Pamplona año a año: 1880

En enero de 1880, Navarra contaba con 304.374 habitantes y su capital con 28.463. Son datos oficiales que no coinciden con los de otras publicaciones como el anuario  de Bailly-Bailliere pero serán los que tomemos como referencia. Al finalizar este año la provincia de Navarra incrementó su habitantes en 1.305 y su capital en tan solo diecisiete personas. Este año urgidos por la necesidad de expandir la ciudad sino extramuros, al menos intramuros, se llegó a plantear incluso el derribo de la Ciudadela. Hubo una sesión municipal el 17  de julio en que se debatió este asunto; incluso se creó una comisión para gestionar el derribo de las murallas de la Ciudadela. Se hicieron sondeos en ámbitos militares, previos a una posible cesión de dichos terrenos al Ayuntamiento. Obviamente no se derribaron aunque siete años más tarde s el concejal Serafín Mata presentó en el Ayuntamiento un proyecto para ensanchar la ciudad a costa del recinto amurallado interior de la Ciudadela. Un proyecto que salió adelante, de forma que en 1891 se derribaban los baluartes de la Victoria y San Antón y se construía el Primer Ensanche de Pamplona.

La Orquesta Santa Cecilia de la que hablé en la entrada anterior ensayaba inicialmente en la escuela de música y de párvulos y luego en un salón de la plaza de toros vieja. Los conciertos, por supuesto, en el Principal. Los conciertos de la Orquesta en sanfermines resultaron este año también todo un éxito con la participación desinteresada de Sarasate y la colaboración del tenor Enrico Tamberlick que había visitado la ciudad el año anterior dentro de una compañía de opera italiana. Este año dos temas provocaron encendidos debates en el seno de la corporación, uno fue el expediente abierto contra la comunidad de los Capuchinos Extramuros al no haber pasado una importante cantidad de vino para el Convento por la Alhóndiga, como era preceptivo. Se barajaron diferentes medidas: posible incautación del vino, imposición de una considerable multa, etc. Al final tuvieron que pagar por el vino que presuntamente según el municipio habían introducido «de contrabando» en el convento; el otro tema, que ya mencioné en al entrada anterior, fue la oposición municipal a que la Hermanitas de los Pobres pudiesen pedir bien por las calles o por los domicilios. Ellas se amparaban en que podían hacerlo gracias a una Real Orden. Tenían  el apoyo, además, del Gobernador Civil. Al final el Ayuntamiento dejó correr el asunto.

Seguramente como consecuencia de lo acaecido en la última corrida de feria del año anterior que tuvo que suspenderse por falta de trapío de las reses se aceleró la aprobación de un nuevo reglamento taurino basado en  el establecido para la plaza de toros de Madrid.  La aprobación de este reglamento provocó roces y tensiones entre la Corporación y el Gobernador Civil con un recurso de alzada del municipio ante el Ministro de la Gobernación. El Gobernador no asistió este año a Vísperas, alegando motivos de salud aunque la mayoría lo achacó al enrarecido clima existente entre estas dos autoridades. En cuanto a las fiestas no hubo novedades dignas de mención. En otro orden de cosas, el rey y su esposa María Cristina tendrían, este año, una heredera a la corona, Mª de las Mercedes, que por la prevalencia del hombre sobre la mujer en cuestiones dinásticas pasaría sus derechos de sucesión, en 1886, a su hermano Alfonso, futuro rey Alfonso XIII. A finales del año el Ayuntamiento recuperaba la explotación de la plaza en vez de sacar su arrendamiento y explotación a licitación.

El Ayuntamiento consciente de las necesidades de un buen número de sus vecinos comenzó a establecer una «cocina económica» de la que ya he hablado al revisar 1885. La Casa de Misericordia alojaba  este año a 290 personas y atendía a 140 familias necesitadas. En cuanto a los carnavales a los que me he referido en alguna otra entrada de esta serie sobre Pamplona año a año (Siglo XIX), cabe señalar que el Ayuntamiento «permitía durante tres días el uso de mascaras dentro de la ciudad pero solo hasta el anochecer, prohibiéndose su uso en iglesias, tabernas, aguardenterías, billares  y establecimientos similares. También se prohibía el uso de disfraces que recordase hábitos religiosos o de órdenes, uniformes militares o de otro tipo de cargos y especialmente los que supusiesen indecencia o provocase escándalos. Se sancionaban, además,  los insultos, palabras soeces y ofensivas y nadie se encontraba autorizado para quitar la careta a otro.

Era frecuente la petición de los vecinos al Ayuntamiento de «concesión de agua». Con la modernidad se iría imponiendo el que los hogares contasen con grifos de agua individuales, pero mientras tanto el Ayuntamiento determinó,  como un asunto prioritario el buen funcionamiento de las fuentes públicas. También le preocupaba  la limpieza del alcantarillado por una elemental cuestión de higiene pública. Como ya he señalado en alguna entrada anterior en el Ayuntamiento se planteaban desde hace años varios proyectos para reubicar la cárcel y audiencia y también el  mercado público (recién finalizado y que no prosperaría). Para los otros aun tendríamos que esperar unos cuantos años. El 22 de julio de este año se descubría, al cimentar la casa nº 15 de Curia un nuevo trozo de mosaico romano, que según el periódico «El Arga» podía formar parte del existente en la Casa Consistorial. Este año las cuentas municipales arrojaron un saldo positivo de 36.670,63 pesetas fruto del 1.870.765,44 pesetas de ingresos y 1.834.094,81 de gastos.

Fotos por orden de aparición: Nº 1: Vista de la ciudad desde la Rochapea. Se puede observar en primer plano el convento de Carmen Calzado. Roldán y Mena. 1880. Colección Arazuri. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 2: Vista de la iglesia de San Nicolás desde el Paseo de Valencia. Ca. 1880. Emilio Pliego. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 3:El rio Arga a la altura del Molino de Caparroso. Ca. 1880. Autor desconocido. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 4: Plaza de Recoletas. Ca. 1880. Julio Altadill. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 5: Juego público de pelota. Emilio Pliego. Ca. 1880. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 6: Calle Navas de Tolosa, 13. Ca. 1880. Julio Altadill. Archivo Municipal de Pamplona

 

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