Pamplona año a año: 1881. Elecciones: Gana La Unión Pamplonesa
A finales de 1881 la población de Pamplona ascendía a 28.774 personas. De los 961 nacimientos de este año, 212 eran nacimientos de madres solteras, nada menos que un 28,30% del total, un porcentaje elevadísimo para aquella época. Hemos hablado de las corporaciones y de sus miembros de estos años. Aunque los concejales lógicamente tenían sus diferentes querencias políticas y a menudo se enfrascaban en larguísimas disquisiciones y debates de lo que no cabe duda es que a todos les animaba un incondicional espíritu de servicio a la ciudadanía y que tenían un cuidado exquisito en evitar corrupciones y tráfico de influencias. También las corporaciones de aquellos años procuraban cerrar los ejercicios fiscales sin pérdidas. Este año al alcalde Esteban Galdiano que lo venía siendo desde el 1 de marzo de 1877 cesaba en su cargo aunque continuó como concejal raso hasta 1883. Temporalmente, desde el mes de abril le sustituyó Joaquín Jarauta hasta la toma de posesión del nuevo alcalde José Javier Colmenares el 1 de julio de 1881.
En las elecciones municipales del 1, 2, 3 y 4 de mayo de 1881 donde se renovaba, como era habitual, la mitad de los ediles, votaron 1.700 electores sobre un censo de 3.384 posibles. Entre los nuevos concejales estaban José Javier Colmenares, Justo Cayuela, Arturo Campión, Manuel Esparza, Fermín Roncal, José Aramburu, Doroteo Etulain, José Ascunce, Elías Mutiloa, José Ignacio Michelena, Andrés Rodríguez y Eusebio Sanz. Seguían de concejales nombres como los de Pedro José Arraiza, Juan Iturralde y Suit, Francisco Húder, Juan Cruz Isturiz, Silvestre Goicoechea, Eustaquio Olaso, Agustín Blasco, Baldomero Navascués, Víctor Bengoechea, Francisco de Paula, Esteban Galdiano o Francisco Seminario. De estas elecciones y otros muchos aspectos de la vida pamplonesa daban cumplida cuenta los periódicos de la época: a saber El Eco de Navarra, El Arga o El Navarro, de los cuales estos dos últimos solían estar casi siempre a la greña. De los doce concejales elegidos este año ocho pertenecían a la Unión Pamplonesa, una amalgama de los llamados «fueristas» y los carlistas frente a tres liberales y un demócrata. Hubo algunas impugnaciones a algunos de los elegidos, Campión, Aramburu, Etulain, Rodríguez por considerar que los citados carecían de la «indispensable condición de ser vecino cabeza de familia con casa abierta» pero fueron rechazadas y a Cayuela por supuesta incompatibilidad de su cargo de concejal con su ocupación de escribano de actuaciones y secretario del juzgado de primera instancia del partido judicial de Pamplona. El 7 Febrero de 1881 nacía el periódico «El Navarro» de carácter liberal con el subtítulo de «Diario de intereses generales». No salía los festivos.
En Sanfermines se adornó la plaza de la Constitución con luces de gas así como su fuente monumental. La música acompañó los principales actos: las Vísperas, la Procesión, el Paseo de la Estafeta al mediodía, las noches (de 9 a 11) de la plaza de la Constitución. Gaiteros y chunchuneros, bandas de música militares y dulzainas participaron en la fiesta y acompañaban a los gigantes y cabezudos. El importe de los alquileres de las tiendas que se instalaban en el Paseo de Valencia iban a la casa de Misericordia. Este año no se celebró la feria de animales y productos agrícolas pero sí una exposición de perros de caza. Los conciertos de la Sociedad Santa Cecilia con la consabida participación de Sarasate y este año la de otros músicos como Emilio Arrieta y Joaquín Maya, concitaron el apoyo y la criticas entusiastas de la prensa local. En los encierros de este año no se citan incidentes destacables, corría muy poca gente, y tras la carrera se soltaban novillos para diversión de los aficionados. Los fuegos artificiales corrieron a cargo de la Vda. de Berástegui e Hijo. Las corridas de toros las organizó este año directamente el Ayuntamiento. Entre los diestros contratados estuvo Lagartijo y Cara Ancha. Eran habituales entre las ganaderías los toros de Zalduendo, Lizaso o Carriquiri. En el Teatro Principal actuó del 23 de junio al 17 de julio la Compañía de Bufos Arderius con la puesta en escena de dieciocho obras a lo largo del período. En el Teatro Circo Labarta se celebraron espectáculos de acróbatas, gimnastas y equilibristas. Hubo circo y otros espectáculos en el recinto ferial así como en la plaza de toros y partidos de pelota en El Juego de pelota de la Taconera.
