Comercios centenarios: Bolsos Cebrián
Décima entrega del serial de artículos sobre la historia de los comercios del Casco Antiguo incluidos dentro del ciclo “Comercios del Casco Antiguo, Comercios que dejan huella”. En esta ocasión descubriremos la larga historia de un negocio centenario que ha permanecido siempre dentro de la misma familia, los Cebrián. Si bien la tienda de bolsos y artículos de viaje conocida como Cebrián y ubicada en los números 9 y 11 de calle San Lorenzo surge hace más de 50 años, allá por el año 1970, de la mano del matrimonio formado por Jesús Cebrián Maestro y Mª Teresa Leyún Izco su origen es mucho más antiguo. La tienda es la culminación de una larga e interesante historia que comienza a primeros del siglo XX cuando el bisabuelo de los actuales regidores, (Jesús Maria Cebrián Leyún y su hermana Uxua), Demetrio Cebrián, abre una posada y una guarnicionería en la cuesta de Santo Domingo, donde hoy se encuentra el asador Zaldiko.
Buceando en las hojas catastrales del Archivo Municipal encontramos que en 1904, Demetrio Cebrián, aparecía en dichas hojas por varios conceptos: además de por la posada, por el «pupilaje de caballerías», -o sea contaba con un espacio para la guarda de animales como burros, mulos, etc.-, también por la industria de bastero y por la venta de carbón y leña. En 1909 Demetrio traslada el negocio a la calle San Lorenzo donde compra los edificios 9 y 11. En 1912 aparece encuadrado en las hojas catastrales en conceptos como los de venta de vinos al por menor y en la de un figón para el servicio de comidas, aunque se mantenía la industria de bastero, osea la elaboración y venta de albardas o guarniciones para las caballerías. En 1915, debió ser también titular o cotitular de una taberna fuera del Casco, pero su aventura empresarial duró apenas medio año. En una parte del local, la más cercana a la calle Mayor, instaló un figón para su mujer María y sus hijas mientras que en la otra parte ubicó la guarnicionería que llevaría él junto a sus hijos.
A partir de 1918 complementó el figón con una casa de huéspedes o posada (en la primera planta) que mantuvo, al menos, hasta los años 40, compatibilizando dicha actividad hasta 1926 con la venta de vinos que ejercía extramuros y la industria de bastero, trabajo que será el único que se vaya manteniendo durante todo el tiempo. En aquellos años se dedicaban a realizar, como he dicho, todo tipo de guarniciones, collarines, albardas y bastes para las caballerías y la ganadería. Como era habitual en aquellos años, al abuelo Demetrio le ayudaba en el negocio uno de sus hijos, Pedro. Mientras tanto el pequeño de los hermanos, José, abuelo de los actuales regidores tuvo que “buscarse la vida” y marcharse a Barasoain donde montó igualmente un negocio de guarnicionería y donde fabricaba, además, abarcas y vendía alpargatas, zapatillas y ropa para el campo.
En los años 40, apenas terminada la guerra, aun funcionaba la fonda, frecuentada a menudo por soldados que hacían el servicio militar, -no olvidemos que hasta los años 70, los cuarteles militares estaban en el centro de la ciudad-, que pagaban 1,50 pesetas por el condumio formado por patatas con pan y algo más si incorporaba filetes o huevos fritos. En aquellos años daban dos turnos de comidas. En 1945 se suprimió el servicio de hospedaje. En esos años el padre de los actuales regidores, Jesús Cebrián, vino a estudiar a Pamplona y solía ayudar a su tío Pedro en la guarnicionería. En los años 40, 50 y 60 parece ser que uno de los principales clientes de Cebrián era la mayor empresa constructora de maquinaria agrícola de Pamplona, Múgica y Arellano, que tenía sus oficinas en la calle Ciudadela y la fábrica en la Rochapea, cerca de la Estación del Norte. Les hacían más de 2.000 lonas al año para las trilladoras agrícolas, también hacían toldos para los camiones y otro tipo de accesorios tanto para la agricultura como la ganadería, etc. En el año 1946 al jubilarse las tías abuelas de los actuales regidores los Cebrián dejaron de regentar la fonda que traspasaron a la familia Urrutia.
En 1964, como los tíos no tuvieron descendencia, Jesús Cebrián vino a Pamplona y compró la guarnicionería del bisabuelo a su tía Beatriz. Hasta 1965 el local era solo taller de guarnicionería. Posteriormente, como muchos guarnicioneros que fabricaban o trabajaban el cuero, y que, en tiempos, hacían y vendían guarniciones para las caballerías, ante los cambios en la agricultura y la ganadería y el no uso de los caballos en las actividades ordinarias humanas bien del transporte como de la agricultura acabó vendiendo también objetos de cuero como maletas, bolsos, guantes, correas, estuchería, marroquinería. Así nació la tienda en 1970, y desde los años 80 también empezaron a vender paraguas y otros artículos de viaje como las maletas. En 1982 hicieron la gran reforma que le dio al establecimiento la apariencia actual. Desde 1996 se hizo cargo del negocio la cuarta generación de los Cebrián, en las personas de Jesús Mari y Uxua.