Comercios del Viejo Pamplona: Café Roch (1898)

El 30 de enero de 2022 cerraba sus puertas el centenario Café Roch. Al mismo tiempo la cooperativa de trabajadores que llevaba, -los últimos 20 meses-, el local anunciaba su intención de trasladar el negocio, nombre incluido,  al edificio de enfrente, al local donde estuvo durante más de 100 años la fábrica y tienda de  Las 3 ZZZ. Toda esta situación ha sido fruto de un largo proceso de desahucio ejercido por parte de la propiedad contra los inquilinos, concretamente por parte de los herederos de Eduardo Valle, hijo de Pascuala Roch, pues parece ser que la otra propietaria del local, heredera de Gabino Roch, no ha intervenido para nada en el proceso judicial ya que prefería llegar a un acuerdo amistoso. Este complicado contencioso está pendiente de resolver por los tribunales de justicia y el Ayuntamiento de Pamplona que todavia no ha resuelto si autorizará o no el traslado de la licencia a los actuales titulares de la actividad y por lo tanto no sabemos todavía si el Roch seguirá cumpliendo más años en esa nueva localización o habrá cerrado definitivamente, de ahí el interrogante junto a la fecha. En cualquier caso, vayan estas líneas como homenaje a uno de los establecimientos hosteleros más emblemáticos de nuestra ciudad.

El Café Roch ha sido siempre uno de los establecimientos más emblemáticos de la Vieja Iruña, un café con la apariencia y ambiente de esos cafés decimonónicos,  lugar de reuniones y de tertulias, vinculado en los últimos cuarenta años a la gente bohemia, estudiantes y artistas. El Café fue inaugurado el 11 de junio de 1898 por Eugenio Roch Duquet, un catalán de Tortosa, que al parecer había sido cornetín en la tercera guerra carlista  y que había recalado por estos lares. En Navarra contrajo matrimonio con Josefa, del caserío Ubiría de Lesaka. Con Josefa tuvo siete hijos, con tres de los cuales emigraría a México en el año 1929. Al frente del negocio se quedaron el resto de sus hijos:  Pascuala, Dominica, Pablo y Gabino. La fachada del edificio, en su actual apariencia, es anterior a la inauguración del local.  Data de 1891, cuando Román Arcaya, en nombre y representación de la propietaria del nº 6 de la calle Comedias, modificaba los vanos de la fachada de la planta baja. El local contiene  ciertos elementos  de clara inspiración  «art deco» especialmente en  algunos detalles de su interior,  hoy desaparecidos como consecuencia del aludido contencioso entre la propiedad del local y los inquilinos que se llevaron gran parte del mobiliario al nuevo local. Especialmente reseñable en este sentido es el cuadro vidriera de Javier del Rio encargado por los nuevos propietarios en 1985 y que luce en el local desde 1987, ampliamente fotografiado por clientes y visitantes. El mismo Javier del Rio definió el cuadro de las tres Gracias como «composición de figuras vestidas de época con la fachada como fondo».

Inicialmente era solamente un Café, donde se servía café y ron y en el que no se daban comidas ni platos sueltos.  A él acudían artesanos y pequeños propietarios de la zona. Eugenio antes de abrir el Café Roch había adquirido experiencia trabajando en el Hotel La Perla, de la plaza del Castillo, y en el antiguo Café Noáin, que estaba situado en el nº 14 del entonces Paseo de Valencia. A principios de 1922, Eugenio se hizo con la propiedad de todo el edificio. Hasta mediados de los años 50,  en que quedó reducido a su forma actual,  el Café contaba con un sótano donde estaba la bodega, la planta baja y dos pisos superiores que albergaban la cocina, un salón de juego y una sala de reuniones para mujeres. En esta época se puso una cafetera y se levantó la barra americana.

En 1960 fallecía  uno de los hermanos, Gabino Roch. En 1964, Pablo había estado a punto de cerrar el local pues  el negocio era mínimo. A mediados de los 70  introdujo los conocidos fritos de pimiento, jamón y anchoa, el de roquefort lo incorporaría Víctor Armiño a partir de mayo de 1990 y en los años posteriores fue añadiendo muchos más pinchos que actualmente sirven los trabajadores de Roch en el bar Noé, en la misma calle Comedias. Y es que en 1984, en el transcurso de seis meses,  morían el resto de hermanos Roch que se habían quedado en España, Pascuala, Pablo y Dominica. A la muerte de estos, vendieron el negocio con su mobiliario, enseres y nombre  comercial a unos clientes,  Víctor, Daniel y Mari Carmen, de los cuales sólo quedó al poco tiempo, desde 1990,  uno de ellos,  Víctor Armiño, y en el mismo acto les alquilaron el local, concretamente  la viuda de Gabino y el hijo de Pascuala, Eduardo Valle. Los nuevos  propietarios se hicieron cargo del local realizando algunas pequeñas mejoras pero respetando el estilo del local que le había caracterizado  desde su inicio. Fueron ellos los que le dieron, especialmente Víctor,  la merecida fama y ambiente que atesora, con sus cuadros, carteles y figuras retro.  El local contaba con mobiliario procedente del desaparecido Café Lardeli, situado en el edificio del Crédito Navarro.  Entre el mobiliario destacaban las mesas de mármol, con sus patas de hierro colado,  algunos estantes, la barra de mármol rosa del Baztán o su estufa de carbón y leña que compraron los nuevos propietarios en la Ferretería Irigaray en 1985.

Actualización 20-08-2023: A la espera de un recurso en el Contencioso Administrativo, los hermanos Iñaki y Eduardo Valle Andrés, propietarios del local reabrieron el Café  en los sanfermines de este año

Fotos por orden de aparición: Nº 1: Café Roch. Foto José Galle Gallego. Años 50. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 2: Café Roch. 1944. Archivo Victor Lúcia.   Foto Nº 4. Interior de Café Roch a finales de los años 90 del pasado siglo.  Catálogo Municipal 2002  Foto nº 5:  Calendario de mano Café Roch 2000.  Interior del Café Roch. Blas Campos. Nº 7: Café Roch. octubre 2016. Javier Muru.

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