El Ayuntamiento, finalizado el plazo de concesión a Esteban San Roman, sacó un nuevo pliego de concesión que recayó en Ildefonso Zubiri. Sin embargo no sacó a concurso la explotación de la plaza de toros. Se hicieron obras en las calles Santo Domingo, Cuesta del Palacio y último tramo de la calle San Miguel, en la zona más cercana al Paseo de Valencia. En la sesión municipal del 18 de febrero se planteó la necesidad de mejorar la plaza de la Constitución, arreglando el suelo y reponiendo arbolado. Posteriormente el Ayuntamiento instó a que cuando se edificaran casas en la citada plaza se exigiera la creación de soportales. Se barajó la posibilidad de construir escuelas en el barrio de la Rochapea. Se inició un debate para aumentar el aporte de agua a Pamplona, pero la propuesta realizada por el banco Crédito Navarro no fue aceptada. Una Real Orden decretaba la anulación del arancel municipal, los derechos de puertas, lo que ocasionó una profunda preocupación en el Consistorio. Estos ingresos eran muy importantes para la hacienda municipal. En otro orden de cosas se creó el Comité Republicano de Pamplona al que se adhirieron buena parte de los militantes del partido demócrata progresista. El 28 de julio se cedía la plaza para una función de dudoso gusto con animales. Hablaba la prensa de «una hiena ciega atada en una estaca con cadena y collar contra perros de presa, además de números con perros, monos, cabras», etc.
Resulta digna de recogerse en este resumen anual de lo acontecido en Pamplona en el último tercio del siglo XIX una cuestión menor pero que nos da una pincelada costumbrista de las calles de Pamplona de aquellos años: Este año se presentaba en el Ayuntamiento una instancia suscrita por obreros de diferentes oficios solicitando se recuperase el canto de los serenos, recordando las horas, «la una y sereno». Se acordó por mayoría restablecer esta práctica así como que los serenos llevasen la luz del farol al descubierto. El 1 de septiembre se aprobaba la construcción de un camino que uniría el barrio de Capuchinos y la estación del Norte. En octubre se plantearon obras de mejora en el Cementerio de Pamplona. El Gobierno del Estado desestimaba la petición del Ayuntamiento reseñada en un entrada anterior sobre la posible cesión de la Ciudadela. En diciembre se proyectaron obras de urbanización en la zona del Vinculo y la Casa de Baños. La nueva calle que se abriría hasta el abrevadero del cuartel de Caballería se llamaría «Prolongación de la calle san Miguel». Con el tiempo, en 1890, pasó a llamarse calle de Sarasate, hoy Vínculo, al igual que la calle situada al otro lado de la Casa de Baños se llamaría calle de Gayarre, hoy Alhóndiga. La antigua plaza del abrevadero del Cuartel de Caballería se llamaría mas adelante 22 de Agosto y luego plaza de la Argentina, hoy del Vínculo. Las finanzas municipales llegaron al final del año con un superávit de 11.654,41 pesetas fruto de 1.636.269,74 pesetas de ingresos y 1.624.615, 33 pesetas de gastos.
Fotos por orden de aparición: Nº 1: Cartel de las fiestas de San Fermín de 1881. Nº 2: Reproducción fotográfica de un retrato de Joaquín Jarauta y Arizaleta. Alcalde de Pamplona. Baltasar Soteras. 1984. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 3: José Javier Colmenares, Alcalde de Pamplona. Retrato sedente de José Javier Colmenares y Vidarte. Emilio Pliego. 1882. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 4: Emilio Arrieta, Caricaturizado por Cilla en la publicación «Madrid Cómico». 1880. Nº 5: Joaquín Maya. Nº 6: A la izquierda de la imagen el barracón del Teatro Circo Labarta, Colección Arazuri. Desconocido. Archivo Municipal de Pamplona. Nº 7: Sereno con su típica indumentaria y su característico farol.