Comercios centenarios: la Ferretería Sanz cumple 100 años
Hoy he estado con Javier Sanz en su tienda de la calle Mayor de Pamplona. Me recuerda, con la cordialidad que le caracteriza, que este año la tienda cumple 100 años. Y en tiempos como los actuales, en los que desgraciadamente están desapareciendo de nuestras calles tantos establecimientos centenarios, es una alegría comprobar como algunos comercios, como el de Javier, resiste los embates y el devenir del tiempo y sigue prestando un inmejorable servicio a los habitantes de esta ciudad. Entrar en su diminuta tienda es adentrarse en un lugar donde por difícil y raro que parezca vas a poder encontrar ese cachivache o ese accesorio de cocina tan especial que andabas buscando. Además sigue prestando el servicio de copia de llaves como lo viene haciendo desde muchas décadas atrás. Fue uno de los primeros y, probablemente, de los que más trabajó esta especialidad de la cerrajería en Pamplona.
La Ferretería Sanz está situada en el nº 35 de la calle Mayor, justo debajo de la actual sede de la Asociación de Comerciantes del Casco Antiguo. Fue inaugurada por Enrique Sanz Cuellar en el año 1922 como ferretería y cerrajería, si bien su origen o antecedente se encuentra en una cerrajería abierta por él mismo en el año 1902 en la plaza de San Francisco, concretamente en el nº 18 de la calle Tecenderías, actual Ansoleaga, donde posteriormente estuvo Cartonajes Gurrea. Contaba, en la cerrajería, con un operario y, entre la maquinaria existente en el taller, se indicaba en los registros del Catastro Municipal la existencia de dos taladros. Antes de trasladarse al nº 41, -hoy 35 de la calle Mayor,- estuvo radicado, durante un breve período de tiempo, en el nº 45 de la citada calle.
A los pocos años de trasladarse al nº 41 de la calle Mayor, compró a doña Crescencia Perurena, además del local, el primer piso donde pasó a tener su vivienda, estableciendo la cerrajería, -con el taller y la fragua-, en la parte más interior de la finca y la ferretería en la parte más exterior del local. Posteriormente, en 1932, arrendará parte de ese primer piso a la primera radio que hubo en Navarra, la primitiva Radio Navarra, luego Radio Requeté, de la que he hablado en diferentes entradas del blog, que permanecería en el lugar hasta 1940, año en que se trasladaron al nº 4 de la entonces avenida de Franco, hoy de la Baja Navarra.
En 1932, Enrique Sanz contribuía a los impuestos municipales por varios conceptos: por el comercio de ferretería, por la industria de cerrajero, y por la existencia de una maquinaría (los dos taladros para metales antes citados), además de por la propiedad urbana (de la vivienda y el local). Contaba entonces en el negocio con tres operarios. Enrique Sanz tuvo abierta la cerrajería hasta comienzos de los años 40, fecha en que le diagnosticaron una enfermedad pulmonar y, por razones obvias, ya no pudo seguir con esta actividad. Traspasó la cerrajería a Bautista Pérez que, posteriormente, se trasladó a la Rochapea, dejando el local interior vacio. Años más tarde, en 1953, la familia Sanz alquiló, durante algunos años, este local interior a la sociedad gastronómica Napardi que se acababa de fundar, aunque más tarde, en 1962, se lo acabaron vendiendo por 200.000 pesetas. El piso de arriba, que había pasado a manos de la familia de su esposa, fue vendido a la Sociedad Recreativa Anaitasuna también en esas mismas fechas.
En 1950, con 14 años, Javier Sanz Lacambra, hijo de Enrique, había empezado a trabajar en el negocio familiar. Su padre fallecería unos pocos años más tarde, en 1956, cuando Javier contaba, apenas, con 20 años. A su padre le había afectado profundamente la dolorosa enfermedad y el posterior fallecimiento de su esposa, acaecido ocho años atrás (en 1948), y le había afectado mucho tanto en lo personal como en el devenir del negocio. Javier Sanz se enfrentaba, con su juventud, al reto de relanzar la actividad de la tienda. Afortunadamente su padre le había enseñado, también y para salir adelante, el oficio de cerrajero. Y fue precisamente con la cerrajería con lo que logró despegar. Javier Sanz tiene a gala haber sido la persona que más llaves ha hecho en Pamplona a lo largo de la historia. Recuerda que en los sanfermines de antaño se cerraban todos los portales. Hubo días en los que llegó a hacer hasta 500 llaves. Recuerda los tiempos en los que se anunciaba en los cines, en aquellos comerciales previos a las películas. La primera máquina de copiar llaves, que era manual, la trajo él a Pamplona, era una «Lince» de La Industrial Ferretera de Elorrio, a la que le incorporó un motor de lavadora y una correa de transmisión. Las primeras llaves se hacían con lima, se ponía una llave delante y la que se iba perfilando detrás.
El negocio fue evolucionando a lo largo del tiempo. En los años 40 y 50 se trabajaba más la ferretería industrial: clavos, herramientas agrícolas como hoces, guadañas, etc. Venía mucha gente de los pueblos. Con los años se fueron instalando establecimientos especializados que se dedicaban a este tipo de productos y Sanz comenzó a orientarse más hacia la ferretería doméstica: cazuelas, tijeras, cuchillos, navajas, menaje, etc. Hubo unos años, entre 1948 y 1953, que se dedicaron también a la vasijería: platos, vasos, copas y juegos de café, etc., pero dejaron este segmento de actividad algún tiempo después. En 1970 reformó la tienda, cambiando tanto el escaparate como el interior, salvo el mostrador que tiene más de 100 años. Durante la reforma estuvo seis meses ubicado en el local de la antigua tintorería Paris o Coyne, en la misma calle Mayor. En 1990 se incorporó al negocio su hijo mayor. Al poco tiempo abrieron una segunda ferretería en el nº 33 de la calle Sangüesa que se mantuvo durante una década. En el año 2015 sus dos hijos, (la tercera generación), se incorporaban a tiempo parcial a la tienda, completando la «jubilación activa» de su padre que, en la actualidad, con 86 años y un magnífico estado de salud, sigue visitando, cada día, la ferretería.
Fotos por orden de aparición: Nº 1: Enrique Sanz Cuellar con su hijo, Javier Sanz Lacambra, a la puerta del establecimiento. Javier contaba entonces con 12 años. Corría el año 1948. Foto cedida por la familia Sanz. Nº 2: Grupo de Danzaris, el día del Corpus a su paso por la calle Mayor. 9-6-1955. Nº 3: La calle Mayor, desde su cruce con Eslava. 1963. Autor desconocido. Colección Arazuri. Archivo Municipal de Pamplona, Nº 4: Fachadas de los números 33 y 35 de la calle Mayor. 1979. Foto Galle. Archivo Municipal de Pamplona, Nº 5: Publicidad de Ferretería Sanz
Carlos, a mí me tocó trabajar enfrente en una sucursalilla de Bodegas Ibáñez, Mayor 18. Los conocí aunque la memoria va disminuyendo. Recuerdo a los Apesteguias, casa Sancena, Pastelería Nagore, El Centro Mariano, Casa Azagra, Ulpiano Aldaz, Nikolás Ardanaz, Los Amigos del Arte, Casa Ataun. Bien, aparte, suelo estar al «acecho» de las publicaciones en facebook…y, al fin, se publica una de nuestra bodega. No lleva el letrero pero está clara y nítida. Te la enviaré para tus archivos. Yo la he aumentado y se ven unas botellas en una pared. Había una entrada espaciosa y dos vitrinas acopladas en la pared. Saludos y AURRERA!