasta entonces,  dueños y dependientes tenían que irse a comer rigurosamente por turnos para no dejar desatendido el negocio. Hasta principios del siglo XX los precios eran variables y se modificaban con el regateo, de hecho muchos comercios durante muchos años indicaban en sus anuncios aquello de «precios fijos».A menudo la vivienda del comerciante estaba en el mismo edificio que el comercio, y los dependientes solteros vivían de patrona en casa del jefe. Eran otros tiempos, con un comercio  en el que predominaban los géneros baratos y solo unos pocos vendían novedades y artículos caros para la incipiente burguesía que comenzaba a nacer en la ciudad. Y es que el comercio evolucionaba al mismo tiempo que lo hacía el pulso de la ciudad.  En aquellos años 20 que recogen la mayor parte de las fotografías de esta entrada, reinaba en España el rey Alfonso XIII, se producía en 1921 el desastre de Annual (guerra en Marruecos) y tenía lugar en 1923 el golpe de Primo de Rivera, cuyo régimen  se extendería hasta el final de la década desembocando en el advenimiento de la segunda república. Luego vendría la guerra civil y la época de la postguerra. En Pamplona tras el derribo de las murallas iniciado oficialmente algunos años antes, se acometía la construcción del nuevo ensanche, se demolía la vieja plaza de Toros inaugurándose la actual, y la plaza del Castillo permanecía todavía cerrada, en su parte sur, por el Teatro Principal.

Tal y como hice cuando hablé de la calle Chapitela de 1977 a 2013, intentaré reconstruir que podría encontrar un imaginario viajero en el tiempo que se plantase en el principio de la calle allá por esas primeras décadas del siglo XX. Ese viajero dejaría a sus espaldas la imprenta, librería-papelería y tienda de objetos de escritorio Aramburu y Onsalo, que en estos años sería sustituida por la sucursal del Banco Español de Crédito que hemos conocido hasta hace escasas fechas en ese lugar. En el lado derecho de la calle, donde hoy está la Farmacia Castellot, hubo anteriormente diversos comercios, una tienda de material eléctrico a comienzos de siglo, Guibert y Murillo, y posteriormente una de  tejidos: Orradre y Cía (1921-22) que años más tarde ocuparía  una tienda de venta de vinos a decalitros, a continuación venía la joyería de Filomena Jorge, la tienda de tejidos de Filomeno Aizcorbe, la tienda de camisas, ropa blanca y género de punto «La Madrileña» del afamado comerciante de la plaza Jose Turullols cuya fachada se muestra en una de las fotos, la sastrería de Bernardino Alvarez, la tienda de paraguas, bastones y abanicos de Eugenia Orbaiz (antigua Casa Fluiters) que luego ocuparía desde finales de los 20 y hasta los años 60, la heladería-turronería «El Buen Gusto».

Luego la Pastelería de Julián Pomares que más adelante en el tiempo ocuparía la Pastelería Alfaro, a continuación la sombrerería de Miguel Azpiroz (hace un año precisamente me contactó su biznieta, María Eugenia Bergera, desde Buenos Aires y le remití la foto del principio donde aparece la sombrerería de su bisabuelo, junto a buena parte de los comercios mencionados anteriormente). Tras la sombrerería de Miguel Azpiroz venían la ferretería de Teófilo Lázaro (anteriormente, desde comienzos de siglo hasta guerra civil) regentada por Felipe Irure y posteriormente por Lucia Goñi Abinzano), la Farmacia de Manuel Gonzalez Boza y a continuación en este lugar, en el nº 24, hubo diversos comercios, la tienda de ropa de Odón Rouzaut que vemos en la foto adjunta de la izquierda, una zapatería,  la perfumería de Antonio Archanco,  pero sobre todo  este local es conocido por la presencia del comercio «Los Zamoranos», tras la cual se encontraba hasta no hace demasiados años la tienda de paraguas de Archanco.


En el lado izquierdo de la calle, ese imaginario viajero del tiempo descubriría una miríada de pequeñas tiendecillas, en la esquina, la tienda de Justo Gortari que vendía productos de mercería y bisutería, luego la tienda de calzado de Salvador Pérez, la sastrería y mercería de José Santesteban,  ocupada luego desde finales de los 20 por el grabador de rótulos José Elizburu, la sastrería de José Fraile, la perfumería de María Villar y la sastrería de Viuda de Archanco, donde se ubicaría, luego,  la camisería Cassy, la bisutería, -entonces se llamaba a este tipo de género, quincalla fina-, de Onsalo Hermanos que años más tarde daría  paso a Sucesores de Onsalo  en el nº 13 de la calle y años después a la joyería-relojería de Federico Rosas Vidaurre.

También en el nº 11 de la calle estaba el comercio de Inés Eulalia, una especie de bazar con bisutería, juguetes y objetos de regalo. En el nº 15 de la calle estuvieron a lo largo del tiempo la tienda de tejidos de Alonso Formaris, la sastrería de Alberto Marqués, la tienda de guantes Viuda de Leache y décadas más tarde la perfumería de Ignacio Pérez.  Aquí, en este lado de la calle se instalaron, después de la guerra,  también,  el estanco de Mari Carmen Urdaniz y la Lotería de Gertrudis Navarlaz. En el nº 17 estaba y sigue estando la Joyería de Pilar Idoate, inicialmente Sucesores de Ferreira. A continuación hubo a primeros de siglo una tienda de Esteban Rouzaut, también de quincalla fina y más adelante estuvieron en ese lugar sendas sucursales, primero del Banco Vasco, de cuya existencia les dejo el presento testimonio que quebró en los años 20 y luego del Banco de Bilbao. Algunos solo conocimos ahí la sucursal del Banco Exterior de España. Por último para acabar este tramo de la calle, cabe señalar que en el nº 21 estuvieron en la primera década del siglo una zapatería (de Javiera Beortegui), un bazar (de Manuel Rubiella) así como  la corsetería de Marcelino Jimenez y la tienda de Dimas Ibañez que tras vender quincalla, productos de mercería y otros géneros de confección acabaría convirtiéndose en una peletería. También en el 21 de la calle estaba y está Óptica Rouzaut. Hoy la calle acaba en el 21 pero en aquellos años aun podíamos encontrar algún comercio más, más allá de la Óptica, la tienda de guantes de piel de José Sádaba y en los años 20 la sastrería y camisería Lozano.

Fotos, por orden de aparición: Nº 1: Chapitela (1901-1905) de José Ayala, Nº 2: Chapitela (Años 20), Archivo Municipal de Pamplona, Foto nº 3: Chapitela en Sanfermines (Años 20) de Luis Rouzaut. en «Luis Rouzaut, Optico de profesión…y cronista de la vida navarra a principios del siglo XX. Foto nº 4: Chapitela (1923) de Miguel Azpiroz en Pamplona, calles y barrios de J.J. Arazuri, Fotos nº 5 y nº 6: La Madrileña. (Años 20) y Chapitela (Años 20) Postales de Eusebio Rubio y Viuda de Rubio. Fotos nº 7, 8 y 9: Chapitela (Años 20) de Luis Rouzaut. en «Luis Rouzaut, Optico de profesión…Foto nº 10. Chapitela: (Años 20) Postales de Viuda de Rubio. Foto nº 11: Banco Vasco (1921) Pamplona, calles y barrios de J.J. Arazuri.

2 opiniones en “Comercios del Viejo Pamplona: La calle Chapitela: 1908-1958”

  1. No sabia que Bernabe Celaya (mi abuelo) habia tenido sastreria en bajera de la calle chapitela, si en el 3º piso del numero 4, donde naci yo y mis otros 8 hermanos.

    • En las fuentes que manejo no especifica si el taller de sastrería de tu abuelo estaba en planta baja o en piso, he supuesto que lo estaba, en planta baja, por el análisis consecutivo de actividades existentes en ese local a lo largo de los años, pero puede haber un margen para el error.

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